Los ojos de Amaris ardían con una furia que desconocía y gruñó de forma amenazadora, con un tono que transmitía su intención mortal.
‘Esta vez me has presionado demasiado, Jess. Puedes quedarte con el b*stardo. Quédatelo, móntalo a tu antojo, dale tantos cachorros como puedas y vive feliz. Mientras lo haces… ¡Nunca! Pero nunca, vuelvas a acercarte a mi puerta ni a dirigirme la palabra, ¿Me entiendes?’
Jess asintió furiosa, adquiriendo un espantoso tono púrpura mientras arañaba desesperadamente el brazo de Amaris.
‘Si alguna vez me entero de que mi padre ha sido maltratado o tiene una muerte prematura, que sepas que volveré aquí con una furia que nunca has visto antes y te aniquilaré a ti y a tu madre, ¿Me he explicado bien?’ Rugió Amaris.
Jess volvió a asentir irritada, con los ojos en blanco, mientras sus intentos de apartar el brazo de Amaris se debilitaban.
Con un bufido, Amaris, la soltó bruscamente y, con una última mirada de desprecio, se encaminó hacia la puerta principal para irse.
‘¡¿Qué significa esto?!’ grito furioso su padre, desde detrás de ella se oían los gritos aterrorizados de Amanda, que se abalanza a sobre Jess que se había desplomado.
Amaris hizo una pausa y se giró lentamente para mirar a su padre.
‘’Me hago a un lado. No me casaré con Fernando hoy, ni nunca de hecho’ respondió con calma.
‘No puedes simplemente cancelar…'
’Jess está embarazada de Fernando’ replicó Amaris con frialdad, interrumpiendo a su padre.
Su padre palideció cuando el genuino grito de sorpresa de Amanda obligó a Amaris esbozar una sonrisa irónica.
Probablemente, era la primera vez que oía algo genuino salir de los labios de la mujer.
‘Así que, como ve, padre, me hago un lado y permito que Jess ocupe mi lugar en este matrimonio’
‘Pero… pero… La alianza…' Tartamudeó preocupado su padre.
‘No hay razón para que no se pueda cumplir con Jess ocupando mi lugar. Fernando no será rey, pero, teniendo en cuenta su naturaleza deshonesta y la de Jess en evidencia por sus acciones, y el trato que da a su compañera predestinada… dudo que el consejo apruebe su ascenso de todos modos’ Amaris sonrió con satisfacción mientras se daba la vuelta para marcharse.
‘¡Espera! Amaris… ¿A dónde vas?’ su padre llamó, con genuina preocupación en su voz.
Amaris sonrió amargamente mientras se giraba para mirarlo.
‘He hecho otros arreglos. No deberían afectarte demasiado, pero estaré fuera unos años. Puede que vuelva para recoger mis cosas, o puede que envíe a alguien en mi lugar. De cualquier manera, cuídate padre, te veré cuando vuelva… si vuelvo, espero que no sea por la noticia de tu asesinato, padre…'
Con eso, Amaris se volvió bruscamente al oír las protestas de su padre y las estridentes amonestaciones de Amanda a su hija, y se encaminó hacia su coche.
'Supongo que es un buen trabajo que el rival para la posición del rey se case con una de sus hijas entonces...' Dijo Maena con un toque sarcástico en sus palabras.
Amaris agarró el volante horrorizada.
'Si se entera' sonrió Maena.
Su padre odiaba al Alfa Nocturne con toda su alma. Tenía la fuerte sensación de que era porque le recordaba a su padre cuando era más joven.
Despiadado, intransigente y ambicioso, el Alfa Nocturne se había hecho rápidamente un nombre tanto en la política de la manada como en los círculos empresariales. Con su fuerte liderazgo y el aumento de poder y territorio de su manada, era una fuerza a tener en cuenta.
'No sé porque te molesta tanto la reacción de tu padre. Te abandono en favor de su nueva familia. Uno no se vuelve contra su propia sangre, eso es repugnante' gruño su loba.
Amaris se quedó callada un rato, contemplando las palabras de su loba. Sabía que tenía razón, pero aun así le dolía.
'Puede que me haya dado la espalda, pero nunca perderé la esperanza de que algún día, con suerte, vea la luz'
Maena resoplo.
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