ENTRÉGATE romance Capítulo 7

Despertar envuelta en la pasión de los brazos de Mikhail era la mayor delicia de su vida, la boca de él besando los rincones de su cuerpo, sus manos recorriéndola, era una forma exquisita de enloquecerla, cuando Mikhail se deslizaba en su interior, llenándola, era la manera en la que alcanzaba su paraíso personal, nada se comparaba a aquella maravillosa sensación, de ser llena, complementada por el ser que amaba, era una experiencia sublime, no podía evitar las lágrimas en sus ojos, al ser poseída de aquella forma tan amorosa, cómo sólo él sabía hacerlo.

Después de su encuentro matutino y de compartir la ducha, en medio de mimos y besos, se vistieron para ir a desayunar, Violeta decidió usar un hermoso vestido, en vista de que Mikhail la había invitado a visitar a su madre, asegurándole que luego almorzarian en un lindo pero sencillo restaurante, así que, aunque sencilla, se vistió con prendas bonitas, secó su cabello para ondular un poco su rubia y espesa melena, además de colocarse un poco de maquillaje. Luego, ambos bajaron a tomar juntos el desayuno.

Mikhail, le contaba un poco de su día anterior y de cómo había realizado el trabajo en el club para luego volver a su lado lo más pronto posible, terminaban el desayuno cuando Ágatha, una de las mujeres del servicio se acercó a ellos con una enorme caja.

—Disculpe que los interrumpa— dijo Ágatha— acaba de llegar ésta caja para usted, señora.

—¿Para mí?— preguntó frunciendo el ceño— Debe haber algún error, yo no he pedido nada.

—El mensajero que la trajo insistió en que debía entregárselo— la mujer parecía igual o más confundida de lo que Violeta se veía.

—¿Será algún error?— preguntó Mikhail, ante la cara de confusión de su mujer.

—No lo sé, yo. . . estoy segura de que no he pedido nada.

—Ágatha, ¿El equipo escaneó y reviso el contenido?— preguntó Mikhail.

—Así es, señor. Dicen que no contiene nada malo, lo han escaneado y revisado meticulosamente, aseguran que solo es un vestido.

—Más confuso todavía— dijo Violeta— no he comprado ningún vestido.

—Bien, si es seguro, déjalo sobre la mesa, la señora podrá ver de qué se trata.

—Si, señor— la mujer obedeció en silencio. Violeta abrió la enorme caja, para retirar con suavidad el delicado papel que envolvía la prenda, confundida sin saber qué esperar con exactitud ya que no había comprado nada. Su sorpresa fue mayor al ver la suave y delicada tela azúl.

—No. . . lo puedo. . . creer— fue lo que dijo de forma lenta, cuando poniéndose en pie, extrajo el hermoso vestido azul que tanto le había gustado el día anterior, y que la odiosa mujer le había negado si quiera probarselo.

—Está precioso— dijo Mikhail, sonriendo.

—Si. . . — fue lo único que respondió ella antes de tomar una nota que estaba en la caja— “ Señora Violeta, espero se encuentre usted muy bien, una vez más quiero expresar mis sinceras y sentidas disculpas, me comporté con usted de una forma grosera y desagradable, lo lamento, más allá de perder o no, mis más fieles e importantes clientes, me siento en la necesidad moral de reparar mi terrible error. Lo lamento, lo lamento muchísimo, y como muestra de mi sinceridad le envío la prenda que tanto le gustó, le ruego que la acepte, por favor, me sentiría aún peor si llegara usted a rechazarla. Sin más, me despido esperando pueda disculparme. Atte. Nadia”

—¿Regalo de algún admirador?— le preguntó Mikhail sonriendo burlonamente.

—No— suspiró ella, tendiéndole la nota para que pudiese leerla, mientras ella tomaba el vestido apreciandolo, era una prenda exquisita, muy hermosa, y sin duda alguna, costosa.

—¿Nadia?— Mikhail la miró confundido, dejando la nota sobre la mesa— ¿Qué fue lo que ocurrió, mi amor?, ¿Por qué no me dijiste nada?, te pregunté cómo había ido tu día con mi hermana y me aseguraste que todo había estado bien— la miró confundido.

—Realmente no quería darle más importancia a ese tema, Mikhail, por eso lo dejé pasar— le respondió encogiéndose de hombros.

—Debe ser algo muy importante como para que Nadia te obsequie una prenda tan exquisita.

—Ella cometió un error, entré a comprar y fue grosera, de hecho, se negó a atenderme, yo quería probarme ese vestido y ella me aseguró que con mi presupuesto no podría optar a esa prenda por ser un diseño único.

—¡Mayor estupidez!— dijo enojado.

—Creo que se dejó llevar de las apariencias, mi ánimo ayer no era muy bueno, así que una sencilla blusa y unos jeans, eran lo mejor para mí. Varenka se enojó muchísimo y entró diciéndole que se encargaría que su familiares y amigos, jamás compraran nuevamente en aquel lugar, la mujer perdió el color del rostro, Varenka enrojecida de enojo, le aseguró que estarías furioso por el trato que me dió.

—Muy acertada su observación, nadie puede tratarte de esa manera, todos deben respetarte— dijo serio.

—Ha despertado— dijo con amabilidad— No intenté moverse, se ha salvado usted por muy poco— dijo caminando hasta la cama.

—Olivia. . . Olivia. . .

—¿Olivia?— lo miró confundida— supongo que es la jóven que también llegó herida, ¿Su nombre no es Helena?— Jarvis no tenía fuerzas ni ánimos para explicarle a aquella mujer y sacarla de sus dudas— señor Mauro, debe descansar, está usted muy débil.

—Olivia. . . Olivia. . . Olivia. . . — Intentó moverse, quería levantarse, necesitaba ir en busca de Olivia, necesitaba saber que ella seguía con vida.

—Es usted demasiado testarudo, le he dicho que no se mueva, está usted mal herido, tuvo que ser operado de emergencia y aún sigue muy delicado de salud, no sea imprudente.

—Violeta. . . Mikhail. . . Volkov. . . — Balbuceaba una y otra vez.

—Por favor, quédese tranquilo— lo exhortó, disponiendo de la jeringa, le colocaría un sedante para que volviera a dormir y pudiera recuperarse.

—Debe llamar. . . a Volkov, el. . . Violeta. . .— la enfermera le suministro el sedante.

—Debe guardar fuerzas— lo empujó contra la cama suave pero firmemente— debe recuperarse, luego podrá ver y llamar a quién desee, por ahora lo mejor que puede hacer es descansar.

—Yo. . . necesito. . . Volkov. . . Olivia. . .

—Si, si, Olivia, Mikhail, Violeta, Volkov, podrá saber de ellos luego, ahora debe dormir para que su herida sane y pueda salir de peligro— sus parpados comenzaron a pesar nuevamente, luchaba por no dormirse, pero la oscuridad lo estaba engullendo lentamente.

—Olivia. . . Oli. . . O. . .

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