— ¿Sus nietos? — Cuestionó Victor frunciendo el ceño, volviendo a enfocar su mirada en Maya, por alguna razón está respuesta no parecía tener sentido para él y ver que la mujer parecía nerviosa no ayudaba y tampoco que Maya estuviese aturdida.
— Si señor. — Respondió Lorena.
— Maya, ¿Por qué no me dices nada? — Interrogó Victor tensándose, una posibilidad empezaba a pasar por su cabeza y está lo asustaba demasiado, porque si era verdad todo estaría perdido para él, porque significaría que ese día no había alejado solo a Maya de su vida.
Ya estaba demasiado arrepentido, está posibilidad lo destrozaría.
Los ojos de Maya se cristalizaron, era evidente que Victor estaba sospechando, si no, no sería tan insistente con el tema y aunque le mintiera en este momento, él descubriría la verdad, porque ya la sospecha estaba en su cabeza gracias a los nervios de Lorena y a los de ella, la duda estaba en su cabeza y solo la podría disipar encontrar la verdad.
Ella dirigió su vista a sus pequeños y una lágrima se deslizó por su mejilla, con el miedo latente de que Victor al enterarse de todo decidiera quitárselos y ella no podía perderlos, eran lo más importante y su impulso para seguir adelante.
— Eres malo, ¿Por qué la haces llorar de nuevo? — Preguntó Marcus furioso y sin poderlo soportar más se acercó a su madre preocupado.
Victor al escuchar su pregunta y notar que el niño estaba molesto sintió un dolor en su corazón.
Marcus de inmediato busco la manera de subirse en la cama con su madre y la abrazó para consolarla, no soportaba verla llorar y Jake no dejaba de mirar a Víctor, quería conocer más sobre su papá, estar cerca de él, pero no soportaba el hecho de que siempre que se veían, él y su mamá, ella siempre terminará llorando.
— ¿Son míos verdad? — Cuestionó Victor con un enorme nudo en la garganta, teniendo miedo de escuchar la verdad, porque aunque quería que si ella tenía hijos fueran con él, odiaba el hecho de haberla alejado estando embarazada, le parecía imperdonable lastimarla así y más estando en un estado tan vulnerable como lo es el embarazo.
— No, no tenemos nada que ver con usted. — Masculló Marcus, aunque él también deseaba tener un padre, para él lo más importante era su mamá y no quería que ella siguiera sufriendo.
— Lorena por favor sal con los niños a comprales un dulce. — Pidió Maya cuando finalmente pudo hablar, no quería que su pequeño hijo luchará sus batallas, ella era la adulta. — Niños vayan con ella, todo va a estar bien.
— Pero mamá… — Dudó Marcus, no quería dejarla sola.
Para Victor la respuesta en este momento era clara y se estremeció, lleno de dolor y arrepentimiento por lo que hizo, por no solo alejarse de la vida de Maya por cinco años, si no de la de sus hijos. El dolor en su corazón era demasiado insoportable, más al saber que sus hijos o al menos uno de ellos estaba muy molesto con él, pensaba que era malo y aunque no se equivocaba, él no quería que sus niños supieran esto.
— Ve mi amor, todo está bien, coman un dulce y luego vuelven. — Le dijo Maya acariciando su mejilla, conmovida por la preocupación de él, pero al mismo tiempo molesta consigo misma, porque ellos no debían preocuparse tanto por ella.
— ¿Me dejan ver sus caritas? ¿Puedo abrazarlos antes de irse? — Cuestionó Victor antes de que ellos salieran de la habitación, intentando contener sus lágrimas.
— No, Jake vamos. — Dijo Marcus y tomó la mano de su hermano que estaba dudando, para salir de la habitación.
Victor se quedó mirando hacía la puerta después de verlos salir con una nueva herida en su corazón y no consiguió evitar que las lágrimas comenzarán a deslizarse por su rostro, se sentía arrepentido y destrozado por perderse tanto tiempo de la vida de sus hijos y que ahora ellos lo rechazaran.
— Si son tus hijos, pero si piensas quitármelos te digo de una vez que nunca lo voy a permitir, lucharé con uñas y dientes para impedir que los apartes de mi lado. — Dijo Maya apretando las sábanas para darse fuerza a sí misma, sin darse cuenta que él estaba llorando.
Los dos secaron sus lágrimas rápidamente e intentaron calmarse.
— Señorita lo siento mucho, los niños estaban insistiendo mucho en volver y empezaron a correr de vuelta hacia aquí. — Se disculpó Lorena al entrar con los gemelos a la habitación.
— Gracias Lorena, no te preocupes, deja a los niños aquí y retírate por un momento. — Pidió Maya y Lorena asintió antes de salir.
Marcus de inmediato se acercó a su mamá frunciendo el ceño al darse cuenta de que la carita de ella estaba roja y de nuevo había estado llorando. Se subió a la cama y la abrazó. Jake por su parte también se acercó a ellos y tomó la mano de su madre, pero no le quitaba la mirada de encima a Víctor que no dejaba de verlos, ansioso por poder abrazar a sus hijos por primera vez.
— Niños él es su padre, pueden abrazarlo si quieren, hablar con él, preguntarle lo que quieran saber, yo estaré bien con eso, no se preocupen por mí, su papá quiere conocerlos, quítense esas cosas. — Dijo Maya separándose del abrazo de Marcus y dándoles una sonrisa tranquilizadora.
Jake se quitó las cosas de su rostro y se acercó rápidamente a Víctor, quien de inmediato lo abrazo emocionado, su pequeño era una perfecta mini copia de si mismo, solo que con la ternura de su madre. Por su parte Marcus no se movió, pero veía la escena con cierto anhelo.
— Puedes ir con él mi amor, es tu papá, yo no me voy a molestar, está bien si lo abrazas también, él los quiere mucho a los dos. — Le susurró Maya, acariciando su cabeza.
Marcus asintió y finalmente bajó de la cama y dio unos pasos dudosos hacía Victor, que de inmediato lo incluyó en el abrazo. Victor estaba muy emocionado por abrazar a sus hijos, su corazón estaba latiendo desenfrenado por tenerlos cerca, no imaginaba que era padre de unos hermosos niños hasta este momento, pero ya los amaba con todo su corazón.
Maya miró la escena, sintiéndose muy conmovida de verlos juntos, porque finalmente sus hijos podían reunirse con su padre y podía darse cuenta de que él los amaba mucho y ellos querían tenerlo cerca.
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