Felicidad efímera romance Capítulo 23

Ivonne echó un vistazo a las grabaciones de vigilancia de la empresa y enseguida se dio cuenta de que faltaban cinco minutos, así que se burló para sus adentros. «Se esforzó mucho sólo para calumniarme, pero sus métodos son tan poco eficientes». Ivonne dio unos golpecitos en el teclado, en un abrir y cerrar de ojos, la sección que faltaba, de cinco minutos, estaba recuperada.

Nina se puso rígida cuando vio que la grabación de vigilancia se detenía en la parte en la que ella estaba sentada frente al ordenador de Ivonne, que por casualidad había una cámara de vigilancia detrás de su cubículo, lo que permitió que ampliara la imagen de la grabación al máximo, lo que dejo que todo el mundo viera la pantalla del teléfono de Nina. Durante ese tiempo, Nina estaba enviando mensajes de texto a Darío Huarte por WhatsApp mientras le enviaba un correo electrónico.

Se reveló todo el contenido de la conversación, era evidente que se estaban mandando videos íntimos y enviando fotos de ellos desnudos el uno al otro, una vez que Nina terminó de enviar en secreto el correo electrónico, borró sus registros de chat.

Sólo después de hacer todo eso salió de la oficina.

—Eso es imposible... ¿Cómo has...? —Nina murmuró. «Todas las grabaciones en las que aparecía yo, fueron eliminadas hace mucho tiempo. ¿Cómo ella...?».

Anoche, Ivonne había pasado por el baño una vez, en esa ocasión, tropezó con Nina, que parecía volver corriendo para informar que Ivonne había vuelto para recuperar el teléfono que había dejado en el despacho, como Ivonne no era muy amiga de Nina, no intercambiaron muchas palabras y ahora que lo pensaba, se daba cuenta de que Nina estaba muy nerviosa en ese suceso, ahora le quedaba claro que había hecho algo mal.

Nina entró en pánico al instante, incluso la gente que antes acusaba a Ivonne empezó a sospechar de Nina.

—¡Así que es cosa de Nina! ¡Vaya! El Señor Huarte es lo suficiente mayor, que podría ser su padre. ¿Cómo pudo enrollarse con él? ¡Incluso se enviaron desnudos! ¡Puaj!

—Escuché que venía de una familia pobre, pero, mira. Lleva ropa cara y de edición limitada todo el tiempo. Claro, la empresa nos paga un sueldo enorme, pero ella no es más que una insignificante ayudante de dirección. Su salario no es suficiente para permitirle comprar todo eso. Ahora que vimos las imágenes, las piezas están encajando. Debe ser la amante.

—Pfff. No puedo creer que tuviera las agallas de acusar a otra persona. Casi acuso de forma injusta a un inocente por su culpa.

Nina refutó:

—No digan tonterías. Todo esto es falso, ella me está calumniando.

—¿Aún vas a negarlo con todas las pruebas que hay aquí? Deberías gastarte más dinero y contratar a un hacker mejor si quieres hacer algo así en el futuro —aconsejó Ivonne.

Ximena frunció el ceño y lanzó a Nina una mirada de advertencia.

—¡Cállate! ¿Sabes lo qué hiciste? ¿Cómo te atreves a calumniar a mi prima? La empresa llegará al fondo de este asunto.

—Ximena, tienes que hablar por mí. Yo nunca quise hacer esto. Eras tú quien me incitaba. Por eso tuve el valor de arriesgarme tanto.

—Tonterías. Tú eres la que está enamorada. No me eches la culpa a mí. Nunca habría dejado que el departamento de Recursos Humanos te retuviera si hubiera sabido de tu relación con Darío. —Ximena apartó a Nina de un empujón.

«¡Maldita mujer! ¿Cómo se atrevió a echarme la culpa a mí?».

—¿No dijiste que odiabas a Ivonne y que querías que...?

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