Con una sonrisa Maya avanzó hasta el comedor usando sus muletas, con Victor a su lado sin dejar de mirarla ni un segundo por miedo a que pudiera caerse.
— Puedo andar con esto, no tienes que preocuparte. — Le dijo ella, pero él no apartó su mirada y tampoco dejo de fruncir el ceño hasta que finalmente llegaron al comedor y separó una silla para que ella se sentará.
— Ya vuelvo, llamaré a los niños a comer, no se porque aún no han bajado. — Dijo Victor antes de dejar un beso en el cabello de ella y comenzar a subir las escaleras.
Al entrar a la habitación se sorprendió bastante al darse cuenta de que ellos aún seguían dormidos, cuando normalmente se levantaban bastante temprano, sin ni siquiera ser llamados.
— Campeones es hora de levantarse. — Llamó él y ellos rápidamente se removieron en la cama antes de finalmente abrir los ojos y mirar a su padre un poco aturdidos. — ¿Por qué aún no se levantan? Su mamá ya los está esperando en el comedor.
— Es que anoche nos quedamos haciendo algo para dárselo a mamá. — Explicó Jake estirándose en la cama y Victor arqueó las cejas sorprendido.
— ¿Qué hicieron para ella? — Cuestionó y Marcus señaló su mesa donde había un block bastante grande, mientras se levantaba de la cama.
Victor abrió el block y empezó a ver algunos dibujos, ellos dibujaban bastante bien, eran muy pequeños pero eran muy dedicados y cuando vio el último dibujo que habían hecho no pudo evitar sonreír.
Habían dibujado a Maya usando sus nuevas muletas, con él a su lado y ellos dos mirándola con una sonrisa llena de orgullo y con las palabras escritas: “Mami eres increíble”. Esto que habían dibujado era algo que había pasado ayer, cuando Maya empezó a usar por primera vez sus muletas.
— Esto es muy bonito niños, estoy seguro que a su mamá le encantará, la hará muy feliz. — Espetó él sin dejar de sonreír.
Jake y Marcus al escuchar esto también sonrieron, les gustaba que su madre fuera muy feliz y como sabían que ella se estaba esforzando mucho en recuperarse, querían hacer algo lindo por ella.
Los gemelos rápidamente se arreglaron y bajaron al comedor, donde Maya ya los esperaba y el ama de llaves ya había servido la comida en la mesa. Hace dos días Lorena se había tomado unas pequeñas vacaciones para ir a visitar a su familia y aún no volvía, pero como los niños no daban problemas y Maya y él estaban todo el día en casa no había sido necesaria realmente.
— Hola mis amores. — Saludó Maya con una sonrisa cuando los niños se acercaron a ella y le dejo un beso a cada uno en la frente.
— ¿Cómo te sientes mami? — Preguntó Marcus mirándola.
— Perfectamente bien, siéntense a comer, que se enfría.
— Mami primero mira esto, Marcus y yo lo hicimos para ti. — Dijo Jake abriendo el block para mostrarle su dibujo y la sonrisa de Maya se ensanchó al verlo.
— Es realmente hermoso, muchas gracias bebés, los increíbles son ustedes. — Suspiró Maya con su corazón lleno de calidez, en este momento se sentía realmente afortunada, porque a pesar de que sus recuerdos estaban ausentes, tenía unos hijos tan maravillosos y estaba junto al amor de su vida, pensaba que la vida había sido muy buena con ella al darle estás cosas.
— De nada mami. — Dijeron los niños al unisonó, sonriendo también y muy satisfechos al ver que su regalo había cumplido su cometido.
— Quiero que lo enmarquemos y luego lo colguemos en una de las paredes de la casa. — Espetó Maya mirando a Víctor.
Cuando Maya iba a entrar a la casa, se paralizó, su cabeza comenzó a doler, cuando un recuerdo la golpeó, uno que le hizo doler su corazón inmensamente, tanto que no pudo sostenerse, dejo caer sus muletas y ella cayó hacía atrás.
Sentía que no podía respirar por el dolor, no le dolía su cuerpo, ni siquiera se había dado cuenta si se había lastimado o no al caer, porque era lo menos que le importaba, lo único que quería era entender ese recuerdo y el dolor que estaba sintiendo.
Victor al verla caer corrió hacía ella deprisa y al verla llorando se preocupó.
— Muñequita, ¿Qué pasó? ¿Te lastimaste mucho? Te llevaré al hospital. — Dijo preocupado e iba a cargarla cuando ella lo empujó.
— No me toques. — Gritó Maya mientras sus lágrimas no dejaban de caer y Victor la miró desconcertado.
— ¿Muñequita? ¿Qué sucede? — Cuestionó Victor con su corazón adolorido al verla así.
— ¿Cómo pudiste hacerme algo así? ¿Cómo te atreviste a engañarme con esa mujer? ¿Por qué rompiste mi corazón de esa manera? ¿cómo pudiste ser tan cruel? — Interrogó Maya con el corazón destrozado, no entendía nada acerca de ese recuerdo, pero si sabía cuánto dolía haberlo visto con esa persona y que luego él le dijera que solo había jugado con ella.
Había pensado que lo que estaba viviendo con él estos días había sido un sueño, pero de la nada todo comenzaba a derrumbarse y no entendía nada, no entendía como podían estar juntos después de algo así.
Victor se congeló al escuchar esto y maldijo con todas sus fuerzas en su mente, no podía creer que el primer recuerdo que llegara a ella fuera lo que sucedió ese maldito día, ese del cuál el quería olvidarse por haberla lastimado tanto.
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