— No he provocado a nadie papá. — Mintió Noah, no podía decirle la verdad a su padre en este momento o seguramente lo querría matar.
— Uno de ustedes tuvo que hacerlo y hay que buscar solucionar esto en cuanto antes, hay que buscar un inversor deprisa, pídele ayuda a los padres de tu prometida. — Espetó Thomas.
— Papá no puedo hacer eso, ya ellos nos dieron mucho dinero y ya saben nuestra situación, más bien quieren su inversión de vuelta, hay que buscar otra manera de solucionar esto. — Suspiró Noah, con su cabeza doliendo, sabía que lo que estaba ocurriendo probablemente era su culpa por enloquecer ese día en la cena pensado que no tendría ningún tipo de represalias, ya que no esperaba que un hombre postrado en una silla de ruedas pudiera hacerle algo así por una mujer que no debería amar. Pero lo peor de todo es que ahora no tenía idea de cómo solucionar este inmenso problema.
— No tenemos para darle su dinero de vuelta, así que habla con ellos para que esperen y ver si te pueden apoyar de nuevo, te vas a casar con su hija, serán familia, deberían ayudarnos.
Noah al escuchar esto se quedó en silencio por unos segundos, después de ver cómo lo trató Michelle y las cosas que le dijo comenzaba a dudar si ella aun querría casarse con él, pero no pensaba decirle esto a su padre porque podría hacer que se preocupe mucho más.
— Veré qué puedo resolver, te llamo más tarde. — Se despidió Noah antes de colgar la llamada y sin pensar en ninguna solución, decidió hacer una llamada a alguien que pensó que no volvería a llamar de nuevo.
— Hola, ¿Con quién hablo? — Cuestionó Aria al responder su llamada y Noah apretó los dientes al pensar que ella estaba fingiendo no tener su número registrado cuando probablemente ella estaba esperando que la llamara, porque debía saber lo que hizo Lucien.
— No te hagas la tonta Aria, seguro que ya estabas esperando mi llamada porque gracias a tu esposo la empresa de mi familia va en picada, tienes que arreglar esto cuánto antes. — Masculló Noah furioso.
— No sé de qué estas hablando y es mejor si no vuelves a llamarme, no quiero tener absolutamente nada que ver contigo. — Espetó Aria sintiéndose bastante desconcertada al no tener ni la mínima idea de que hablaba él.
— No cuelgues, Aria de verdad no puedes permitir esto, sé que me equivoqué contigo y si lo que deseas es que me separe de Michelle lo haré, puedo estar contigo si es lo que quieres, pero pídele a Lucien que no se meta con nuestra empresa, no hagas esto para perjudicarme a mí porque también lastimaras a mi familia y ellos no te han hecho nada malo, si quieres vengarte solo hazlo de mí, estoy dispuesto a pagar mis errores, pero dile a él que deje la empresa en paz, sé que él debe estar haciendo esto porque se lo pediste, si le dices que termine con esto, lo hará. — Pidió Noah sin más remedio, en este momento no tenía otra opción que suplicar, aunque no sintiera estás palabras, porque seguía creyendo que Aria era una mala mujer que estaba con él solo por dinero y que se merecía las cosas que él le había hecho.
— Yo no le he pedido a él que haga nada contra ti ni contra tu empresa, estás enloqueciendo y en dado caso que así fuera, nunca le pediría que terminara con esto porque tú me lo pides y en cuanto a que dejes a Michelle no hace falta, creo que ustedes dos son la pareja perfecta, no vuelvas a llamar, no quiero saber nada de ti, incluso me da asco hablar contigo. — Sentenció ella antes de colgar furiosa. Aunque sus sentimientos por Noah no se iban del todo, después de lo que le hizo ese día su amor se fue convirtiendo en odio.
Además no creía que Lucien fuera capaz de hacer algo contra la empresa de Noah solo por meterse con ella y pensaba que Noah estaba siendo paranoico y que seguramente quien le estaba haciendo algo así debía tratarse de un competidor.
Lucien, que había estado detrás de la puerta ya que cuando iba a entrar la escuchó hablando por teléfono, sonrió al escuchar sus palabras, ya podía imaginar quien era la persona que la había estado llamando y estaba aliviado de que ella fuera dura con él, porque eso demostraba que ella no tenía ningún plan de volver a los brazos de ese patán, lo que lo dejaba mucho más tranquilo.
Él esperó unos minutos ahí hasta que finalmente decidió entrar a la habitación y la observó recostada en la cama con los ojos cerrados, pero él sabía que ella no estaba dormida.
— Aria, ¿Por qué si tienes sueño no te cambias esa ropa por algo más cómodo? — Preguntó y ella abrió los ojos un poco sorprendida, ya que no lo había escuchado entrar.
— Me alegro de que decidieras hacer las cosas correctamente. — Susurró Aria desviando la mirada, ya no podía soportar más la intensidad con la que esos hermosos ojos azules la veían, tampoco podía dejar de pensar en lo primero que él le había dicho y ya tenía su corazón deseando salir disparado de su pecho.
— ¿No tienes nada que decir con respecto a lo otro que dije? — Cuestionó Lucien al mismo tiempo que tomaba la mano de ella.
— Estoy agradecida, es la primera vez que alguien hace algo así por mí y por eso se me hace un poco difícil procesarlo, muchas gracias. — Respondió Aria luego de haber estado en silencio por unos segundos, solo sintiendo la cálida mano de Lucien y su intensa mirada.
— Aria si tú decides darle una oportunidad a la nuestro, siempre tendrás a alguien que te defienda y haga justicia en tu nombre. — Espetó Lucien moviéndose un poco más, para estar más cerca del rostro de ella.
Aria lo miró por unos segundos, hipnotizada por esos hermosos ojos y labios carnosos, quería ver está vez como se sentía besarlo sin estar delirando y por su parte Lucien quería volver a sentir los deliciosos labios de ella que lo estaban volviendo loco.
La intensidad en el ambiente y sus miradas conectadas empezaba a ser bastante fuerte y ninguno de los dos daba el paso siguiente, pero tampoco se retiraba, hasta que Lucien no pudo soportarlo más y la atrajo un poco más hacia él y la besó.
Los corazones de ambos latían desenfrenados mientras Lucien llevaba el mayor dominio del beso, extasiado por la delicia de los labios de ella y Aria seducida por su forma de besarla.
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