— Señora por favor baje, su familia está aquí. — Anunció Clarisa al tocar la puerta y un escalofrío recorrió a Mia.
Había estado esperando que ocurriese un milagro y ellas no aparecieran, pero no había sido tan afortunada, nunca lo era, así que debía enfrentarse a ellas.
— Dame un momento, ya bajo. — Dijo Mia con voz temblorosa, no quería tener que enfrentarlas, ellas siempre lograban lastimarla, pero está vez no temía por ella, si no por lo que iban a pedir que hiciera, por lo que querían obligarla a hacer.
— Si señora. — Dijo Clarisa y se fue.
Mia se levantó llena de abatimiento y desgana, pero sin más opción salió de la habitación y comenzó a bajar las escaleras, sintiendo cierto malestar en su estómago al mirarlas.
— Mia te ves realmente bien. — Espetó Olivia al mirarla y aunque quería que esto fuera mentira, era verdad, Mia en este tiempo había conseguido ganar un poco de peso y eso la hacía ver más hermosa, porque anteriormente por culpa del maltrato de ellos estaba demasiado delgada y ahora parecía estar teniendo una buena vida, eso les molestaba.
Brooke no pudo evitar sentirse celosa de inmediato, porque la vida que estaba teniendo Mia, era la que ella quería, porque Jacob le gustaba mucho y había querido ser su esposa.
— ¿Por qué están aquí? — preguntó Mia con mala cara, ya sabía el por qué, pero tenía ganas de fingir que no era así, que en realidad esto que sabía no sucedería.
— Creí que tú padre ya te lo había dicho, pero igual si quieres siéntate con nosotras y te lo explicaré. — Respondió Olivia con una sonrisa cruel y el cuerpo de Mia se sintió terriblemente frío.
— Creo que lo mejor es que se vayan, no son bienvenidas. — Espetó Mia y las otras dos mujeres la miraron con sorpresa y luego molestia.
— No seas tan maleducada, no nos puedes hablar así. — Rugió Brooke llena de rabia, odiaba el hecho de que ella hubiese cambiado este tiempo, antes nunca se hubiese atrevido a hablarles así, porque sabía que pagaría las consecuencias.
— Deberías hacerle caso a Brooke, porque recuerda que aunque tú puedes estar tranquila aquí, Rosa no. — Le recordó Olivia y el corazón de Mia se apretó con fuerza. — De hecho, tu papá te envío algo, acércate para que lo veas. — Dijo y empezó a buscar en su teléfono.
Mia se acercó con su corazón latiendo con fuerza por el miedo y cuando vio a su querida Rosa atada y con su rostro lleno de tristeza en las fotos se estremeció, con su corazón desgarrándose y doliéndole demasiado.
— Ay Mia nunca has tenido suerte, así que no sigas tentándola. — Advirtió Brooke levantándose de su asiento y acercándose un poco más a ella, mientras el cuerpo de Mia temblaba ligeramente.
— Váyanse. — Sollozó Mia totalmente desconsolada, quería escapar de todo esto, pero no podía y se encontraba entre la espada y la pared, porque cualquiera de las decisiones que tomara iban a lastimar a alguien y a ella también, de cualquier manera habrían dos perdedores.
— Está bien, ya nos vamos, pero solo porque ya me molesta mirarte, espero que no olvides las instrucciones que tú padre te dio antes y bueno hazlo pronto, Rosa no la está pasando nada bien. — Dijo Olivia, con una sonrisa maliciosa, levantándose también.
Mia sintió que no podía respirar, la presión de todo esto le oprimía el pecho con fuerza, su corazón dolía, pensando en lo que debería hacer. Cuando las vio irse finalmente subió sus escaleras para dirigirse a su habitación y al llegar se lanzó a la cama, para hacerse un ovillo y llorar, desahogar todo el dolor que la estaba atacando.
Después de llorar por un tiempo, consiguió calmarse y volvió a observar el dispositivo que había dejado a un lado, pensando en que podría ser esto y que consecuencias tendría y en un ataque de valentía, intentó llamar a Jacob para decirle lo que estaba ocurriendo, para ver si podría ayudarla a salvar a Rosa y así ninguno de los dos saldría herido, pero este no atendió a su llamada a pesar de hacer varios intentos.
Suspiró abatida, con su valentía disipándose y el enorme peso en su pecho oprimiéndola. Pensando en si que él no hubiese contestado podría tratarse de una señal y que no debería decirle nada, pero, ¿De verdad esto era así o ella solo intentaba aferrarse a cualquier cosa para después no sentirse tan culpable por lo que haría?
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Esposa Obligada Del CEO Paralítico