—Tienes que asumir la responsabilidad de lo que hiciste. —Ximena se dirigió entonces a los policías que estaban a su lado y les dijo—: Un abogado especial se pondrá en contacto con ustedes en relación con los asuntos de Nina. Nuestra empresa nunca dejará escapar con facilidad a gente como ella.
—Ximena, ¿de verdad estás haciendo esto ahora? —Enfureció Nina, con las mejillas enrojecidas por la ira. «Ya perdí mi trabajo. ¿Cómo voy a conseguir trabajo en el futuro si me acusan de un delito? Puede que me convierta en el enemigo público número uno, podrían gritarme y difamarme a su antojo».
—¿Qué hacen ahí parados? Esta mujer perturbo con gravedad la paz de la empresa. Dense prisa y llévensela —ordenó Ximena a los policías.
Ximena se acercó a Ivonne, la tomó de la mano y se disculpó.
—Ivonne, siento mucho haberte acusado de forma errónea hace un momento. Además, ¿cuándo adquiriste esos increíbles conocimientos informáticos? Lo siento mucho, Ivonne. Sé que es mi culpa por no investigar esto de forma adecuada. Debió ser duro para ti. ¿Puedo compensarte invitándote a comer?
—Ximena, no seré tan indulgente si esto vuelve a ocurrir —dijo Ivonne.
—Esto no es un mercado. ¿Por qué todo el mundo se amontona aquí en lugar de aplicarse durante las horas de trabajo? A todos ustedes se les restará clasificación de rendimiento. —Se escuchó una voz fuerte. Cuando Ivonne se dio la vuelta, vio a Jonathan de pie detrás de José.
De repente, las miradas de Ivonne y Jonathan se encontraron, pero de inmediato Ximena quiso acercarse a él, cuando lo vio mirando fijo a Ivonne, ellos estaban intercambiando miradas como si no hubiera nadie a su alrededor y un sentimiento de ansiedad creció en el corazón de Ximena.
—Muy bien. Vuelvan todos al trabajo —ordenó José.
La mirada de Jonathan era gélida mientras observaba la silueta de Ivonne que se alejaba cojeando de la habitación, no pudo evitar fruncir el ceño, segundos después, sonó la voz infantil de Ximena.
—Jonny, no pretendía atacar a Ivonne. A mí también me engañó Nina, pensando que Ivonne había filtrado los secretos de la empresa. Por eso...
En ese momento, Jonathan dio un paso atrás, haciendo evidente que su perfume le resultaba muy penetrante, que tan sólo al acercarse a ella comenzaba a dolerle mucho la cabeza.
—Más vale que sea así. —Su respuesta fue plana y carente de emoción. De ahí que Ximena no se percatara de su intención de querer mantener la distancia con ella.
—¿Por qué lloras? —preguntó.
—¿Por qué, no puedo llorar cuando me acusas de forma injusta? No puedo creer que pienses eso de mí. Incluso te fuiste temprano. ¿Qué iba a hacer si de verdad estabas drogado? —Los ojos de Ximena brillaron, ella sabía que derramar lágrimas era el mejor truco para ganarse la compasión de un hombre.
—Lo siento —murmuró Jonathan con voz grave.
Fiel a las expectativas de Ximena, sus lágrimas crearon la magia, también sabía que él no podía hacerle nada.
Se secó las lágrimas y dijo:
—Jonny, anoche me hiciste mucho daño. Ahora me duele todo el cuerpo.
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