El Hijo Del Millonario © romance Capítulo 19

Capítulo dieciocho

Pov Amir

Esas curvas y lo jodidamente caliente que es su cuerpo me van a matar.

Cuando estábamos en el bosque me pude dar cuenta de dos cosas sobre ella, la primera es que estaba entrando en celo y la segunda que ya era mía, solo mía y eso, eso jodidamente me encanta.

Me remuevo en la cama y me acuesto boca arriba, ella automáticamente se abraza a mi cuerpo y sonrío, la jalo del brazo y la acomodo encima de mí, mis manos buscan su cabello y doy caricias en él.

¿Esto es demasiado cursi?

Irina se queja y se acomoda mejor en mí, rápido siento como sus pechos se presionan contra mi cuerpo, su entrepierna empieza nuevamente a botar ese olor tan característico cuando una hembra está en celo y mi amigo responde rápidamente.

—Buenos días —alza su cabeza y sonríe. Mis ojos no se despegan de esos labios carnosos y en acto seguido la tengo debajo.

—Buenos días, irresistible —pego mis labios con los suyos y abro sus piernas con las mías.

—¿Qué haces fortachón? —me observa pícara y gira su cabeza hacia un lado, con mi mano libre tomo su barbilla y muerdo ligeramente su mejilla.

Mi teléfono suena y caigo rendido sobre ella—¡Auch! Eres muy grande, me aplastas —estiro mi brazo y tomo la llamada.

—Alpha, buenos días. Tenemos un problema —junto mis cejas.

Cuando Kevin dice problema es porque problema es.

Me levanto y camino de un lado a otro —¿Qué tipo de problema?

—Será mejor que lo vea usted mismo, solo venga a la casa de su luna —cuelga.

Esto no puede ser bueno.

Sabía que mandar al infierno a esa mocosa traería consecuencias. Camino directo al closet y escucho los pasos de Irina detrás de mí.

—¿Qué tienes?

—No es nada, solo problemas de la manada —saco mi ropa interior y el primer jean negro que veo, me coloco una camisa del mismo color y agarro las zapatillas de su estantería.

—¿Te vas? Yo quiero esto —su mano se desliza por mis abdominales y antes de que baje le quito sus manos de mi cuerpo—¿No quieres?

—No es que no quiera, te deseo, pero en serio necesito ir a ver algo y creo que tiene relación con tus padres —trago grueso y ella parece entrar en shock—Irina, ¿estás bien?

Corre de un lado a otro y se pone lo primero que ve en el suelo.

Oh no, tú no iras.

La tomo del brazo y la apego a mí—Suéltame, tengo que ir a mi casa con mis padres, me van a matar —se suelta de mi agarre y corre hasta la puerta, se detiene—¿Que esperas? Vámonos.

Suspiro y camino hacia ella—Irina, no iras —retrocede y se cruza de brazos.

—Si iré, son mis padres y me van a matar, porque me preguntarán ¿donde estuviste, y qué se supone que les voy a decir? —toma mi mano y me jala fuera del cuarto—ya, vamos.

Esto es una mala idea, presiento que lo que me espera no es bueno.

Que bueno vas a esperar, si mataste a esa loca que estaba obsesionada con nosotros.}

Salimos de la casa y camino directo a la prado que aguarda en la entrada de la mansión. Irina sube y cierro su puerta, entro y Alonso asiente con la cabeza confirmando mi teoría.

Están muertos.

Aprieto mi mandíbula y paso una de mis manos por mi rostro.

¿Cómo se supone que le diré?

Ella no puede ver esto.

Mi teléfono suena y lo agarro rápidamente—¿Madre?

—Estoy en el centro comercial con tu hermana, ya me enteré de lo que pasó, dile a Alonso que pase por mí.

—No. Haré otra cosa, estoy rumbo a la casa de Irina con ella.

—No es bueno que la vaya.

—Lo sé, ¿le digo que vaya contigo que la necesitas?

—Me parece buen plan, pásamela.

Ruedo mis ojos tratando de no ser tan notorio en mi fingida actuación y le tiendo el teléfono a ella, vuelvo a mi lugar y la escucho hablar en voz baja.

—Señora Sara, me gustaría, pero ellos me matarán —suspira—¿realmente es tan urgente? —tuerce sus labios—está bien, pero no estoy algo decente de atuendo como para entrar en un centro comercial—sonríe —le diré, nos vemos.

Corta y suspira—¿Qué pasó?

—Tu madre quiere que la acompañe al centro comercial, dice que es urgente, porque tiene que escoger un vestido para una gala y no sé que más—observa fuera de la ventana—¿podrías llevarme? —gira su cabeza hacia mí y asiento.

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