El padre de mi amiga romance Capítulo 26

Narra Luciana.

Una vez que regresé a la universidad, me puse al corriente con mis tareas. Los exámenes finales serían en siete días. Ericka y yo teníamos que estudiar bastante y no podíamos distraernos. Ahora nos encontrábamos en la casa, Ericka y yo estábamos en la mesa con nuestros libros estudiando, ella ha estado triste como si su corazón se hubiera roto, no sabía si se debía a un chico o a otra cosa, ella fingía estar bien, pero la conocía bien y sabia  que no lo estaba. Lo peor fue cuando encontré las calificaciones por accidente de los exámenes pasados, reprobó en casi todas,  así que era importante que ella aprobará estos exámenes finales. No tenía idea de que estaba tan mal en sus clases, obviamente Abel tampoco, sin embargo, no le iba  a comentar nada a él, eso sería delatarla. Decidí mejor hablar con ella y que se abriera conmigo, solo que lo haría cuando regresáramos el lunes a la universidad para tener más privacidad. En cuanto al otro negocio de su padre, ella no dijo nada solamente dijo que respetaba lo que hacía y que acepta su doble trabajo, algo que también nos sorprendió, fue bastante compresiva.

—Cariño—le habló Abel a su hija, ella dejó de ver su libro, del cuál ni siquiera había cambiado de página desde que habíamos llegado.  Levantó la cabeza —.¿Te  pasa algo? Últimamente no te ves saludable —le dijo preocupado, porque su estado físico se veía descuidada, algo que no era común en ella.

—No es nada.  Solo tengo mucho que estudiar —respondió con una sonrisa falsa.

—De acuerdo, las dejaré para que estudien—comentó él no muy convencido, luego se dirigió hacía su oficina.

Me quedé ahí pensando si interrogarla en ese momento o o cuando llegáramos a la universidad, opte por la segunda opción, ya que estando solas en el dormitorio ella podría contarme lo que le estaba pasando.

***

Era lunes, llegamos a la universidad, tuvimos nuestra jornada normal de clases, ya por la tarde regresé al dormitorio, me quedé sentada esperando que mí amiga llegará. Ericka ingresó poco después arrojó su mochila sobre su cama.

—Ericka debemos hablar—arrogue la primera bomba—. Se que algo te está pasando. Estás triste, deprimida y estás descuidando tus clases y sobre todo tu salud. No soy idiota—dije, ella se acercó a la ventana y me dio la espalda—  ¿Por qué no me lo  cuentas? Somos mejores amigas. No te juzgaré, sea lo que sea —agregue en un tono suave.

—Estoy súper cansada y estresada. La universidad apesta. Honestamente. Estoy bien—respondió en un tono que me indicaba que era mentira.

—Ericka, no estoy segura de lo que está pasando. He sido muy paciente contigo, pero he terminado de esperarte. Dime qué está pasando o se lo diré a Abel —la amenacé, no quería hacerlo, pero no tenía otra opción.

—¿Me estás tomando el pelo?— dijo esta vez dándose la vuelta para mirarme. Sus ojos estaban nostálgicos, a punto de derramar lágrimas.

—No estoy bromeando. Solo  estoy preocupada por ti. No estas bien, sí no te abres a mí, entonces ...

—No puedo decirte—me interrumpió.

—¿Por qué no?—interrogue de inmediato.

—Porque no puedo. Porque cuando lo haga, cambiará todo—contestó.

En ese momento me acerque a ella.

— Sea lo que sea por lo que estás pasando, no puedes hacerlo sola. Ya no. Estás sufriendo. Lo veo a diario — comenté—. Dime, ¿Estás en algún tipo de problema? ¿Alguien te hizo algo?— quise saber.

—No, no es nada de eso—respondió haciendo una pausa, espere que siguiera hablando, pero se quedó en silencio.

Me dolía verla así. En ese instante tomé la decisión de abrazarla, necesitaba mostrarle que estaba para ella, que podía confiar en mí como en los viejos tiempos, no pasó mucho tiempo cuando ella se  derrumbó y lloró.

—Oh, Ericka me mata verte así. Sea lo que sea, no puede ser tan malo —le  dije sin dejarla de abrazar.

—Estoy durmiendo con el mejor amigo de mi papá — lloró hipando en mí hombro.

Su confesión fue impactante. Me quedé en silencio por un momento asimilando todo.

—Oh está bien. No esperaba eso. ¿Cómo sucedió ? ¿Te obligó a ...?—le pregunté,  alejándome un poco de ella para verla a los ojos.

—No. No es así. Yo lo perseguí al principio, coqueteé  hasta que finalmente ambos  cedimos y ahora ...

—Dios, no me digas que estás embarazada—comente.

Ella negó con la cabeza.

—No—me afirmó, eso me dejó tranquila—. Él termino conmigo. Me dijo que nunca podríamos estar juntos por culpa de papá. Me robó el corazón y reclamó cada parte de mí, y luego me dejó ir. Ya no me quiere —respondió volviéndome abrazar para llorar de nuevo.

—Ericka, esto ... esto ... tal vez Alexis tenga razón. Tu padre lo asesinará  si se entera. Esto ... esto no es como ...

—¿Tú y mi papá?—dijo completando mí oración— . Alexis me dijo lo mismo, me dejó muy   claro ese punto. A diferencia de ti, no tenemos nuestro felices para siempre —agregó, alejándose de mí.

—Oye—la llame— . Eso no es justo—añadí.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: El padre de mi amiga