Esposa Obligada Del CEO Paralítico romance Capítulo 38

— ¿Cómo puedes hacerme esto? Yo te amo, quiero estar con ustedes, mi familia. — Sollozó Camille desconsolada, antes de venir aquí nunca espero este recibimiento tan frío.— Por favor déjame quedarme aquí, quiero estar con Luna, te lo suplicó. — Pidió ella entre lágrimas y al verla así Lucien no pudo evitar conmoverse un poco, después de todo habían estado casados un tiempo y ella había sido una buena esposa, la cual no merecía esto.

De hecho pensaba que ninguno se merecía estar en esta situación, solo que el destino les había jugado una mala pasada y ahora tenían que enfrentarse a una situación tan difícil.

— Esta bien, iré a hablar con Luna un momento y luego tomaré la decisión si te quedas aquí hoy o no, espera aquí.

— Esta bien. — Aceptó de inmediato Camille secando sus lágrimas y Lucien asintió antes de dirigirse al área donde estaba su ascensor para ir a ver a Luna y Aria.

En la habitación Aria tenía abrazada a Luna, consolándola, a pesar de que ella no estaba mucho mejor, tenía miedo de que si de verdad era la mamá de Luna que podría pasar con ella, pensaba que probablemente Lucien la echaría y no podía culparlo porque con ella solo tenía poco tiempo de relación y con Camille tuvo algunos años y una preciosa hija.

Sabía que esto haría muy feliz a Luna, así que si esa era la decisión que tomaban, ella no se opondrá, aunque su corazón quedará destrozado. No sabía si iba a poder soportar tanto dolor de nuevo y eso era lo que la asustaba, no imaginaba su vida sin Lucien y Luna, ellos habían llenado su vida de felicidad y si los perdía, lo perdería todo.

Cuando Lucien entro a la habitación y observó la escena pensó en que Camille no debería haber aparecido ahora, está noche se suponía que sería muy especial para ellos y ahora las cosas se habían vuelto así, pero después de tener este pensamiento se arrepintió, Camille había sido muy importante para él antes, era muy bueno que estuviera viva y estaba seguro que esto haría muy feliz a su pequeña.

— Princesa siento mucho el haberte tratado así. — Se disculpó acercándose a ella y Luna lo ignoró, así que él la atrajo hacia sí mismo para abrazarla. — Pequeña de verdad lo siento, solo estaba muy sorprendido y preocupado, no me obedeciste y perdí la cabeza, a veces sucede ¿Me disculpas?

Luna lo miró frunciendo el ceño pensativa al darse cuenta de que él parecía más calmado y se estaba disculpando con sinceridad , así que asintió.

— Esta bien papi, pero, ¿La persona que vino era mi mamá? ¿Puedo verla? — Preguntó Luna con ojos brillantes, muy ansiosa, esperando que la respuesta de su padre fuera afirmativa.

Lucien la miró sintiéndose dudoso, creía que era demasiado pronto para que Luna se encontrará con su madre cuando él aún no había investigado que más había implicado en este regreso, siempre confío en Camille, pero había transcurrido un tiempo sin saber de ella y las cosas podían cambiar. Aunque ella parecía seguir siendo la misma buena mujer, le preocupaba mucho el bienestar de Luna, pero no podía mentirle a su hija ni impedirle ver a su madre cuando ella parecía anhelarlo tanto.

— Princesa no se como explicar esto, solo pido que mantengas la calma y seas muy cuidadosa con ella, recuerda que las personas pueden cambiar y no siempre será lo mismo, pero si, ella es tu madre. — Respondió Lucien bastante tenso y los ojos de Luna brillaron con más intensidad y una hermosa sonrisa se formó en sus labios.

Aria al escuchar esto sintió que el peso en su corazón era más grande, se le hacía difícil respirar y comenzaba a sentirse tan vacía ante la inminente perdida, pensaba que nunca podría competir con la madre de Luna, así que los iba a perder para siempre.

Ellos les habían dado una razón para ser feliz, para recuperarse de todo el dolor que sintió antes, pero ahora sin ellos iba a quedar mucho más desconsolada.

— Papi quiero ir a verla, vamos a verla, yo quiero abrazar a mi mamá, esto es lo que siempre he soñado. — Dijo Luna emocionada, aunque no entendía nada de lo que ocurría, porque pensó que nunca volvería a ver a su madre, nada de eso importaba mientras pudiera estar con ella de nuevo.

Lucien miró a Aria por un momento y sintió que las emociones de ella no estaban bien y tenía muchas ganas de intentar explicarle las cosas, pero en este momento la prioridad era Luna.

Lucien al ver a Aria irse corriendo y ver qué su pequeña parecía estar bien con su madre, dudo en si debía dejarlas solas e ir por Aria ya que era la primera vez en mucho tiempo que se veían, pero luego miro a Priscilla que estaba un poco alejada, pero mirando todo y con una seña le indico que no se moviera de aquí y que se quedara vigilándolas, a lo que está asintió y él se dirigió hacía el jardín para buscar a Aria.

— Aria. — Gritó pero no obtuvo respuesta y empezó a mirar a todas partes recorriendo el jardín hasta que la encontró sentada en el césped cerca de algunas flores, sollozando, así que se acercó a ella de prisa y se levantó de su silla para sentarse a su lado, no le gustaba verla así, sentía que su corazón dolía demasiado. — ¿Qué sucede mi reina? ¿Por qué lloras?

— Déjame sola por favor, anda con ellas. — Pidió Aria entre sollozos, no entendía que él hacía aquí tratándola de esta manera, pero no quería ilusionarse para luego decepcionarse.

— No me iré de aquí hasta que sepa que te sucede, dímelo por favor, se que quizás esto debe ser muy impactante para ti, también lo es para mí, pero aunque las cosas en la casa y con Luna puedan cambiar, te aseguro que lo nuestro no lo hará, nosotros permaneceremos casados. — Explicó Lucien abrazándola y secando sus lágrimas con ternura, podía imaginar que ella tenía inseguridades porque después de todo Camille era su primera esposa y ellos nunca se habían divorciado y por eso las cosas podían complicarse, pero como de ella la habían declarado fallecida, aunque regresara ya él estaba casado y su antiguo matrimonio ya no tenía validez porque todo se había hecho legalmente.

— ¿Estás hablando en serio? ¿no quieres que me vaya? — Preguntó Aria mirándolo con sus ojos llenos de esperanza, sintiendo que tal vez si había una luz al final del túnel, que podía luchar por este amor.

— Estoy hablando muy en serio y por supuesto que no quiero que te vayas, quiero que siempre estés a mi lado, no tienes nada de que preocuparte mi amor. — Aseguró Lucien y Aria lo miró un poco incrédula, pero sintiendo como el enorme peso en su corazón desaparecía. — Aria yo no podría estar sin ti, no me puedo alejar de ti y no quiero dejarte ir por nada en el mundo. — Espetó él antes de besarla, no podía creer que ella pensará en que podría quererla lejos, cuando cada minuto de su día la quería tener cerca y no soportaba verla llorando, no podría soportar lastimarla de esa manera.

Aunque Camille había sido importante para él, en su corazón nunca podría compararse con Aria.

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