Esposa Obligada Del CEO Paralítico romance Capítulo 29

Durante toda la noche, Maya durmió con su cabeza en el pecho de Victor mientras él le acariciaba el cabello sin dejar de mirarla hasta que el sueño lo venció, complacido de volver a tenerla tan cerca, de poder volver a dormir con ella entre sus brazos y pensando que quizás no la había perdido como creía, aún tenía una oportunidad de arreglarlo todo y que ella volviera a estar con él como tanto anhelaba.

Al amanecer él fue el primero es despertarse y luego de dejar un pequeño beso en la frente de ella, con cuidado de no despertarla se levantó de la cama.

Cuando salió de la habitación ya los niños lo estaban esperando en la sala, mirándolo con curiosidad y una sonrisa pícara.

— ¿Qué hacías en esa habitación? ¿Dormiste con mamá? — Cuestionó Jake arqueando una ceja, sin dejar de sonreír y en ese momento Victor comenzó a toser, sintiéndose incómodo al ser sorprendido con esta pregunta de parte de su hijo.

— Si, ella no se sentía bien, solo me quedé para consolarla. — Respondió Victor y los niños asintieron, para ellos era mejor si de nuevo sus padres volvían a conectar, porque ahora Victor también era muy importante para ellos y querían que estuviesen juntos.

— No me gusta que esté triste, hay que hacer algo más para animarla, además necesitas esforzarte mucho para ganar el corazón de mamá, nosotros queremos tener padres juntos. — Suspiró Marcus frunciendo el ceño, estaba preocupado por su madre y al mismo tiempo por que pasaría entre ella y su padre.

— Niños en momentos así, es normal que ella esté triste, pero pronto estará bien, solo tenemos que estar ahí para ella siempre y tratar de darle ánimos. En cuanto a ganarme el corazón de su madre, les prometo que lo intentaré hasta el final, nunca me rendiré haré todo lo posible por cumplir mi deseo de casarme con ella y el suyo de que ustedes tengan a sus padres juntos.

— Podemos hacer eso y tú debes tratar de enamorar a mamá rápido, tienes que cumplir esa promesa. — Dijeron Jake y Marcus al unisonó, haciendo que Victor sonriera aliviado y un poco divertido, se sentía feliz de que ellos ya lo hubiesen aceptado y aunque aún no le decían papá, si lo trataban como a uno y que ellos quisieran que él estuviera con Maya y que incluso se lo exigieran, lo alegraba mucho y al mismo tiempo recordaba que estos niños habían heredado su carácter también.

— Bueno está bien, voy a pedir el desayuno, ¿Qué desean comer? — Preguntó y luego de que los niños le dijeran lo que querían, él lo ordenó y después de que la comida llegó, él dejo que los niños comieran primero y una hora después volvió a ordenar un poco de comida y la llevó a la habitación de Maya, no la había querido despertar antes porque sabía cuánto necesitaba descansar, pero consideraba que ya era momento de levantarla y cuando paso a la habitación, Maya estaba estirándose en la cama, aún medio adormilada, pero al verlo le sonrió hermosamente, haciendo que su corazón diera un vuelco por la emoción.

— Buen día. — Susurró Maya sin dejar de sonreír aún y sentándose.

— Buenos días muñequita, te traje el desayuno, ya los niños comieron, así que ahora tú debes alimentarte. — Dijo Victor dejando la charola sobre las piernas de ella.

— Gracias por estar aquí y hacer todo esto, de verdad que te necesitaba. — Suspiró Maya, no quería imaginar que tan difícil hubiese sido el día de ayer sin el apoyo de Victor y el de sus hijos.

Necesitaba poder desahogarse, llorar con alguien que la hiciera sentir segura, porque aunque tenia a Jacob y él siempre trataba de permanecer fuerte y hacerse cargo de todo, ella no quería darle más problemas, por eso había tenido que fingir que estaba bien y ayudarlo con todo lo que pudiera, porque él también estaba agotado, lidiar con su madre había sido mucho peor después de que se enteró de la muerte de Jerome, ella estaba enloquecida. Por eso Victor había sido su salvavidas.

— No es nada muñequita, yo solo quiero que estés bien. — Aseguró Victor y la miró por un segundo antes de mirar la comida. — Deberías comenzar a comer que se enfría.

Al escuchar sus palabras, Maya comenzó a comer y luego de terminar, Victor recogió todo y ella decidió hacerle una llamada a Jacob para ver cómo iba todo y si necesitaba ayuda, para el alivió de ella, él le había dicho que todo estaba bien, que siguiera pasando tiempo con los niños, que podrían verse mañana por si ella decidía regresarse y aunque Maya no estaba totalmente segura de que él estuviera bien y que pudiera con todo, no quiso insistir, no quería ver a su madre, cada vez que se veían ella no dejaba de insultarla y se alteraba demasiado, por eso creía que lo mejor era permanecer alejadas un tiempo.

Maya también estaba totalmente perdida en sus besos y delicioso aroma, él siempre lograba descolocarla completamente y después de extrañar tanto besarlo, se sentía extasiada en este momento.

— Cómo me encantas muñequita, me vuelves completamente loco, te he extrañado demasiado, extrañe tanto besarte. — Susurró Victor pegando su frente a la de ella al separarse del beso.

— También te extrañe mucho. — Musitó Maya mirándolo a los ojos llenos de amor y deseo y al ver esto Victor volvió a besarla con pasión, sin querer detenerse.

Los dos estaban muy pegados él uno del otro, sin parar de besarse mientras el ambiente en la habitación se llenaba de ambigüedad y cuando Victor iba a intentar quitar la camisa de Maya, se escuchó que tocaban la puerta.

— Mamá, ¿Podemos salir a dar un paseo? Jake y yo queremos comprar algo. — Dijo Marcus detrás de la puerta y Victor suspiró alejándose de Maya.

Soltó una maldición por lo bajo, sintiéndose un poco molesto con sus hijos por primera vez, por interrumpir este momento, el cual necesitaba tanto y había estado anhelando. Había escuchado a algunas personas quejarse sobre lo difícil que era tener niños, pero no lo creía y ahora finalmente comprendía que quizás no era tan sencillo como pensó, aunque igual no los cambiaría por nada porque los amaba demasiado y estaba seguro que ellos y Maya eran lo mejor que le había pasado en la vida, solo que le hubiese gustado poder tener lo que quería en este instante sin haber sido interrumpido.

— Si, ya salimos. — Respondió Maya intentando recomponerse, aún con su carita demasiado sonrojada.

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