Durante todo el día solo bebió un poco de agua. Por la mañana ayunó para la revisión y a medio día se saltó la comida.
En el pasado, se habría sentido perfectamente bien, aunque no hubiera comido nada en todo el día. Sin embargo, las cosas podrían haber cambiado debido a su embarazo. Se le oscureció la vista y sintió que se iba a desmayar. De pronto, sus piernas empezaron a tambalearse y colapsó. Una figura apareció en el momento justo y la abrazó con fuerza.
—Sebastián, ella es... Oh, ¡es la chica de tu pantalla! —Su asistente exclamó con sorpresa.
Últimamente, Sebastián estaba perdido en sus propios pensamientos. Se quedaba viendo la pantalla de su teléfono o revisaba los mensajes de WhatsApp. Estaba claro que se había enamorado. Por desgracia, su trabajo era un poco particular.
Pasaban la mayor parte del tiempo obedeciendo órdenes y cumpliendo las tareas asignadas. En días recientes, estuvieron muy ocupados investigando un caso de asesinato con un cadáver descuartizado. El caso se cerró de forma oficial esa mañana y por fin tenían un par de días libres.
—Trae el auto. —Sebastián tomó a la chica en brazos.
Era tan ligera que podía levantarla casi sin esfuerzo.
—¡Claro! —Su asistente fue rápido por el auto.
Después, Sebastián la llevó al hospital más cercano y la metieron en el quirófano. Una hora más tarde, la puerta del quirófano se abrió y sacaron a la mujer inconsciente. Sebastián se acercó corriendo y preguntó:
—¿Cómo está?
El médico sabía quién era Sebastián, ya que el hospital era un establecimiento propiedad de la familia Montaño.
—Señor Montaño, esta anémica dama hizo un sobreesfuerzo. Como consecuencia, hubo signos y síntomas de un posible aborto. Como sea, ahora está bien. Ya que está embarazada de gemelos y está bastante débil, necesita descansar bien. Si su cuerpo no se nutre lo suficiente, tal vez no pueda tener al bebé. Su salud no es muy buena y, si aborta, me temo que ya no podrá concebir.
«¿Embarazada de gemelos?».
La mirada de Sebastián se ensombreció.
—Entiendo.
Perplejo, el doctor miró a Sebastián.
«Nunca había visto al Señor Montaño con ninguna mujer; tampoco lo había visto tan preocupado por alguien. ¿Puede ser esta dama la futura Señora Montaño? Mejor tengo cuidado».
—No le diga a mi madre sobre ella.
—Entendido, Señor Montaño.
Ivonne ingresó en la sala VIP y Sebastián se quedó a su lado para cuidarla. Le insertaron varios tubos en la mano y poco después, despertó.
—En otras palabras, ¿voy a tener nietos pronto? Gemelos, ¿verdad? ¡Oh, gracias a Dios por esa bendición! Ya no eres joven. Ya es hora de que tengas un bebé con Jonny.
Como madre, Wendy conocía muy bien a su hija. Al escuchar cómo tanteaba las palabras, Wendy estaba segura de que el embarazo de Ivonne era real.
—Yo... Mamá, no quiero el bebé.
Ivonne estaba desconcertada por el giro de los acontecimientos. La reacción de su madre no era la que ella había previsto.
«¿Cuál bebé? No quiero tener hijos».
Como Wendy había descubierto la verdad, Ivonne pensó en sincerarse con ella.
—¿Qué tonterías dices? ¿Qué quieres decir con que no quieres el bebé? ¿Peleaste con Jonny?
—No, no peleé. Solo no quiero dar a luz.
«¿Por qué tengo la fuerte sensación de que mamá está del lado de Jonathan? ¿Está hechizada por él?».
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