El Hijo Del Millonario © romance Capítulo 16

Capítulo quince

Pov Irina

Contenido 18

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Cada roce de su piel con mi piel arde y quema, una de mis manos explora su ancha espalda mientras que la otra sube por su perfecto abdomen esculpido.

—No hagas eso si no sabes lo que puedes provocar —Amir se separa un poco de mí y vuelve a su trabajo.

Estimularme y besar mi cuello.

De mis labios salen pequeños suspiros y cierro mis ojos.

No puedo creer que alguien como él sea mi novio y mucho menos que me tome como suya.

Por mi cuerpo empieza a pasar una electricidad hasta mi intimidad y cierro las piernas de golpe —¡Oh Dios! —él sigue con su trabajo y doy un fuerte jadeo.

No puedo más.

—Amir — gimo y tapa mi boca con una de sus manos, siento como sus dedos viajan hasta mi entrada y muerdo mi labio inferior.

—Esto no te dolerá, pero prométeme que no harás ruido —asiento y muevo mis caderas dando su aprobación, sus dedos hacen contacto con mi húmeda intimidad y se resbalan rápidamente por ella —estás tan mojada, tan lista para mí que el solo pensarlo me excita —mueve sus dedos y siento como entran en mi interior haciendo estragos, agarro uno de sus brazos y muerdo mi labio, muevo mis caderas y cierro los ojos dejándome llevar, sus manos agarran la mía y me guía directo a su entrepierna —así es como me pones —susurra contra mis labios y cierro los ojos, mi mano aprieta lo duro que está y la deslizo dentro del pantalón sintiendo piel con piel.

No me culpen, es mi primera experiencia.

Abro mis ojos y veo como muerde sus labios con sensualidad, baja su mano hasta la mía dentro de su pantalón y la mueve de arriba a abajo, cierra sus ojos y su respiración se vuelve pesada, saca mi mano de él y se levanta, su mirada cae en mi cuerpo con esos ojos cargados de deseo.

No sé por qué el hecho de que me mire así y en la cama me gusta.

Toma mis piernas y me jala hacia el borde de la cama —¿Qué haces? —Amir me da una mirada lasciva y agarra el borde de mi ropa interior.

—Voy a quitar esto de aquí —tira de ella dejándome totalmente expuesta ante él —estás tan lista para mí que ya quiero follarte —pasa la lengua por su labio inferior, sus manos ágiles bajan su pantalón y el bóxer de un solo movimiento, mis ojos escanean su cuerpo y se detienen en su entrepierna.

Chupo mi labio inferior, este si es un papi en todos los sentidos.

¿Cómo fue que terminé aquí con él?

Se coloca de rodillas sobre mí y me levanta, tira de mi camisa y quita mi sujetador, tapo con mi brazo mis grandes pechos y volteo mi cara hacia un lado, Amir busca mis labios y quita mi brazo de encima poniéndolos sobre mi cabeza, se levanta y me ve totalmente expuesta ante él.

Lo observo de reojo —Ya... Ya deja de mirarme, mi cuerpo no es el...

—Mierda... Tengo que controlarme para no cogerte tan fuerte como pueda, si que eres sexy muñeca —susurra y lleva una de mis manos a su miembro —siente —la deja ahí y encuentra mis labios, sus manos van a mis pechos y jadeo ante la sensación que siento cuando juega con ellos.

Sus labios se desvían de mí boca a mi cuello, hace un camino de besos hasta mis senos y toma uno con su boca, —Ami... —su mano hace callar mis gemidos y sin más coloca uno de sus dedos en mi boca indicándome que lo chupe, mi cuerpo se retuerce y sus besos húmedos bajan hasta mi intimidad donde deja un beso sobre esta, sus ojos azules se topan con los míos y pasa su lengua de arriba a abajo, agarro fuerte la sobrecama y mi boca forma una perfecta o, estira mis piernas y vuelve a pasar su lengua chupando y lamiendo. Mete un dedo en mí y lo mueve dentro y fuera, muerdo mis labios y pongo mis manos en su cabeza.

A este punto no me importa ya dárselo todo.

Su lengua hace contacto con mi punto débil y lo muerde ligeramente, mi cuerpo se eleva y él deja un último beso en mi mojada intimidad, coloca sus piernas entre medio de las mías y mis manos capturan su miembro, subo y bajo lentamente al rededor y Amir gruñe, lo hago más rápido y juego pasándolo por mi coño de arriba a abajo.

Su mano agarra la mía y lo suelto —Si sigues así me voy a correr encima tuyo —pasa de un lado a otro la punta de su miembro por mi humedad —pero lo que realmente quiero es esto —se apega a mí y jadeo —porque desde que te vi he fantaseado con estas curvas y este coño y en lo húmedo que estaría para mí, y joder, tú no te comparas con la imaginación —se coloca en mi entrada —esto dolerá muy poco comparado con lo que te daré después —lleva sus manos a mi rostro y besa mi frente. Siento como cae lentamente sobre mí y doy un grito ahogado cuando siento deslizarse totalmente dentro, llevo mis manos a su espalda y clavo mis uñas sintiendo dolor en mi parte baja, lágrimas caen de mis ojos debido al ardor —Shhhh —besa mis ojos llorosos —todo estará bien, solo tranquilízate, irresistible —doy largas respiraciones y mis caderas solas empiezan a moverse.

¡Oh Dios!

Esto se siente tan bien ahora.

Amir se acomoda y comienza a moverse suavemente aumentando sus embestidas, cierro los ojos dejándome llevar del placer inmenso y muerdo mis labios aguantando mis gemidos, pero es imposible.

Sus manos agarran mi boca y sus besos suben de mi cuello a mi oído —No puedes decir ni una sola palabra o tus padres vendrán y esto no se pondrá bonito —susurra y me suelta, muerdo su labio inferior, se despega y baja su boca hasta mis pechos, pasa su lengua por una de ellas mientras que juega con la otra.

Las embestidas cada vez son más erráticas y profundas, toma mi cuerpo en peso y gira conmigo, mi vista ahora lo ve desde arriba y llevo mis manos a su abdomen, toma mi cintura y da un fuerte empujón mientras me baja ferozmente, el choque que produce cada vez que entra y sale solo logra excitarme más y caigo rendida en su pecho, toda mi energía se acumula en mi intimidad y hace que quiera mucho más de él —Amir, quiero...más.

—¿Quieres más qué, uh? —sus manos me azotan y siento como toda la sangre que tengo se va a donde se sitúan sus golpes —¿qué quieres del jefe? —se detiene.

—Quiero —bajo y subo, entro y salgo, salto sobre él tan rápido como puedo —quiero más —sonríe de lado y muerde sus labios.

Detiene mis saltos sobre él —¿Qué quieres? —me da una fuerte embestida y baja lentamente, siento como por mis piernas internas corren fluidos y caigo sobre su pecho.

—Amir —jadeo sobre su cuello —alíviame, por favor.

—¿Puedo hacer lo que sea para aliviarte? —asiento y él vuelve a dar embestidas erráticas, mi cuerpo empieza a volverse sensible ante su tacto y mis piernas tratan de cerrarse cuando siento todo de mí acumularse en mi entrepierna.

—Ahhhhh —de mi boca sale un gemido y la tapa con sus manos antes de que se vuelva más fuerte, el orgasmo arrasa mi cuerpo y él muerde mi cuello fuertemente con sus colmillos. Las sensaciones de placer me invaden y mis ojos tratan de buscar los suyos en un intento fallido, da una última estocada y llena mi interior completamente.

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Caigo rendida sobre él y mi respiración se vuelve anormal, inmediatamente todo a mi alrededor comienza a dar vueltas y entrecierro mis ojos.

—¿Irina? —veo a Amir jalarme de un lado a otro —¿bebé? —me suelta sobre la cama y examina mi cuerpo.

Todo empieza a tener puntitos y puedo ver como mi mundo comienza a ponerse negro. Cierro los ojos y me entra un dolor de cabeza inmenso, mi cuerpo tan caliente ahora se está volviendo frío y mis manos se tuercen. Mi vida comienza a pasar frente a mis ojos, todos y cada uno de los malos momentos junto con esas personas, mis buenos momentos de gloria y en cuanto mis padres me apoyan en lo que sea.

Por mis venas corre un líquido caliente, pasando de mi cuello hasta mis brazos. Mi corazón empieza a acelerarse y trato de concentrarme en lo que pasa a mi alrededor, pero es imposible, el líquido corre por mi espalda y pasa a mis piernas rápidamente, siento como mis pies se tuercen y quedo totalmente inmóvil.

Amir.

¿Qué me has hecho?

Mis músculos se contraen y el dolor tan agonizante me hace llorar. En mi cabeza vuelven todas las decisiones que he tomado, cada error y acierto hasta que se desvanecen y solo escucho una inmensa soledad mezclada con distintos tipos de voces.

—Ella estará bien, no te preocupes —¿Qué cuerpo de quién tiene que resistir? Trato de hablar, pero me es imposible —ya deja de derramar lágrimas que a las mujeres les gusta que los hombres sean fuertes.

—Es que no puedo evitarlo, el solo pensar que la pude matar y aún la puedo destruir está doliendo tanto —solloza.

—El doctor ya está llegando, le cuentas que fue lo que paso y si realmente tiene una oportunidad —suspira —a pesar de tener pocos años aún sigues siendo un niño.

Tocan la puerta —Buenas, soy el doctor Cooket y vengo a ver el problema —escucho la puerta cerrarse y todo quedar en silencio —Esto es más grave de lo que pensé, su cuerpo ahorita está resistiendo a nuestro tipo de veneno y eso puede que la debilite hasta que robe su energía totalmente, lo más aceptable es cortarla en lugares estratégicos para mantenerla con nosotros un poco más, pero eso también puede fallar.

Paso a ver mi cuerpo en un segundo plano y veo cada cosa que saca el doctor de su mochila de mano, bajo considerablemente al lado de Amir y me apego a él —Aquí estoy, mírame, aquí —toco mi cuerpo y grito cuando siento el primer pinchazo en mi mano —Duele, AMIR, DILE QUE NO HAGA ESO —trato de agarrar su mano y mi cuerpo traspasa el suyo, otro pinchazo ocurre en mi pie y vuelvo a gritar, mi cuerpo se arrastra al inmóvil en la cama y entra.

Miro todo blanco y doy un giro para encontrarme con un inmenso lobo de color marrón oscuro, trago grueso y doy un paso hacia él hasta quedar frente a frente, levanto mi mano y con sumo cuidado acaricio su frente, pega su cabeza con la mía y se desvanece hasta quedar una sola luz, da vuelta a mí y entra en mi espalda, ahogo otro grito y cierro mis ojos dejándome llevar por el silencio.

Respiro profundamente una y otra vez y aprieto mis manos a los costados. Me levanto de golpe y lo primero que veo es a un ojos azules escaneandome —¿Cómo se siente? —giro mi cabeza y veo a el doctor que me corto las manos, mi mirada va a mis heridas, pero no hay nada —¿Tiene algún síntoma? ¿Le duele algo?

Mi vista la capta el doctor y niego —No, no siento nada, pero cómo es que... —mi voz se apaga y veo al doctor recoger sus cosas.

—Creo que desde aquí le toca a usted, Alpha —el mastodonte asiente y lo conduce hasta la puerta de su habitación, toma su mano y se despide formalmente.

Cierra y gira hacia mí, camina con cierta cautela hasta el lado de la cama y se asienta —¿Cómo estás? —toma mi mano y deja un suave beso.

Junto mis cejas —¿Qué pasó? desde que me mordiste el cuello todo para mí se a vuelto un desastre muy extraño, salí de mi cuerpo —paro de hablar de golpe cuando siento una inmensa presión en mi pecho —¿Esto que es? Se siente raro —llevo mi mano a mi corazón y la quito cuando el dolor se esfuma.

—¿Saliste de tu cuerpo? —asiento —¿Cómo?

—Solo me deje llevar y luego cambie para estar a tu lado, pero tú no me escuchabas y me dolía cada pinchazo que hacía el doctor en mis manos que ahora misteriosamente desaparecieron —veo mis manos fijamente.

—Pero eso no responde mi pregunta, ¿Estás bien? —asiento tímidamente.

—Pero, ¿qué es todo esto? Amir, dime la verdad y solo la verdad — traga grueso y se levanta, camina de un lado a otro y me examina —¿Qué pasa? —agarra su cabeza y la recuesta de la pared.

—Solo prométeme que no me odiaras por el resto de tu vida, ¿sí? —junto mis cejas.

—¿Okey?

Agarra la silla de un pequeño escritorio y se asienta, observa el suelo y toma una postura jorobada —estábamos en tu cuarto, ya sabes, haciendo nuestras cosas y tu pedías más y más, eso es señal de que estabas en tus días fértiles...

—Pero no entiendo, ¿eso que...

Alza un dedo —déjame terminar —suspira y pasa su mano por la cara —debido a mi excitación y la tuya, te marque como mía, como un lobo marca a una loba y eso te dejo en graves condiciones debido a tu cuerpo y mi fuerza.

Alzo mis brazos —No entiendo, ¿Qué con eso?

—Te traje aquí y conseguí un doctor para que no te fueras, tu cuerpo estaba convulsionando y yo solo podía pensar en que te perdería, pero aquí estás y creo que tampoco tome en cuenta como decirte esto.

—Ya, suéltalo.

—Eres una loba —dice rápidamente y sus ojos azules no se despegan ni un minuto de los míos.

¿Escuché bien o estoy sorda?

Soy una... ¿Loba?

...

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