El amor leal del mal CEO romance Capítulo 5

-Sí, señorita -asintió el Señor López con una leve sonrisa.

Como el Grupo Larramendi era famoso no solo en el país, sino también en el mundo entero, casi todas las personas lo conocían.

Asombrada y encantada a la vez, Mariana continuó haciendo preguntas:

—¿Puedo saber quién es el señor para el que trabaja?

—¡Es el sucesor del Grupo Larramendi! Debido a su identidad especial, no podemos revelarle su verdadero nombre por el momento. Después de que se casen, como es natural le dirá todo sobre él. Asimismo, usted podrá disfrutar de una vida lujosa en el futuro -le explicó el Señor López con una sonrisa en el rostro.

«¡Podrá disfrutar de una vida lujosa en el futuro!». Esa frase hizo que Mariana se llenara de alegría. ¡Qué tentadora era esa oferta! La noche anterior había soñado que se había casado con un hombre rico. No sabía que su sueño se haría realidad al día siguiente.

-¿Eso significa que me libraré de compartir lugares asquerosos como este con otra persona? ¿Eso significa que nunca más tendré que colarme en el metro? ¿Y eso significa que ya no tendré que trabajar para nadie? -Llena de esperanza, Mariana siguió haciendo preguntas mientras bailaba de alegría. Cegada por la tentación de la riqueza y la fama, se le escapó por completo el hecho de que Delia fuera la verdadera dueña del colgante de jade. Incluso ya se consideraba a sí misma como la dueña.

Al ver lo emocionada y entusiasmada que estaba Mariana, el Señor López asintió desconcertado con una sonrisa.

»¡Estupendo! ¡Por favor, lléveme allí de inmediato! Quiero ser la esposa de un hombre rico. —Mariana nunca pensó que su vida soñada llegaría tan pronto.

Mientras Mariana estallaba de alegría, Delia ya había empezado a trabajar en su computadora. Para ella, ser contratada como empleada fija después de su pasantía significaba que tendría un trabajo estable cuando se

graduara de la universidad.

A partir de ese momento, las vidas de las dos mujeres tomaron direcciones diferentes.

Mariana estaba entusiasmada pues era su primer viaje en un auto de lujo que valía millones. Al mismo tiempo, estaba deseosa por conocer al joven de la familia Larramendi. «¿Qué clase de hombre será?». Nerviosa y emocionada, Mariana parecía algo perdida mientras se sentaba en el asiento trasero del auto.

-Señorita, por favor, llene este formulario -El Señor López, que la acompañaba, sacó de su maletín un papel y un bolígrafo y se los entregó.

Ella los tomó y miró el formulario.

—¿Puedo saber por qué tengo que llenar este formulario? -preguntó la chica con una sonrisa.

La información requerida en el formulario podía parecer sencilla, pero ella tenía la sensación de que la estaban investigando. Tuvo que escribir información detallada sobre su nombre, fecha de nacimiento, ocupación, dirección, miembros de su familia y antecedentes.

-Para que nos resulte más fácil enviar los regalos de compromiso a sus padres -respondió el Señor López con una sonrisa.

Mientras miraba el formulario, Mariana no pudo evitar sentirse preocupada.

—En ese caso, ¿el joven sabe mi nombre? Además, ¿por qué quiere casarse conmigo de repente? —preguntó con timidez.

-Mmm... -El Señor López no pudo encontrar una respuesta para ella.

-Si el señor la quiere de verdad, aunque dé a luz a una niña, ¡ella también tendrá derecho a recibir el colgante de jade! -dijo el Señor López mientras sonreía.

En otras palabras, quien tuviera el colgante de jade sería el futuro sucesor del Grupo Larramendi. El Señor López no se lo dijo a Mariana porque supuso que ella ya estaría muy contenta de poder vivir una vida llena de lujos en el futuro.

-¡Señorita, por favor, llene primero el formulario para poder hacer los arreglos para la ceremonia de la boda! -le instó el Señor López.

Al volver en sí, ella le dirigió una sonrisa incómoda. Todavía emocionada, tomó el bolígrafo para llenar el formulario. A partir de ese momento, su vida comenzaría un capítulo completamente nuevo.

«Aaah, así que su nombre es Mariana. ¿Le habrán puesto así porque pensaron que sería buena y misericordiosa como la Virgen María? Sí, ¡ese nombre le sienta!».

Dentro de un vehículo todoterreno que se camuflaba como un montón de chatarra en un edificio abandonado y en ruinas, un hombre con la cara cubierta de pintura no pudo evitar sonreír al leer el mensaje que había recibido del Señor López.

-Señor, no puedo creer que todavía tenga ganas de sonreír aun cuando estamos a punto de enfrentarnos a Las Águilas. -Su compañero de equipo, Julio Hernández, que tenía la cara llena de ceniza, no pudo evitar preguntar al ver la sonrisa en su rostro.

«¿Podía el frío e intimidante Manuel Larramendi, cuyos enemigos corrían al mencionar su nombre, sonreír realmente?». Esto era algo nuevo para Julio. «¿Acaso habría salido el sol por el oeste ese día?».

La sonrisa en el rostro de Manuel se desvaneció de inmediato y permaneció en silencio. Julio lo vio teclear rápido una breve respuesta, pero no tenía ni idea de a quién iba dirigido el mensaje.

»Señor, su ubicación fue expuesta durante la operación encubierta de anoche y la gente de Las Águilas lo persiguió. Sin embargo, logró sobrevivir después de saltar desde la azotea del edificio. ¿Le salvó la vida alguna chica guapa anoche? -preguntó Julio con una sonrisa picara mientras blandía la pistola en sus manos.

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