Esposa Obligada Del CEO Paralítico romance Capítulo 33

— Creo que eso no tiene nada que ver conmigo, el dinero que se les ha dado ya es suficiente, así que de mi parte no recibirán más que el tratamiento para la señora Amelia. — Aseguró Lucien, dejando a Melissa mirándolo con rabia.

— Aria dile algo a tu esposo, nosotros somos tu familia. — Espetó Melissa y Aria apretó los labios, ella ya estaba muy agradecida con Lucien por ayudar con el tratamiento de su abuela, no era capaz de exigir nada más.

— Hermana no puedes ser tan poco filial después de todo lo que han hecho nuestros padres por ti, ahora que necesitamos ayuda de tu esposo deberías ayudarnos con esto. — Dijo Michelle que iba entrando y escuchó parte de la conversación.

— Ella no es quien toma estás decisiones, si no yo, así que no la metan en esto. — Aclaró Lucien mirandolas con frialdad.

Si Aria le pidiera que les diera dinero a ellos accedería aunque no le gustaría porque esto le traería consecuencias a él, pero lo haría por ella pero este no era el caso y debía decirles esto para que no la molestarán.

— Señor Gray, ¿De verdad a usted no le importa que la familia de su esposa esté pasando por una mala situación? Teniendo tanto dinero, ¿No puede ayudarnos con un poco más? — Interrogó Melissa ofendida.

“No puedo darles más dinero, no cuando se que parte de este podrían destinarlo para hacerme daño, no soy tan tonto como para yo mismo pagar por esto.” Pensó Lucien mientras le sonreía a Melissa con ironía.

Temprano en la mañana Max le había avisado que una de las razones por las cuales ellos estaban necesitando tanto dinero era porque le habían dado dinero a Diana también y aunque aun no se confirmaba para que era este dinero, si podía imaginar para que su tía lo estaba destinando.

— No puedo hacer esto, ya su deuda es demasiado grande. — Se negó y luego miró hacía Aria. — Anda a ver a tu abuela, yo te espero aquí.

Aria asintió de inmediato y se levantó del sofá.

— Yo te acompaño hija.

— Por favor quédense aquí conmigo y dejen que mi esposa vea a su abuela un momento. — Pidió Lucien, pero en lugar de un favor, tanto Melissa como Michelle lo sintieron como una orden y Aria se retiró rápidamente.

Melissa se quedó en silencio totalmente abatida y preguntándose si Aria le había comentado a este hombre sobre el trato que le daban antes, porque de otra manera no entendía como él podía ser tan frío con ellos.

Michelle por su lado se quedó observando a Lucien y mientras más lo veía menos patético le parecía, antes pensaba que lo era, pero ahora se daba cuenta que aunque no podía ver su rostro completo lo que se veía era atractivo, sus ojos eran hermosos y su cuerpo se veía fuerte. Además que parecía llevarse bien con Aria y tratarla bien y con esto empezó a sentirse un poco arrepentida de su decisión, porque aunque Noah era muy guapo y podía caminar no tenía dinero y por esta razón ahora ella estaba sola y embarazada, sin saber que hacer.

— Señor Gray, ¿Quiere que le traiga algo de tomar? — Preguntó Michelle con una sonrisa y Lucien frunció el ceño, sin entender a que se debía el cambio de actitud de ella.

— No gracias.

— Bueno lo que desee solo tiene que decírmelo y le ayudaré. — Dijo ella con una sonrisa llena de coquetería.

En este momento al no encontrar a nadie mejor con quién estar ni casarse y sintiendo que su familia se estaba quedando sin dinero para mantener la vida a la que ella estaba acostumbrada y con un bebé en su vientre empezó a considerar recuperar al hombre con quién debió casarse.

Lucien solo asintió, pero no le prestó demasiada atención y un rato después Aria volvió a la sala con una pequeña sonrisa.

— Ya podemos irnos, mamá te llamaré luego para ver cómo está la abuela. — Se despidió Aria, ya que había confirmado que Amelia estaba bien e incluso había podido hablar un momento con ella solo quería irse de aquí.

— Entonces vámonos, Max estará enviando el dinero del tratamiento. — Dijo Lucien empezando a moverse en su silla para retirarse.

— Los acompañó a la puerta. — Ofreció Michelle y se levantó del asiento para llevarlos hasta allí.

Melissa no se molestó ni siquiera en despedirse porque estaba realmente molesta por no conseguir su objetivo y ni siquiera había podido hablar con Aria por culpa de Lucien, ya que este incluso se atrevía a darle prácticamente órdenes.

— Suéltame, por favor que alguien me ayude. — gritó desesperada al ver que él la tenía mucho más cerca del callejón.

— Nadie te va a ayudar como nadie me ayudó a mí. — Aseguró Noah con una sonrisa llena de maldad y la atrajo más hacía su cuerpo para empujarla rápidamente hacía el callejón y tapar su boca.

Aria lo miró aterrorizada intentando luchar contra él, pero la fuerza de Noah era por mucho superior a la suya, por lo que la desesperación y el miedo comenzaban a apoderarse de ella y sus ojos se cristalizaron.

— No podrás escapar de lo que tengo planeado. — Le susurró Noah y Aria sintió más ganas de llorar, no podía soltarse y sentía a Noah muy cerca de ella, sintiendo repulsión y miedo por esto.

— Más te vale que la sueltes. — Se escuchó la voz amenazante de un hombre cuando Aria pensó que todo estaba perdido y sintió un gran alivio al pensar que alguien vino a ayudarla.

— No te metas… — Espetó Noah, pero antes de que pudiera terminar sus palabras alguien lo separó de Aria y lo empujó con fuerza hacia un lado.

Aria miró a su salvador desconcertada, al igual que Noah.

— ¿Quién te crees para meterte en los asuntos de pareja? Ella es mi novia, vete de aquí. — Preguntó Noah furioso, haciendo que el hombre volteara hacía Aria buscando que ella le confirmara esto.

— No soy su novia. — Negó ella de inmediato y el hombre miro a Noah con frialdad antes de darle un puñetazo que lo tomó desprevenido y lo tiró al suelo.

— No te puedes meter con las mujeres. — Masculló el desconocido al mismo tiempo que pateaba el estómago de Noah.

— Hermano ya déjalo, es mejor que nos vayamos de aquí los tres. — Dijo una chica que estaba a la entrada del callejón y Aria no se había dado cuenta de su presencia hasta que habló.

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