Esposa Obligada Del CEO Paralítico romance Capítulo 12

Mia miró a su alrededor y dio un paso al frente, con sus manos temblando, sintiendo un ligero sudor en su frente y en su mano sosteniendo ese pequeño objeto que le pesaba tanto, empezándolo a sentir como un instrumento de tortura y con su corazón latiendo a toda marcha, intentó abrir la puerta de la oficina de Jacob con la mano que le quedaba libre, pero al darse cuenta de que está estaba cerrada, estaba por retirar la mano cuando escuchó una voz que no reconocía.

— ¿Qué es lo que está haciendo señora? — Preguntó Dean, arqueando una hermosa ceja y el cuerpo de Mia se estremeció, volteando a mirarlo asustada, no entendía de dónde él había salido y mucho menos como podía moverse sin hacer ningún ruido cuando era bastante grande.

Ella se quedó observándolo por un instante, era la primera vez que veía a este hombre y no tenía idea de lo que estaba haciendo aquí, pero sin duda se veía muy bien, era tan alto como Jacob, su cuerpo era igual de fornido, sus facciones fuertes y atractivas, con ojos oscuros y envolventes, solo que debía ser al menos un par de años mayor que Jacob y parecía que controlaba todo a su alrededor perfectamente.

— ¿Tú… Quién eres? ¿Por qué estás aquí? — Cuestionó Mia en lugar de responderle, porque no sabía cómo dar una explicación de lo pensaba hacer.

— Mi nombre es Dean Walker, soy amigo de Jacob, me mandó por algo a su oficina, es un gusto. — Respondió Dean mirándola como si pudiera leer cualquier secreto en ella y el corazón de Mia tembló al pensar en esto, pero aún así le estrechó la mano, tratando de parecer tranquila.

— Es un placer Dean, bueno si tienes la llave de la oficina puedes pasar, porque él no está aquí y esta cerrada, yo pensé que él ya había llegado, pero no fue así. — Dijo Mia encogiéndose de hombros haciendo un gesto despreocupado, aunque no lo conocía de nada y no podía estar segura que de verdad él fuera amigo de Jacob, sabía que entrar a la casa era algo bastante complicado, porque Jacob tenía muchos hombres custodiando el lugar, así que si él decía que era su amigo y estaba aquí sin ni siquiera intentar permanecer oculto de ella, era porque debería ser así.

— No te preocupes, tengo la llave. — Espetó Dean con una sonrisa divertida, antes de dar algunos pasos hacia ella, quedando muy cerca y mirándola a los ojos, como diciéndole que lo sabía todo y la respiración de Mia se entrecorto, sintiéndose muy pequeña teniéndolo tan cerca, como enjaulada a pesar de que no lo estaba, porque podía retirarse ya que él ni siquiera la había tocado. — Ten cuidado con lo que haces linda pelirroja.

Después de decir esto Dean simplemente entro a la oficina sin más y Mía se quedó paralizada, asustada por esto, pensando en si él podría saberlo, pero luego se dijo que esto era imposible e intentando calmarse decidió regresar a su habitación, pensando en que debería decirle a Jacob todo, antes de que Dean le contará lo que sucedió, si es que lo hacía.

Pasaron las horas, con sus nervios atacándola sin parar, hasta que llegó la noche y empezó a preocuparse porque Jacob aún no volvía, se suponía que volvería hoy y ella pensó que lo haría temprano, pero ya era de noche y él aún no aparecía, lo que comenzaba a preocuparla y cuando empezaba a ponerse más ansiosa, porque ya era bastante tarde lo vio aparecer por la puerta y sintió un enorme alivio, pero también se puso nerviosa, sin saber si él ya sabía lo que ocurrió temprano.

— Buenas noches, ¿por qué aún estás despierta? — Preguntó él de forma despreocupada y tranquila.

Mia al ver esto, pensó que Dean no debía haberle dicho nada aún.

— Estaba esperándote, como no habías llegado me sentía preocupada. — Respondió ella y la mirada de Jacob se suavizó un poco al escucharla.

— No te tienes que preocupar, pero igual gracias por esperarme. — Espetó él dando unos pasos hacía ella y sentándose a su lado para luego acariciar su mejilla con ternura.

Estos casi dos días sin ella, había sentido que la había extrañado mucho, hoy cuando despertó de verdad deseó poder tenerla a su lado y verla dormir, sus sentimientos por ella se estaban haciendo muy fuertes y no sabía si podría alejarse de ella y sentía que ya no quería.

— Me gusta asegurarme de que estas en casa a salvó antes de dormirme. — Susurró Mia con sus mejillas tiñéndose de rosa y bajando su mirada, un poco avergonzada por esta confesión y Jacob la tomó del mentón, haciéndola alzar su rostro para que lo mirará de nuevo.

Mia tembló y su cuerpo le dolía, dejando caer una lágrima que Jacob beso, usando todo su autocontrol para quedarse quieto y no lastimarla, cuando sintió que ella se estaba acostumbrando le preguntó si estaba bien y ella le dijo que si, así que continuó haciéndole el amor con cuidado, hasta que consiguió que los dos llegaran a su clímax está vez.

— Mia, ¿Estás bien? — Preguntó apartando el cabello sudado de la frente de ella, frunciendo el ceño preocupado, le preocupaba mucho haberla lastimado demasiado a pesar de haber sido muy cuidadoso porque está era la primera vez de ella y él era bastante grande.

— Estoy bien. — Respondió dándole una pequeña sonrisa tranquilizadora, aunque sentía dolor en su parte baja, ella sentía que estaba bien, porque él había sido realmente cuidadoso y la había hecho sentir muy bien mientras le hacía el amor, lo había disfrutado a pesar del dolor entre sus piernas.

— Eso es bueno. — Suspiró Jacob aliviado, antes de darle un beso en la frente y luego la abrazó, pegándola a su cuerpo, quería sentirla muy cerca y tenerla así era perfecto, sus cuerpos encajaban a la perfección.

Después de unos minutos Mia se quedó dormida entre sus brazos por el cansancio y todas las nuevas sensaciones, con el pensamiento de que mañana le diría la verdad, mientras él le acariciaba la espalda y Jacob se quedó mirándola, decidiendo que debería hacer algo para no tener que perderla en esta guerra que se avecinaba.

Ya que había estado con ella, le había quitado su pureza y había conocido lo increíble que era hacerla suya y lo adictiva que era, ya cualquier pensamiento de dejarla ir había desaparecido, el problema era hacer que ella permaneciera a su lado, que no quisiera alejarse si se enteraba de lo que le haría a su padre y sabía que tarde o temprano lo haría, porque esa clase de secretos era muy difícil de mantener oculta.

— Hoy te entregaste a mí y como tu precioso nombre, ahora serás mía para siempre. — Susurró Jacob antes de darle un dulce beso en los labios.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Esposa Obligada Del CEO Paralítico