Esposa Obligada Del CEO Paralítico romance Capítulo 9

— Elijah está haciendo cosas a tus espaldas, debes tener cuidado, también deberías tener cuidado con tu esposa, después de todo es su hija. — Advirtió Dean, su mano derecha, él era en quien Jacob más confiaba de las personas que trabajaban para él.

— Se que él no se iba a conformar con una alianza, sabes que estamos preparados para lo que haga. — Espetó Jacob, sin prestarle demasiada atención al resto de sus palabras, porque confiaba en Mia, sentía que ella era demasiado inocente y buena como para caer en los sucios juegos de su padre, ella no parecía de las mujeres que fingirían y se prestarían para casarse solo para ser parte de una trampa, además de que ella no parecía ser nada cercana a su familia, nunca les hablaba de ellos, tampoco los había visto desde que se había mudado a su casa, excepto la vez que los visitaron de sorpresa.

— ¿Cuándo comenzaremos a movernos? Creo que te estás tardando. — Dijo Dean, un poco preocupado, porque ya Jacob tenía más de un mes casado y no habían comenzado a hacer ningún movimiento contra Elijah, cuando se suponía que comenzarían a hacer esto rápidamente.

— Necesito unos días más. — Murmuró Jacob pensativo, sabía cuáles eran sus planes originales y que Dean tenía razón, pero aún quería esperar un poco más, porque apenas empezará una guerra contra Elijah, Mia se alejaría para siempre, se pondría del lado de su padre, así no fueran cercanos lo haría, porque despues de todo él era su familia y sabía que esto siempre pesaba más, porque aunque su padre no había sido un buen hombre, aún así él lo amaba de cierta manera y siempre estaba de su lado.

Eso mismo creía que sucedería con Mía y por eso quería esperar un poco más, porque a pesar de que siempre era muy distante con ella, se sentía muy bien cuando la tenía cerca, disfrutaba mucho de lo linda que era ella con él, no quería perder esto.

— Jacob recuerda que tu matrimonio es solo el medio para un fin, no debes dejarte influenciar por tu esposa, eso será un grave error, además no se puede esperar demasiado, porque Elijah no va a esperar.

— Lo sé, no te preocupes, pronto te daré nuevas órdenes, por ahora me tengo que ir. — Se despidió Jacob y salió del lugar para empezar a caminar hacía su auto y pasó todo el camino pensando en lo que Dean le había dicho y que él mismo ya sabía, pero había querido ignorarlo.

Al llegar a casa entro y lo primero que vio fue a Mia sonriéndole a su madre y entregándole unas galletas y café.

— Señora Meryl, las galletas están deliciosas, pruébelas, prometo que no la van a decepcionar. — Dijo Mia sin dejar de sonreírle.

— Esta bien, gracias. — Accedió Meryl.

— De nada, si necesita algo puede decirme. — Musitó Mia y cuando se dio la vuelta vio a Jacob que la estaba mirando y su sonrisa se amplió. — Hola, llegaste más temprano hoy.

Jacob la miró con sentimientos encontrados, era difícil ignorar lo que estaba comenzando a sentir por ella, mucho más cuando la miraba ser tan amable con su mamá, tanto que Meryl comenzaba a aceptarla y parecía estar mucho más tranquila que antes, por lo que él estaba muy agradecido, porque no solo era muy linda con él, si no también con su mamá.

Mia había llegado a darle un poco de paz a su vida, de luz en medio de tanta oscuridad y por eso le costaba aceptar tanto que tendría que alejarla pronto.

— Hola, si quería ver a mi mamá, no he podido verla demasiado estos últimos días. — Mintió apartando su mirada de ella, porque en realidad había decidido venirse de una vez porque quería verla, estar cerca de ella porque sabía que pronto ya no lo podría hacer. — Mamá, ¿Cómo has estado?

— Estoy bien. — Respondió Meryl mientras comía una galleta, sin ni siquiera mirarlo y él suspiró, era bastante difícil darse cuenta lo mucho que su madre había cambiado después de la muerte de su padre y que a pesar de ir a terapia ella no avanzaba demasiado, estos últimos días había mejorado un poco porque ya no tenía ataques de ira, pero parecía estar de cierta manera como desconectada.

— Me alegro mamá. — Susurró él y se acercó para darle un beso en la frente, pero ella lo esquivó, haciendo que el semblante de él se volviese un poco triste.

— También hice galletas para ti, ¿Quieres que te traiga unas? — Preguntó Mia sonriéndole, al notar que él se sentía triste, queriendo animarlo.

— Hola.

— ¿Estás sola? — Cuestionó su padre al otro lado.

— Si.

— Te llamo para decirte que te voy a dar la última oportunidad, mañana Olivia y Brooke irán a entregarte lo de la vez anterior y espero que está vez hagas lo que te digan, porque si no, no solo tú vas a pagar las consecuencias, si no también tu querida Rosa, ella ha sido tan buena contigo, no creo que merezca lo que le pasará si no me obedeces. — Masculló Elijah y Mia se congeló, con sus ojos cristalizándose al mismo tiempo que su corazón se desgarraba.

No entendía por qué no podía ser feliz ni por qué su padre era tan cruel con ella, parecía que la odiaba, en lugar de amarla como un padre lo haría con una hija.

— No, no puedes hacerle nada a ella, no tiene la culpa de nada, no la involucres en esto por favor. — Pidió Mia con su voz temblorosa, lo menos que quería era que Rosa saliera lastimada, cuando había sido la única persona que fue buena con ella después de que perdió a su madre.

— Bueno si no quieres que ella salga perjudicada, ya sabes lo que tienes que hacer. — Espetó Elijah antes de colgar la llamada y las lágrimas de Mia comenzaron a caer.

No tenía idea de que hacer, se sentía sin salida, estaba muy desesperada, porque no quería que nada le sucediera a Rosa y tampoco deseaba que la alejaran de Jacob, pero si hacía lo que le estaban pidiendo no sabía que tan graves serían las consecuencias que Jacob tendría que enfrentar.

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