El Alfa romance Capítulo 29

Amaris se rio.

'Sin embargo, estoy orgullosa de lo que hiciste, Eva. ¿Sabes cuántas mujeres se habrían limitado a ceder, y habrían hecho lo que él les pedía? El hecho de que te enfrentaras a él dice mucho sobre ti'.

El rostro de Eva se iluminó.

'Gracias, Amaris. Eso significa mucho para mí' respondió muy contenta. Una expresión alarmada cruzó su rostro, como si de repente recordara algo.

'¡Ah! Casi lo olvido, vine para decirte que el Alfa Nocturne estará aquí en breve para buscarte'.

'¿Qué?!' Amaris exclamó en voz alta. '¡¿Por qué?! ¡Mi*rda!'

Eva miró a Amaris, confundida.

'Lo siento, Maena me pidió que lo llamara para que viniera a buscarte... ¿no debería haberlo hecho?'

Amaris estaba humeando de furia. No podía creer que Maena hiciera algo asi, y causara la impresión de que ella no podía encargarse de las cosas por sí misma. ¿Cómo iba a lograr que él la tomara en serio si cada vez que las cosas se ponían un poco difíciles tenía que correr a rescatarla?

Amaris suspiró hondo y echó la cabeza hacia atrás, frustrada, con los hombros caídos.

'¿Quieres que lo llame y le diga que no es necesario?' Preguntó Eva en voz baja.

'No, está bien, Eva. No te preocupes. Yo me encargaré' dijo con cansancio.

'De todos modos, tardará una media hora. Te traeré otro café mientras esperas' dijo Eva con decisión.

Amaris la vio irse, y luego se volvió para mirar furiosa por la ventana.

Este día no se estaba perfilando como el mejor. Incluso luego de su encontronazo con Fernando, todavía se esperaba que asistiera a la estúpida fiesta de compromiso.

'Esto va a ser genial' pensó resoplando, llena de sarcasmo. Se preguntó ociosamente qué tipo de bienvenida recibiría de parte de su madrastra y de la p*rra intrigante de su hermanastra, pero finalmente decidió que no valía la pena preocuparse por eso.

Pase lo que pase, solo tenía que asegurarse de permanecer tranquila y mantener a Maena bajo control. Sin embargo, la idea de Fernando con vendajes en su propia fiesta de compromiso hizo que una pequeña sonrisa de satisfacción apareciera en su rostro.

Mientras Eva le traía su café y charlaban sobre asuntos triviales de la empresa, el teléfono de Amaris sonó. Eva se disculpó y salió de la oficina, cerrando la puerta detrás de ella.

Una vez que estuvo sola, Amaris respondió la llamada.

'Hola, t*tas de azúcar, ¿cómo están las cosas?' La voz de Minerva sonaba animada y alegre.

'Dios, desearía que no me llamaras así, Minerva, es tan vulgar'. Amaris hizo una mueca, rodando los ojos.

El sonido de la risa de Minerva se escuchó claramente desde el teléfono.

'Lo siento, no puedo evitarlo. Sabes que me encanta molestarte. No puedo hablar mucho, en realidad solo llamé para decirte que esta noche tendré el dudoso placer de cubrir la fiesta de compromiso de tu hermanastra Jess, esa p*rra horrible. No quería que pensaras que había ido allí voluntariamente'.

'Bueno, es una larga historia, pero intentaré ser breve. Me preguntaba si habría alguna manera de falsificar una marca de apareamiento entre dos personas. Obviamente con el consentimiento de ambos. Pero mi pregunta concreta sería: ¿crees que es posible?'

Hubo un largo silencio al otro lado del teléfono. Amaris casi podía escuchar los engranajes girando en la cabeza de Minerva.

'Supongo que es posible. Tendría que hablar con mi padre al respecto, si consigo localizarlo. No creo que sea muy diferente de una unión estándar, o de un contrato de sangre... Pero espera... ¿Por qué preguntas esto?'

Amaris se rio.

'Es por eso que tenemos que reunirnos, para que podamos tener una buena charla al respecto. Averigua qué puedes hacer por mí, y si conoces a alguien que pueda hacerlo. Organizaremos un almuerzo o algo así. ¿Qué te parece?'

En ese momento, alguien golpeó la puerta de la oficina de Amaris.

'Di*blos, tengo compañía, Minerva. Supongo que te veré esta noche, entonces'.

'¡No te preocupes, t*tas dulces! ¡Te amo!' Dijo alegremente Minerva mientras cortaba la llamada.

Amaris se rio y sacudió la cabeza. Minerva nunca cambiaría, y se sentía inmensamente agradecida por eso.

'¡Está abierto!' Gritó al tiempo que colocaba su teléfono sobre el escritorio.

Tras unos segundos la puerta se abrió, y el Alfa Dave Nocturne entró en la habitación junto con Ben, su Beta, y 5 hombres corpulentos que los seguían.

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