El padre de mi amiga romance Capítulo 27

Narra Luciana.

Cuando ingresamos pude observar una sala de estar realmente lujosa y muy hermosa. Ericka gritó su nombre, pero no tuvimos respuesta. Decidimos ir a buscarlo en la cocina, cuando llegamos Alexis estaba ahí, él nos vio y se  quedó congelado cuando sus ojos se dirigieron hacía mí amiga.

—¿Qué estás haciendo aquí?—le preguntó él.

Ella se acercó unos pasos.

—Vine a verte. Quería decirte que...

—Alto ahí. Lo que sea que vayas a decir, no lo hagas —dijo él seriamente.

—No me iré hasta que escuches lo que tengo que decir—contraatacó ella.

—Ericka, no es buena idea—comentó.

—Solo escúchame—le pidió mí amiga—. Sé que no podemos estar juntos. Sé que cuando comenzamos esto, era solo sexo. Pero te amo y creo que tú también me amas. Merecemos estar juntos—le confesó.

—¿Qué carajo?—escuchamos una voz familiar. Mi cabeza giró hacia la derecha, Abel estaba ahí de pie, con los ojos muy abiertos y el rostro enrojecido. Mire hacía  Alexis y luego vi a mí amiga— .¿Qué diablos estás haciendo aquí? qué carajo acabas de decir?—le preguntó a Ericka, mí amiga se veía nerviosa, con algo de pánico, parecía que quería salir corriendo, Abel irradiaba furia.

—Papá, no es lo que piensa— se apresuró a decir, pero Abel la vio con rabia.

—¿Por qué diablos está mi hija en tu casa cuando debería estar en la universidad?—le preguntó esta vez a su amigo.

Alexis  no respondió. Se veía serio, su mirada era fría.

—Papá, por favor, escúchame un segundo—interrumpió Ericka queriendo rescatar la situación.

—Lárgate de aquí Ericka—le respondió su padre sin quitarle la vista a su amigo, luego dio pasos  amenazadores —.Dime que escuché mal a mi hija, hijo de puta—le reclamó a su amigo.

Alexis no se movió, pero tampoco se  acobardó ante la furia de Abel.

—No puedo—respondió Alexis.

Mi estómago dio un vuelco cuando mi Abel saltó hacia él, levantó el puño hacia atrás y golpeó la mandíbula de Alexis, pero este  no se defendió, lo que le permitió a Abel otro tiro abierto en la nariz.

— ¡Maldito pedazo de mierda! ¿Te estás follando a mi maldita hija? —preguntó, su voz se quebró, luego dio  otro puñetazo. La sangre salpicó de la nariz de Alexis hacía su labio.

Mí amiga corrió hacia ellos, necesitando que Abel se detuviera.

—¡Papá, detente! ¡No es culpa suya! ¡Es mia!—gritó ella.

Sin embargo, Abel la vio con furia, luego la tomó del brazo.

— Lárgate de aquí, joder. Espérame en casa. Me ocuparé de ti más tarde —le dijo.

Después la soltó y regresó hacía Alexis.

— ¿Como pudiste? ¡Cómo jodidamente pudiste!—le  gritó, su voz fue  ronca.

Pero el dolor y el arrepentimiento sangran de la mirada de Alexis.

—¡Papá, por favor! ¡Detente!—dijo Ericka, pero Abel no escuchaba, lo  empujó más bien  contra la pared. Un jarrón se dio vuelta y se hizo añicos a sus pies.

—¡ Estás jodidamente muerto. Te voy a matar con mis propias manos !—volvió a gritar.

—¡Papá, detente! ¡Lo estás lastimando! —le volvió a gritar Ericka desesperada. Alexis no hacía nada para defenderse parecía que sentía que se merecía esa paliza por parte de su amigo por hacerse metido con su hija.

—Te dije que te fueras. ¿Por qué diablos sigues aquí?—respondió Abel.

En ese momento Alexis finalmente reacciona, empujó a Abel.

—Mide como le hablas— gruñó.

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