ENTRÉGATE romance Capítulo 38

Violeta se quedó con la vista fija en la puerta de la.biblioteca, por dónde un par de minutos antes había salido Olivia. Ella sonrió, definitivamente tener a Olivia a su lado, resultaba relajante y satisfactorio. Hubiese querido una hermana dulce y buena como Olivia, aunque tal y como le había dicho a ella, no creía que fuese un buen ejemplo.

Pensó en su madre, Lorena. . . tenía días en los que no hablaba con ella, hacía un par de días atrás su madre le dejó un par de llamadas perdidas.

Tomó su celular y marcó el número, repicó un par de veces antes de que su madre contestara.

—¿Violeta?

—Hola. . . — saludó sin más.

—Oh, que alegría que llames cariño. Comenzaba a preocuparme por ti. Hace días te llamé.

—Si, eh. . . he estado un poco ocupada.

—¿Cómo está Olivia?

—Esta muy bien, acaba de marcharse. Conversábamos un poco.

—Me alegra que estén bien. . . ambas.

—Tú, ¿Cómo estás?

—Muy bien, hija. . . últimamente no me he sentido bien— Violeta frunció el ceño — creo que debería ir pronto con el médico.

—¿Qué tienes?— se preocupó realmente.

—Me ya estado doliendo mucho el pecho, en ocasiones pareciera que me quedo sin aire. Seguramente será vejez — dijo y comenzó a reir— ya sabes, eso de que los años no llegan solos.

—Quiero que vayas al médico mañana mismo— le pidió llena de angustia.

—No hija, mañana no puedo. Tu padre se está esforzando para poder reunir lo necesario para pagar la consulta, en cuanto pueda, iré, te aseguro que no es nada grave, el médico ya me dirá que es por vejez.

—Te enviaré dinero, no te preocupes.

—No, Violeta, no quiero que sientas que seguimos siendo una carga, no tienes ninguna obligación, puedo esperar un poco más, hasta que tú padre consiga el dinero.

—No tienes porqué esperar, yo tengo dinero y te lo enviaré, eso es todo.

—Violeta, por favor, no— le rogó — no quiero que seas tan buena, no después de cómo nos hemos portado.

—Eres mi madre, puedo ayudarte y lo haré. Debo dejarte, te enviaré el dinero y llamaré para saber que ha dicho el médico.

—Violeta. . .

—Adiós— y así cortó la comunicación. Entró a su banco en línea y realizó la transferencia, luego la aplicación le generó un recibo que le envió a su madre.

"Por favor, que te vea un médico"

Le envío un mensaje y pro ti recibió respuesta.

"Gracias Violeta, te prometo que así será. Cuídate mucho hija. Te amo"

Violeta no respondió, aún no se acostumbraba a las muestras de afecto de su madre, no sabía bien cómo se supone que debería sentirse con ella.

Almorzó junto a Olivia, quién después de fue un rato al jardín. Violeta extrañó a su ruso, así que sacó el celular para márcale.

—Mi dulce Violeta — le respondió después del segundo repique— que maravillosa sorpresa.

—No entiendo porqué te extraño tanto, sexy ruso— sonrió.

—Me encanta que me extrañes— dijo en tono que encerraba picardía.

—No es tan bueno ser el que extraña— dijo como niña caprichosa— Mikhail. . .

—¿Sí?

—Quiero hacerte el amor— confesó.

—¿Ahora mismo?— su voz ronca la excitó.

—Si, ahora mismo.

—Cariño, no me complace el sexo telefónico, necesito hundirme en tí — dijo ansiosamente.

—Ya tengo todo preparado, mañana por la noche viajaré a los estados Unidos. — Olivia lo observó un par de minutos en silencio.

—Inicia todo.

—Así es— asintió con la cabeza— hoy retiré el resto de documentación. Ahora soy Giovanni Mancinni.

—Me confunden tus múltiples nombres; primero Jarvis, luego Mauro, ahora Giovanni — dijo con una sonrisa.

—Puedes llamarme Gio, es más corto— sonrió Jarvis.— no me mires así, amor mío, sé que es difícil separarnos, pero e un mal necesario. Verás que estaré de regreso muy pronto, ni siquiera tendrás tiempo de extrañarme.

—Te extraño cuándo estás lejos medio día, ¿Cómo no te extrañaría estando tan lejos?

—Te prometo que haré todo lo más rápido posible— le besó con dulzura — y volveré a ti, rápidamente— Olivia sonrió, se subió a horcajadas sobre él y se retiró la pijama, quedando completamente desnuda sobre él.

—Pienso aprovechar esta noche— le dijo con picardía.

—Es justo lo que yo estaba pensando—Jarvis sonrió, elevando sus manos, deslizándolas por el contorno de su cuerpo, hasta llegar a sus firmes pechos. Olivia, gimió débilmente.

—Me encanta cuando me tocas — le confesó. Jarvis, de un rápido movimiento la colocó debajo de él, invirtiendo posiciones, se deshizo del pantalón de su pijama, quedando desnudo al igual que ella, el oscuro cabello de Olivia contra las sábanas blancas eran en contraste perfecto, sus peculiares ojos brillaban cargados de deseo, separó las piernas para él, Jarvis se ubicó entre ellas y comenzó a esparcir besos por la cara interna de sus muslos, acercándose peligrosamente a su feminidad, Olivia movía sus caderas, buscando ser complacida con el roce de aquella húmeda y hábil lengua, cuando Jarvis deslizó su lengua a lo largo de su punto más sensible, ella gritó, extendiendo su mano, tomó un puñado de sus masculinos cabellos para acercar más la boca hacia ella, su cuerpo temblaba convulsionado por la sensación de placer que sentía recordándole. Jarvis sabía cómo tocarla, como besarla y pronto estalló en un sin fin de emociones cuando el primer orgasmo de la noche la golpeó, y mientras sus piernas temblaban y ella luchaba por respirar. Jarvis, abandonó el refugio de aquellas largas y hermosas piernas, ascendiendo por su cuerpo, dejando besos, en la enfebrecida piel, haciéndola temblar, deteniéndose en sus pechos, coronados por erectos pezones que punzaban ansiosos de ser acariciados. Olivia pronto quiso devolver las atenciones, dedicándose a otorgarle placer, Jarvis se maravillaba, siempre lo hacía, porque no comprendía cómo obtenía tanto placer de Olivia, con el más mínimo roce.

Cuando se deslizó destro de ella, Olivia arqueó su espalda, sus uñas se aferraron a la espalda de él, mientras sus piernas le rodearon las caderas en busca de apoyo, para acompañarlo en aquel ritmo. No era nada extremadamente apasionado o salvaje, era más bien suave, tierno, delicado, perfecto, y cada embestida producía en ella la misma sensación, como si estuviese siendo poseída de forma avasallante.

Así era el amor, así era hacer el amor, una sincronía perfecta de dos cuerpos de que se aman, funcionándose en un solo ser, con el deseo de expresar los sentimientos,no con los labios sino con las vibraciones del alma y la piel.

Jarvis se sentó en la cama, Olivia se sentó sobre él, logrando una perfecta posición de flor de loto. Ella suspiraba, a la vez que sentía como Jarvis se iba hundiendo en ella, lo más hermoso de aquella posición, era el grado de intimidad que permitía, ellos podían verse a los ojos, mientras sus cuerpos estaban íntimamente unidos, sus manos libres para acariciar el cuerpo de la persona que amaban, sus bocas libres para besar a su antojo y ella, ubicada como toda una reina, lista para marcar el ritmo de su preferencia. Jarvis rodeó su cintura con una de sus manos, mientras la inclinaba hacia atrás, su pecho se elevó, sus senos parecían ofrecerse a él como un banquete, así que se inclinó para tomarlos, besarlos, lamerlos y comenzar a subsionarlos. Olivia gemía descontroladamente al sentir sus pezones estimulados, al mismo tiempo que estaba llena de él. Comenzó un lento movimiento que comenzó a ascenderlos al placer. Jarvis, abandonó los senos para besarle la boca, el cuello, las mejillas, estaba ansioso por beber de ella, como un sediento desesperado, que en medio del desierto, conseguía su oasis, Olivia lo era todo, todo para él.

Abrazándola, pasando sus brazos por debajo de sus axilas, llevo las manos hasta sus hombros, Olivia estaba perdida en el placer que sentía, cuando sintió como la tomaba de los hombros y la empujaba hacia abajo, mientras que comenzó a empujar desde abajo hacia arriba con sus caderas, permitiéndole profundizar las embestidas. Olivia necesitaba liberarse, dejo caer la cabeza atrás, mientras su cuerpo era inundado de placer a causa de Jarvis, no le importó nada, su boca se abrió para dejar escapar pequeños gritos de placer, aferrada a su cuello, sus senos rebotaban frente a él, mientras estaba siendo embestida con fuerza desde abajo, las manos de Jarvis la empujaban al encuentro de sus caderas.

Placer. . .

Placer. . .

La perfección de hacer el amor. . .

Porque solo con la persona que amas, puedes sentirte tan pleno.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: ENTRÉGATE