El corazón de Amaris se hundió cuando se dio cuenta de que el Alfa Nocturne había atravesado todo el edificio de la empresa y había, de hecho, llegado hasta el área donde se encontraban sus oficinas.
El rumor de que él estaba aquí se extendería como un reguero de pólvora a través del edificio de la compañía.
Gimió en su interior al imaginar el tipo de interrogatorio que tendría que enfrentar por parte de su padre. Sabía que a su padre no le gustaba el Alfa Nocturne. Había escuchado demasiadas diatribas durante las cenas juntos como para pensar lo contrario.
Ahora, su padre querría saber exactamente por qué estaba en su edificio, y cuando descubriera que era por Amaris... Ella se estremeció al imaginar las consecuencias.
Al menos ya no tendría que preocuparse por encontrar un muro de silencio esperándola cuando llegara a casa, ni por los trucos furtivos de su madrastra y su hermanastra.
'¿Qué estás haciendo aquí, Dave?' Preguntó con un suspiro.
Él se apresuró hacia ella y, justo antes de agarrarla, se detuvo abruptamente. Ella podía sentir sus ojos recorriéndola, intentando evaluar si tenía alguna herida.
'¿Estás herida?' Preguntó finalmente.
Su lobo acechaba justo detrás de sus ojos, mirando amenazadoramente.
'De verdad, estoy bien. Lamento haberte molestado con todo esto, sé que debes estar ocupado. Fue Maena, ella puede ser un poco... obstinada a veces'.
Dave frunció el ceño.
'Esa no es la versión de los hechos que escuché...'
'¿No? Bueno... deberías aprender a tratarme como tu Luna, ¿no te parece? Manejé la situación. No fue nada'.
Sus ojos observaron los moretones alrededor del cuello de Amaris, y gruño.
'Eso no se ve como si fuera nada, o como si hubieras manejado la situación. ¿Quién te hizo eso?'
'De verdad, Dave, no es...'
'Te hice una pregunta, Luna. Si quieres que confíe en ti, debes ser honesta conmigo, como yo lo seré contigo' interrumpió él con ferocidad.
Amaris frunció el ceño, a la defensiva.
'No sé por qué estás tan alterado...'
'Responde a la pregunta, Amaris...' Gruñó él mientras se acercaba unos pasos, hasta que su rostro casi tocó el de ella.
Envolvió sus brazos alrededor de ella como si abrazara a su pareja, y murmuró en voz baja en su oído.
'Necesito que me lo digas, Amaris. Si no me obedeces... eso no quedará impune...'
Un escalofrío de anticipación recorrió el cuerpo de Amaris, y reprimió con esfuerzo un gemido mientras Maena ronroneaba feliz dentro de ella.
'Oh un castigo, suena como que podría ser divertido...'
'¡No estás ayudando, Maena!' Respondió Amaris, furiosa no solo porque Dave le estaba dando órdenes, sino porque estaba muy excitada al pensar en lo que podría implicar su castigo.
'Sé que no estoy ayudando... pero tampoco estoy tratando de hacerlo. Quiero que nos castigue... Quiero que él...' Maena sonrió antes de ser abruptamente interrumpida.
'Esto en mi opinión debería ser castigado con la muerte'.
'Dave, por favor...' Amaris susurró suavemente, al tiempo que las yemas de sus dedos trazaban las marcas en su cuello, y fruncía el ceño con preocupación.
'No hay ruego que sirva de nada, Amaris... A menos que me ruegues por algo s*xual'. Él sonrió.
Sus dedos recorrieron el cuello de ella, y luego sus pechos, mientras sostenía su mirada con firmeza. Las yemas de sus dedos continuaron hacia abajo, descendiendo a lo largo de su vientre, y luego dirigiéndose a sus muslos.
Dave se inclinó hacia adelante hasta que sus labios estuvieron a escasos centímetros de los de ella, y sonrió suavemente.
'Dime quién es el responsable de esto, Amaris...'
'Yo... no puedo...' Comenzó ella, pero un gemido interrumpió sus palabras cuando Dave deslizó su mano por debajo de su falda y trazó el contorno de sus pliegues con los dedos. Presionó con firmeza su sensible protuberancia y se rio entre dientes ante el gemido que escapó de sus labios.
'Solo dime su nombre, Amaris...' Intentó persuadirla.
'Yo... Oh, di*blos... Dave... no podemos... no aquí...'
'El no podemos no existe. Soy tu Alfa, y tú eres mi Luna. Eres mía para el s*xo, mía para el placer... y mía... para protegerte'. Él gruñó con voz ronca mientras movía sus bragas a un lado y pasaba los dedos por sus húmedos pliegues.
Amaris jadeó sorprendida cuando la cabeza de él descendió sobre su cuello y mordió suavemente su tierna piel.
'No tienes idea de lo mucho que quiero enterrarme dentro de ti en este momento, Amaris...'
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