Haciéndolo mío romance Capítulo 40

Miré a Josué con una expresión de burla y dije todo eso para lastimarlo a propósito. Después de todo, él era una persona arrogante que se sentía muy competente. Como era de esperarse, su expresión se oscureció al instante cuando lo comparé con Miguel. Los hombres eran criaturas con ego frágil, en especial cuando los comparaban con alguien más. Josué estaba muy por debajo de Miguel en cuanto a apariencia y capacidades financieras. Él solo un simple gerente en uno de los departamentos de una de muchas empresas de Miguel, así que no estaba a su altura. 

—Andrea, sé que solo dices esto porque estás molesta conmigo. Está bien, pero ¿acaso sabes el tipo de persona que es Miguel? ¿Acaso no sabes cuántas mujeres tiene? Un hombre con su identidad y estatus nunca te prometerá un para siempre. Así que reacciona —insistió Josué con una sinceridad falsa. 

En cambio, su expresión de preocupación me causó gracia. Con una expresión de burla en mi rostro, no pude evitar responder con un tono frío. 

—No importa el tipo de persona que Miguel sea, aun así, es mejor que tú. Incluso si tiene cientos de mujeres, creo que nunca se metería con mi mejor amiga. Él tiene esa decencia, ¡no como alguien que es un sin vergüenza! 

Había un significado oculto en mis palabras. Era obvio que Josué se dio cuenta de que lo estaba despreciando; y con palabras bastante crueles. Su expresión se volvió rígida y la ira quemaba dentro de sus ojos. Era evidente que mis palabras lo habían alterado. 

—¡Andrea García, has llegado demasiado lejos! Sí, yo tuve la culpa por traicionar nuestra relación, ¡pero no es necesario que sigas insistiendo con eso! 

Josué alzó bastante la voz. Había solo pocas personas caminando pues ya era de noche, así que él no estaba muy preocupado de que otros escucharan nuestra conversación.  

—Tú me traicionaste, así que deja de molestarme ya. ¿No me dijiste que tú y Mayra se amaban? ¿Por qué sigues molestándome? 

«¡Ja! Aún recuerdo claramente cómo me agradeció cuando cancelé la boda y lo dejé libre para estar con Mayra. Mi corazón estaba destruido por completo en aquel entonces. Ya es demasiado amable de mi parte tratar las cosas con tacto en este momento. ¿Qué derecho tiene de criticarme por insistir con lo sucedió cuando él no sintió el dolor insoportable que yo sentí en aquel entonces?» 

Josué titubeo mientras me miraba. La ira en su rostro desapareció de inmediato, pero pasó un largo momento antes de que él levantara su cabeza. Me miró directo a los ojos y dijo en un tono sincero: 

—Andrea, sé que yo tuve la culpa la situación y sé que te lastimé. Pero cuando nos separamos, me di cuenta de que eres tú a quien amo, no a Mayra. Es solo que, por alguna razón, estaba cegado en ese entonces y lo lamento mucho... 

Su tono sonaba extremadamente solemne y su disculpa parecía muy sincera. Sin embargo, no pude evitar burlarme al escuchar sus palabras. 

«Pfft... ¿Por qué no se dio cuenta de que me amaba a mí cuando se acostó con Mayra? Después de todo, ellos tuvieron una aventura a mis espaldas por muchos años. Incluso su hijo ya tiene más de un año, pero a mí siempre me ocultaron todo y supuse que Luis era el hijo ilegítimo de Mayra con otro hombre. Creí que era una herida abierta para Mayra, así que nunca me atreví a mencionar nada sobre el padre de su hijo frente a ella. Y sorpresa, el padre resultó ser Josué, mi ex prometido. ¡Vaya ridiculez! Cuando me enteré de la verdad, ¡me sentí la mujer más patética del mundo!» 

—Es demasiado tarde para que te disculpes ahora, no tiene sentido que lo hagas. Me voy, así que ¡por favor deja de molestarme! 

Por desgracia, su disculpa no tenía ningún efecto en mí. No me sentí conmovida para perdonarlo. En lugar de eso, me pareció bastante gracioso.  

Me giré para irme, pero Josué me abrazó fuerte por la espalda y sus brazos me rodearon como cadenas de acero. Sentí pánico al sentirlo. Además de eso, la ira y la repugnancia me inundaron.  

«Oh por dios, ¡tuvo el descaro de abrazarme!» 

Me moví alrededor del hombre con el que choqué porque quería seguir corriendo, pero el hombre me tomó por el brazo. 

—¿Por qué corres, Andrea? 

Al escuchar la voz encima de mi cabeza, levanté la mirada y me encontré con el rostro atractivo de Miguel. Al instante, la inquietud se apoderó de mí. Por alguna razón, me sentía un poco agraviada en ese momento. Me lancé hacia sus brazos y mi nariz me picaba sin razón. 

—¿Qué haces aquí? 

Mi acción sorprendió un poco a Miguel, pero de inmediato me abrazó con fuerza. 

—¿No te dije que iba a venir por ti? ¿Por qué sigues aquí a esta hora? —dijo mientras me ponía rodeaba con sus brazos. 

No sabía si estaba pensando las cosas de más, pero en realidad pude sentir la preocupación en su voz. 

—Pues había una escoria molestándome —dije mientras le lanzaba una mirada intensa a Josué. Volví a enfurecer al recordar que fue por su culpa que perdí el taxi. 

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