— Discúlpenos señor Gray, no fue nuestra intención ofenderlo, como ahora somos familia creí que no habría problema con eso. — Se disculpó Oliver de inmediato, mientras Noah veía a Lucien furioso, maldiciéndolo en su interior.
— Aria ven a la cocina un momento conmigo. — Pidió Melissa, levantándose y Aria hizo lo mismo para seguirla.
— ¿Ya puedo subir a ver a la abuela o necesitas ayuda con algo? — Cuestionó Aria cuando llegaron a la cocina.
— ¿Qué le dijiste a él? ¿Por qué se porta de esa manera con nosotros? Está ofendiendo a Noah y a tu padre. — Escupió Melissa molesta, pensaba que Aria debió quejarse de alguna manera de ellos con él y por eso los estaba tratando así.
— Él es así y yo no he dicho nada malo sobre ustedes. — Aclaró Aria molesta, pensando en que no era necesario hablar mal de ellos con Lucien porque el comportamiento que ellos habían tenido lo había logrado molestar fácilmente, solo que ellos eran demasiado tercos y no se daban cuenta de sus errores.
— Pero tampoco has dicho nada bueno al parecer, tienes que convencerlo para que haga negocios con Noah, porque si él consigue ese negocio, su padre le dará la compañía en lugar de a su hermano mayor, nos conviene a todos, Michelle será su esposa, así que saldremos beneficiados. — Replicó Melissa y Aria suspiró, sabía que no la invitarían si no quisieran obtener algo de ella o humillarla, al principio pensó que vino aquí por la primera razón, pero para su sorpresa fue para las dos.
Se preguntaba si en algún momento está supuesta familia se cansaría de intentar sacarle provecho todo el tiempo, sentía que no, porque para ellos nada era suficiente.
— Esta bien, hablaré con él, aunque es un poco difícil. — Mintió, ella nunca hablaría con Lucien de dinero, mucho menos para pedirle algo para beneficio de Noah, ya le debía demasiado debido a que prácticamente la había comprado, no quería tener más deudas y esperaba en algún momento poder abandonar este matrimonio.
— No importa que tan difícil sea, tú eres una chica hermosa y él está en ese mal estado, estoy segura de que no va a soportar que lo dejes, así que seguro que accederá a tus peticiones, solo tienes que esforzarte en ser una buena esposa. — Dijo Melissa con una sonrisa y Aria se sintió totalmente fría, sabía que está familia no la amaba, pero no esperaba que la vieran como un simple títere al que pudieran manipular a su antojo, alguien para utilizar y luego desechar.
— Está bien, ¿Ya puedo ir a ver a la abuela? — Cuestionó Aria.
— Si, pero baja rápido, ya casi vamos a cenar. — Respondió Melissa y Aria se fue prácticamente corriendo hacía la habitación de su abuela, dónde ella se encontraba dormida.
Estaba un poco triste por no poderla abrazar ni preguntarle cómo se había sentido, pero esperaba que en próxima visita pudiera hacerlo.
Aria se quedó mirandola por un momento y le dio un beso en la frente con cuidado para no despertarla y luego salió de la habitación en silencio y al apenas cerrar la puerta vio que Michelle se acercaba.
— ¿Ese monstruo ya te obligó a acostarte con él o tal vez no le funciona? Que bajo has caído hermanita. — Murmuró Michelle en voz baja y burlona.
— Más bajo que tú no lo creo, tú traicionaste al hombre con quién se suponía que te ibas a casar, que es él y lo hiciste con mi novio, al menos yo me pude casar con un hombre poderoso sin quitárselo a nadie. — Replicó Aria, pensando en que si Michelle viera el rostro de Lucien completo nunca lo volvería a llamar monstruo, porque él era demasiado atractivo, prácticamente perfecto, cada uno de sus rasgos eran hermosos, pero eso no podía decírselo a nadie.
— Pero tendrás que vivir tu vida entera con un discapacitado y además tendrás que ayudar a mi futuro esposo a tener más dinero, perdiste como siempre hermanita, recuerda hablar con tu patético esposo. — Dijo Michelle y se dio la vuelta para bajar las escaleras.
Aria se quedó molesta, no solo por las cosas que Michelle había dicho sobre ella, si no también sobre Lucien, porque aunque él estaba condenado a una silla de ruedas ella no lo veía ni siquiera un poco patético, le pareció un hombre fuerte y atractivo.
— Lamento la tardanza. — Se disculpó Aria al llegar al comedor donde ya estaban todos y tomó asiento al lado de Lucien.
Noah al verlos tan cerca de nuevo, inconscientemente frunció el ceño.
Después de una cena incómoda, Aria y Lucien se despidieron y salieron de la casa para llegar hasta dónde el chófer ya los estaba esperando.
— ¿No me dirás nada acerca de ese negocio ni intentarán convencerme para que invierta? — Cuestionó Lucien arqueando una ceja cuando ya se estaban dirigiendo a casa y Aria lo miró un poco desconcertada.
— Estaré lista, por supuesto que no te haré perder tiempo para que puedas disfrutar mucho en el parque. — Dijo Aria con voz suave y Luna asintió satisfecha por su respuesta.
— Bueno, me retiro, tengo que ir a hacer algo. — dijo Lucien y tomó el ascensor para dirigirse a su oficina.
Finalmente ahí, se quitó la máscara que tanto le incomodaba y se dispuso a empezar a leer la información que Max le había enviado sobre Aria.
Al leer que ella tan solo tenía veintiun años se sorprendió, ella se veía muy joven, pero no pensó que tendría esa edad, ya que Michelle que era con quien iba a casarse antes tenía veintiséis, no imaginó que unos padres que se supone que quieren a su hija siendo ella la más joven la hagan casarse con un hombre como él, quien ya estaba viudo, en silla de ruedas y tenía una hija.
“¿La ambición de ellos es más grande que el amor por su hija? Pero si se trata solo de ambición, ¿Por qué no lo dejaron casarse con Michelle cómo estaba planeado?” Se preguntó Lucien frunciendo ligeramente el ceño, mientras leía el resto de la información y mientras más leía más confundido se sentía.
Ya que pudo leer que ella estaba estudiando en una universidad pública y había dejado sus estudios hace unos meses para comenzar a trabajar en un restaurante, esto no se parecía en nada a la vida de una chica adinerada.
Ella tenía el apellido Halls, pero no parecía disfrutar los beneficios de ser una de ellos pensó Lucien, que mientras más preguntas acerca de Aria surgían en su cabeza, estaba mas ansioso por encontrarles alguna respuesta.
— Max, ¿No tienes más información acerca de Aria? ¿Lo que me enviaste es todo lo que pudiste encontrar? — Preguntó Lucien cuando me atendió el teléfono.
— Eso es todo lo que tengo, ¿Quieres que investigue más? ¿Por qué ahora quieres saber más sobre ella?
— Si, quiero que investigues más, ve si puedes encontrar algo acerca de su relación con la familia y demás, siento que algo extraño sucede, apenas tengas la información me la envías. — Ordenó Lucien antes de colgarle el teléfono sin responder la otra pregunta.
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