Esposa Obligada Del CEO Paralítico romance Capítulo 9

Habían transcurrido algunos días desde la boda y Aria como se lo indicaron hoy estaba ayudando con la limpieza de la casa, de su estancia aquí esto y pasar tiempo con Luma era lo más sencillo para ella, ya que ya estaba adaptada a limpiar, pero si había sorprendido a Lucien y a Priscila porque hacía todo muy bien y sin quejarse, no entendían muy bien como esto era posible si ella venía de una familia influyente, debería ser una chica mimada y sufrir al hacer estás cosas, pero eso no parecía ser así.

— Señorita, cuando terminé aquí puede seguir con las habitaciones, yo voy a estar muy ocupada porque tengo que preparar una gran comida ya que el señor Gray viene a cenar. — Dijo Priscila al pasar por su lado.

— Esta bien. — Aceptó Aria y continúo con lo que estaba haciendo un poco pensativa, está seria la primera vez que ella se encargaría de limpiar las habitaciones y por lo tanto podría conocer la habitación de Lucien y esto le intrigaba un poco, porque él le parecía muy misterioso, distante y frio, solo cuando le hablaba a Luna no parecía un robot.

Aria terminó de limpiar la habitación de Luna y se dirigió a la de Lucien, no había mucho que hacer porque casi todo estaba bien ordenado, aunque se veía sin vida y cuando fue a tender la cama no pudo evitar percibir el atractivo aroma en su almohada y acercó la almohada a su rostro para poder oler mejor, le parecía delicioso, pero al darse cuenta de que alguien podría entrar y si la veían haciendo esto pensarían que estaba loca, dejo la almohada en su lugar de inmediato y terminó con la limpieza para abandonar la habitación y continúo hacía la otra habitación a su lado.

Cuando entro a esta y encendió la luz, se sorprendió al ver una foto bastante grande colgada en la pared de una hermosa mujer rubia, era realmente hermosa y al dirigir su vista hacia otra de las fotos vio a Lucien con ella de pie cargando a una bebé, mientras los dos sonreían.

"Él se veía realmente feliz, tan diferente a como es ahora, supongo que realmente la amaba mucho." Pensó Aria, sintiéndose un poco extraña con este pensamiento.

Está habitación a diferencia de La de Lucien, si se veía mucho más cálida, habían fotos en varias partes, flores en un jarrón, como si alguien durmiera aquí, pero Aria sabía que esto no era posible porque su esposa había muerto hace un tiempo y Lucien dormía en la habitación de al lado, ya que a su lado estaba la de Luna.

— ¿Qué haces tú aquí? ¿Quién te permitió entrar? — Preguntó Lucien desde la puerta apretando los dientes, hace un minuto cuando iba a su habitación se dio cuenta de que la puerta de esta se encontraba abierta y decidió ver que sucedía y no le agradó para nada encontrar a Aria ahí.

— La señora Priscilla me dijo que limpiara las habitaciones. — Respondió Aria un poco asustada al verlo tan molesto, a él parecía no importarle nada, siempre se veía frío y distante, nunca furioso, pero hoy lo estaba y ella lo había provocado, se sentía aterrada por eso.

— Estoy seguro que ella no te dijo que entrarás aquí, sal y no se te ocurra volver a pisar está habitación, no tienes derecho. — Masculló Lucien viéndola con rabia, no le gustaba que nadie más que Priscilla y Luna entrarán a esta habitación.

— Disculpe, no volverá a ocurrir. — Dijo Aria antes de salir huyendo del lugar para dirigirse corriendo a su habitación.

Al llegar todo su cuerpo temblaba, Lucien en estos días nunca había sido malo con ella, pero como se rumoraba que él era muy cruel, ella estaba totalmente aterrada de cuál seria su castigo por su error, esperaba que al menos estos castigos no se parecieran a los de Oliver.

— Señorita. — Llamó Priscila tocando la puerta.

— Dígame. — Le dijo Aria cuando le abrió.

— Por favor no vuelva a entrar nunca más a la habitación de la señora, al señor no le gusta que nadie toque sus cosas, esto es muy importante para él y no va a tolerar un error más de su parte.

— Lo siento mucho, espero no haberte traído problemas, no sabía que estaba prohibido. — Se disculpó Aria apenada.

— Fue mi error, a mí se me olvidó decirte, lo importante es que esto no vuelva a ocurrir y recuerde ponerse un lindo vestido para la cena, a las siete ya tiene que estar abajo y si el señor Gray le pregunta sobre su relación con el señor usted no debe revelar nada, solo decir que todo va bien. — Explicó Priscila.

— Está bien. — Aceptó Aria y Priscila se fue luego de asentir.

Pasaron las horas y Aria se arregló con un hermoso vestido azul ajustado, se hizo un maquillaje ligero y se dejó el cabello suelto.

Cuando bajo Lucien y Luna ya estaban en el sofá, los dos vestidos perfectamente como siempre, Aria al verlos sentía que parecían haber salido de una revista.

— Te ves muy linda. — Dijo Luna mirándola con una sonrisa.

— Tú te ves mucho más linda princesita. — Espetó Aria acercándose a ella, estos días las dos se estaban llevando muy bien y Aria se sentía feliz por eso, porque sin Luna sentiría que se volvería loca, porque aquí habían muy pocas personas y Luna era prácticamente la única que hablaba con ella porque los demás solo le dirigían la palabra si era estrictamente necesario.

— Es demasiado pronto. — Murmuró Lucien frunciendo el ceño, esto lo habia tomado por sorpresa.

— Eso mismo le dije yo, pero él es muy terco. — Se quejó Diana.

— No digan tonterías, ya están casados, no es pronto, quiero otro nieto rápido. — Exigió Gerard. — De hecho, mañana enviaré a María aquí para que les preparé alimentos nutritivos y algunos remedios caseros para que Aria pueda quedar embarazada más rápido.

— Eso no es necesario, Priscila puede hacer eso. — Se negó Lucien sintiéndose cada vez más molesto, no le convenía tener a esa mujer aquí, porque estaría al pendiente de todo y tendría que dormir en la misma habitación con Aria para no levantar sospechas.

— No lo creo, nadie es mejor que María para cuidar de la salud de alguien, así que ya está decidido, ella vendrá aquí mañana. — Declaró Gerard y Lucien tensó la mandíbula, odiaba recibir órdenes, pero su abuelo después de la muerte de sus padres había sido quien lo crío, por eso le tenía mucho respeto y era al único miembro de su familia que obedecería, aunque no por mucho tiempo, ya que los demás miembros de su familia seguían desafiando sus límites y tarde o temprano tendría que ir en contra de ellos y Gerard no estaría de acuerdo con eso.

— Esta bien. —Aceptó Lucien sin más remedio.

— Bueno ya nos vamos, Aria por favor acompáñanos a la salida. — Pidió Gerard levantándose de la mesa, seguido de Diana.

— Si señor. — Accedió Aria levantándose de inmediato y luego de Gerard y Diana se despidieran de Lucien y Luna, ella los acompañó hasta el auto.

— Aria, no se si han tenido intimidad aún, pero si no es así, debes apresurarte con esto, quiero un nieto pronto, que sea un niño, así que si Lucien no te busca, tendrás que seducirlo, pero debes cumplir con tu trabajo, tienes que obedecerme porque ese fue el trato que hice con tus padres, así que encárgate de embarazarte de Lucien y si hay algún problema puedes decirle a María y ella me lo comunicará a mí. — Espetó Gerard antes de subirse al auto, dejando a Aria totalmente helada. — ¿Entendiste?

— Si señor. — Respondió Aria con su voz quebrándose, ya no solo se sentía como una mercancía, si no también como alguien sin voluntad, sin salida, porque ahora la estaban obligando a acostarse con un hombre que no amaba y darle un hijo, ella no estaba dispuesta a hacer esto.

— Perfecto, haz lo que te digo, no me gusta que me desafíen, quien lo hace termina mal. — Advirtió Gerard antes de irse, dejando a Aria parada ahí aturdida, con una lágrima deslizándose por su mejilla.

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