Felicidad efímera romance Capítulo 10

A altas horas de la noche, Ivonne consultó varias ofertas de empleo en su portátil, pero no encontró ninguna adecuada. La mujer accedió entonces a una página que hacía tiempo que no visitaba y se quedó mirando su contenido durante largo rato. Solo cuando recibió una llamada de Guillermo volvió en sí. Con los ojos mirando hacia abajo, Ivonne salió de inmediato de la página.

—¿Quiere que regrese a la Residencia Landeros? —preguntó Ivonne, sorprendida tras escuchar a Guillermo.

—Sé que te he hecho daño durante los últimos tres años y que debes odiarme por ello. Seguro por eso dejaste de ponerte en contacto conmigo —explicó Guillermo como un niño culpable.

—No es eso… —negó Ivonne.

«Por supuesto que no me alejé por resentimiento. Es que estoy demasiado ocupada con el trabajo, y además tengo que cuidar de mi madre. Al parecer me alejé demasiado». Además, Ivonne estaba convencida de que Guillermo centraría toda su atención en Jonathan, su querido nieto que acababa de regresar. De forma inesperada, Guillermo aún se preocupaba mucho por ella.

—Lo visitaré pronto, ¿está bien? Es que ahora estoy muy ocupada con el trabajo.

Ivonne sabía que tenía que ser amable y paciente con un hombre mayor como Guillermo. El hombre tenía una salud precaria y su presión arterial subía rápido si se emocionaba. Durante los últimos tres años, Ivonne visitó a Guillermo de vez en cuando porque lo trataba como si fuera su familia. Por eso no se atrevía a hacerle daño.

—Sé lo importante que es tu trabajo. Saber que aún te importo es suficiente.

Ivonne inventó historias interesantes que le habían sucedido en el trabajo. Luego, se las contó a Guillermo, que de inmediato soltó una carcajada que resonó por toda su habitación. Poco después, Ivonne escuchó que el mayordomo de Guillermo lo instaba a retirarse a la cama. Ivonne preguntó a Guillermo:

—¿No es hora de que descanse?

—¡Todavía no tengo sueño!

—Tiene que descansar cuando es el momento de hacerlo, abuelo. Lo volveré a llamar, ¿está bien? ¡Buenas noches!

Guillermo recibió noticias de la situación de Ivonne después de terminar la llamada.

—¿Me estás diciendo que la despidieron?

El mayordomo le contó a Guillermo todo sobre cómo despidieron a Ivonne. La mujer hizo todo lo posible por hacer reír a Guillermo en lugar de quejarse con él por teléfono, lo que hizo que se compadeciera aún más de ella.

—Eso me recuerda. ¿No está buscando un traductor la empresa de Jonathan? Consigue un intermediario que se ponga en contacto con Ivonne y asegúrate de hacerlo todo según las normas porque no quiero que sospeche. Es lista, ¿sabes?

El mayordomo asintió en respuesta. Mirando el cabello blanco de Guillermo, el mayordomo no pudo evitar acordarse de cuánto tiempo había pasado el anciano preocupándose por Jonathan. «Si el Señor Landeros pudiera sentar cabeza, su abuelo podría vivir en paz el resto de su vida».

Hacia las once, Ivonne recibió una llamada de su antiguo profesor, que tenía un trabajo que ofrecerle.

Con una expresión sombría en el rostro, Ximena apartó a José de su camino y se apresuró a entrar en la sala de entrevistas en cuanto Ivonne se marchó.

—La mujer que acaba de venir a la entrevista no está en absoluto cualificada. ¿De verdad van a contratarla?

Casi todos los entrevistadores sabían que Ximena era la novia de Jonathan, así que se apresuraron a explicar:

—Señorita Garduño, puede que no tenga mucha experiencia laboral, pero sabe muchos idiomas. Deberíamos darle una oportunidad a alguien con un potencial decente como ella…

—Yo era su colega, y escuché que la despidieron por filtrar el contenido de su trabajo de traducción. ¿Están seguros de que alguien así no traicionará a nuestra empresa por su propio interés?

—Bueno…

—La violación de la confidencialidad es un asunto serio. ¿Cómo cree que reaccionará Jonny cuando se entere de esto?

—Sabemos qué hacer, Señorita Garduño.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Felicidad efímera