El precio de tu Amor romance Capítulo 47

Unas risas procedieron en el salón de terapias, donde Nat encontró al doctor Archer hablando con Andrew mientras este sonreía y generaba las carcajadas en su compañera, la enfermera.

Él reía… Nat pensó mientras Peter le tomó del codo.

—Ven… vamos… esto es solo trabajo Nat —ella parpadeó girando su cabeza hacia él y luego asintió pensando que tenía toda la razón.

Llegaron al sitio donde estaba sentado el terapista, y este a la vez estaba acondicionando todo para comenzar la terapia de Andrew.

—Qué bueno que llegaron… Peter… vas a ayudarme a movilizar el paciente cuando lo requiera… primero comenzaremos con lo más básico. Ondas de calor…

Ambos pasantes asintieron ante las indicaciones mientras en la esquina del salón, se desarrollaba una charla con Andrew y el doctor Archer acerca de cómo había pasado su recuperación en casa.

—Dana ha sido una compañera increíble…

La garganta de Nat se comprimió, y por primera vez en mucho tiempo sintió la sensación de rabia en su cuerpo. ¿Qué se creía ese engreído?, ¿qué iba a salir llorando de aquí porque ahora estaba muy… unido con esa enfermera?

—Bien… —El terapista se levantó y luego llamó al doctor Archer—. Comencemos…

El doctor Albert se vino al escritorio del salón, y se sentó comenzando con unas planillas mientras que Peter y el terapista fueron a colocar a Andrew en una camilla especial, para comenzar con las terapias.

Nat se quedó allí de pie intencionalmente y trató de hacer tiempo, haciendo que arreglaba algunas cosas que el terapista había dejado en la mesa.

—Si quieres ve a la cafetería y come algo… esto tardará una hora al menos, y te necesito descansada para que sigas soportándome —La voz de Andrew hizo un eco, pero ella no tenía que girar para saber a quién estaban dirigidas esas palabras.

La mujer dijo algo más, y se despidió de todos saliendo rápidamente, mientras el clip de la puerta le indicó a Nat que por fin se había ido.

—¿Necesita que lo ayude a hacer algo del informe? —ella trató de hacer conversación—. Escuché que no es agradable para usted hacer los informes para nuestro tutor… yo puedo…

—Natali… páseme el gel… —fue interrumpida por el terapista y cuando giró vio que Peter estaba ocupado conectando unos cables y se veía un poco liado.

El doctor Albert la miró subiendo los hombros y luego agregó:

—Tal vez más tarde, él va a necesitarte ahora…

Ella sintió con la cabeza y luego tomó el gel y algunas otras herramientas que el hombre dejó en la mesa para regresarse lo más pronto posible. Y en cuanto acomodó todo en la bandeja con sumo cuidado, sin reparar ni una sola vez en el rostro de Andrew, ella giró para regresar a la mesa de oficina.

—¿A dónde vas? Necesito monitorear, y Peter está conectando algunos cables de electricidad que pasaremos… pon el gel en la pierna con cuidado y luego pasa el sensor de forma suave sobre la piel…

Nat abrió los ojos mirándolo como si se hubiese vuelto loco. Por más que se lo preguntó, ahora estaba segura de que aún seguía dormida y estaba teniendo unas pesadillas en su cama.

Y en cuanto vio que el terapista le pasó el sensor y se puso a teclear el monitor, supo que esto estaba siendo tan real como su respiración agitada.

¡Vaya mierda!

—Yo te digo cuando te detengas en un punto para hacer capture de las filtraciones…

Después de esa orden, ella apretó la mandíbula resistiéndose cada vez a mirar ese rostro que sabía ahora, tenía puestos los ojos en ella.

Agitó el gel y fue colocando líneas delgadas en su pierna mientras de forma retorcida, su mente recordaba el pasado.

No pudo evitar frenar las imágenes que llegaron a su mente de cuando se amaron, tampoco pudo impedir sentir cuando esas manos grandes sujetaban su cuerpo, o cuando estrellaba su anatomía contra él exigiendo más de sí misma.

Su columna se contrajo mientras se le secó la boca y sus ojos se reprimieron para parpadear.

—Ahora coloca el sensor… —situó el aparato por la pierna de Andrew y deslizándolo suavemente como el hombre le estaba indicando, pudo detallar algunas cicatrices. Pero se dio cuenta de que esta piel era lo suficientemente bella como para entender que había tenido una regeneración de tejidos totalmente perfecta.

—Para… —obedeciendo a la orden, sus ojos subieron por su anatomía y luego, llegó al dorso de Andrew donde tenía sus manos descansadas.

Ya no llevaba un cabestrillo, y todo se veía perfectamente bien.

Sus ojos no hicieron demasiado caso, sumado a que no estaba recibiendo ninguna indicación y que estaba lo suficientemente nerviosa como para quedarse quieta.

El temblor de su mano era evidente, y después que detalló su propia vibración, nada impidió que su mirada fuera directamente a ese rostro, en el que nunca debió haber mirado de nuevo.

Allí estaba su mirada intensa, una completamente seria y con unos destellos desconocidos que se posicionaron en ella sin apartarse.

Ambos se miraron por largo tiempo, y la sensación fue inexplicable para Nat. Ella quería morirse de la angustia, la desesperación, la emoción que dominaba sus sentidos y, sobre todo, la vibra que consumió y devoró su alma.

—Puede seguir moviéndolo… —La indicación le hizo carraspear, parpadeó y apartó los ojos nuevamente a su pierna para luego escuchar decir—: Algunas filtraciones, doctor, pero nada malo… es normal que este así en su primera terapia por la inamovilidad.

—Está bien… —Nat cerró los ojos ante su respuesta y luego pasó el trago.

—Comenzaremos con lo simple —siguió el terapista—. Siempre con las indicaciones del doctor Archer y algunas vitaminas que aconsejé para que sea más rápido el desenvolvimiento. Calor, frío, nado… caminatas cortas con baranda… y estimulación con electricidad…

—Perfecto —Andrew asintió lento y cuando Nat levantó la mirada de nuevo, vio que hablaba mirándola a ella.

—¿Cuántos días a la semana puede venir? —preguntó el terapista.

—¿Qué me recomienda? —Él volvió a contestar sin quitarle la mirada mientras Nat frunció el ceño.

—Mi recomendación siempre será los cinco días… para que tenga dos de relajación y descanso… si usted acepta me programaré con asistentes para ello…

—Me gusta eso… —dijo Andrew y de inmediato Nat siguió moviendo el aparato en su pierna.

—Bien… quita el aparato, Nat… vamos a colocar ahora solo estas compresas calientes… pero déjame enviar estas imágenes, y buscar algo en mi loker…

El terapista le mostró a Nat el procedimiento de las compresas calientes y se fue como si ella fuera la que debería estar en su lugar. Ella desvió la mirada nuevamente hacia Peter que seguía conectando algunos cables tras de otro, mirando una hoja de papel concentrado, y luego se giró hacia el doctor Archer que estaba escribiendo en una hoja con mucha concentración.

¡Perfecto!, se dijo a ella misma riendo con ironía y negando con la cabeza.

Tomó las compresas calientes con cuidado y se esforzó por ser profesional.

—Si está… muy caliente… avíseme… —ella pudo ver de reojo como Andrew asintió, y tomando la compresa colocó la primera en su pierna…

Vio como él se retrajo un poco, lo que hizo que ella lo mirara angustiada.

—¿Quema? —preguntó mirándolo directamente mientras él negó con su cara roja.

—Nat… aquí Garesche…

—¡Oh Dios!, deme buenas noticias…

—Creo que son regulares… —su frente se contrajo mientras reviso sus ojos en el espejo—. No pueden cambiarla de hospital este año, hasta que termine… pero si puede ser en el último año que nos resta. Intentaré que sea uno bueno, uno en que pueda tener oportunidades.

Las lágrimas siguieron bajando por sus ojos.

—Gracias… señor Garesche… yo, se lo agradezco mucho.

—¿Estás bien?

—Sí… es solo… estoy cansada…

—bueno… ya estamos terminando, toma un fuerte respiro y soporta. Todo valdrá la pena.

Ella se sonrió a sí misma en el espejo y luego asintió.

—Se lo agradezco mucho…

—Bien, Natali, adiós…

Colgando su llamada metió el móvil en sus pantalones y revisó la hora.

Jamás en su vida había deseado tanto que se acabara su turno para salir corriendo al restaurante de Shan a trabajar. Pero hoy era de esos días en que más lo necesitaba y le urgía que el tiempo se apiadara de ella y que de esta forma, hiciera más corta su condena.

Justo cuando ya pasaron diez minutos, salió del baño y si dirigió al salón de nuevo. Pero esta vez cuando entró al lugar, pudo ver a la doctora Anggie que hablaba con Andrew y su enfermera, y que también se giraron cuando ella entró.

—Menos mal que llegas… creo que las compresas deben ser remplazadas por otras más calientes —Dana la mandó de inmediato y ella asintió yendo al sitio sin levantar la mirada.

Sin embargo, tanto Anggie como Andrew vieron sus ojos rojos, porque su piel era demasiado evidente para delatarla y ver que, visiblemente se veía afectada por los sucesos.

Ambos, Anggie y Andrew se miraron, pero fue la doctora Tucker la que intervino ante la situación.

—Nat… ¿Crees que puedas venir conmigo a piso 1?, haré unos análisis, y necesito tu ayuda… le diré al terapista que se quede con Peter…

Los ojos de Natali se levantaron conmovidos, mientras su vista se nubló de nuevo.

—Si el doctor Archer está de acuerdo, iré con usted doctora…

—Por supuesto, estás de guardia conmigo, yo solo los presté… ¿Nos vamos?

Ella asintió como si estuviese siendo salvada su misma vida, pero antes de que diera un paso, Andrew tomó su brazo de forma repentina…

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