La chica fénix: ¿Mi mate? romance Capítulo 37

Los árboles crujen por el viento, no hay aves, ni un animal pasa por aquí, es como si ellos pudieran ver el aura oscura que nos rodea, su fénix se inquieta, el tipo delante de ella es peligroso, mucho más que los otros que ha enfrentado.

—¿Quién eres?— pregunta viendo cómo sostienen por el cuello a Aldo. Su rostro es muy parecido a aquella que tanto daño le hizo, al igual que en su visión.

—Pregúntale a tu amiguito, — acerca algo puntiagudo al cuello del lobo— no es así como me llamo Aldo, vamos, dile — Eli estaba enojada por alguna razón, no podía acercarse a ellos, pero se detuvo y lo entendió ese hombre extraño es un brujo oscuro.

—¡Déjalo, no lo toques!— gritó la fénix envuelta en llamas, su animal interno quería descontrolarse y ella casi no podía soportarlo por mucho al ver cómo tenían sujeto a su amigo, como en su visión.

—E… Eli es Demian, el hermano de Dinora. — dijo Aldo en susurro, ya que lo estaban asfixiando, se iba poniendo morado por la falta de oxígeno, pero eso no le importaba, él solo pensaba en Karla, sus hijos y de cómo sería su vida si él muriera. No quería que los seres que más ama en toda su vida sufrieran por su culpa, que fue él quién era novio de Dinora.

—Así es soy el hermano de Dinora, la que ustedes ¡mataron!. — dijo con ira pura. — Y ahora ustedes también morirán, primero tu lobo de pacotilla.

—¡No!, ¡Fui yo! — grita Eli, desesperada, el brujo estuvo a punto de clavarle una daga de plata a Aldo alcanzando a quemarle la piel.

—¿Qué dices?. — pregunta Demian. Intentó no sonreír, su plan iba marchando bien.

—Yo maté a Dinora, fui yo Aldo, ni siquiera sabía lo que pasó hasta ahora que regresé. — decía Eli — Yo la mate, así que si vas a matar a alguien será a mí. — las llamas desaparecieron de su cuerpo, dejándola indefensa.

—No creas que soy tonto, crees que no sé lo que eres — Eli mantenía la esperanza de que el brujo no supiera lo que era ella, pero le venía la interrogante de como lo sabía, él, no muchos conocen a los de su raza.

—¿Cómo lo sabes?.— preguntó con genuino interés.

—Que te digo, hay personas en las que no se puede confiar. — Esas palabras la dejaron con muchas preguntas en Eli, quien quisiera hacerle daño a Aldo y a Karla, hasta donde ella sabe, fueron muy buenos líderes de la manada y no tenían enemigos.

—Hagamos un cambio a mí por Aldo. — Su amigo comienza a forcejear sin lograr nada, se estaba culpando por lo que está pasando cuando estaban siendo interrogados, más bien juzgados por su propio hijo; de un momento a otro escucho la voz de Karla y sin darse cuenta estaba en el bosque con el hermano de Dinora sonriéndole como la última vez que lo vio cuando mató a sus padres. Ahora está a punto de perder a su mejor amiga y se siente tan impotente por no poder hacer nada.

—Sabes, me sirve muy bien ese cambio, ya que no puedo matarte, igual puedo utilizar tu sangre — Eli lo ve sin entender — verás la sangre de semidioses puede revivir a los muertos. — Aunque estaba sorprendida por lo que le acaba de decir ella no sabía que alguien supiera de esa leyenda, aunque tenía fallas y eso le daba ventaja a ella.

—Sabes es real esa historia, pero necesitas la sangre de tres semidioses que yo sepa, no hay más por aquí o sí. — rogaba que el brujo no sepa de Yack y de su hermano.

—Sé lo que haces y no te preocupes de que yo ya tengo a mis elegidos.

—Eres un maldito, no dejaré que te lleves a nadie.

—Tranquila, solo faltas tú y tu regalito para completar el hechizo. — Eso desconcertó a Eli de que regalo hablaba, pero para asegurarse de que el brujo cumpliera y dejara a su amigo comenzó a recitar un hechizo en la mente está una dónde el brujo cumpliría su palabra cuando ella se fuera con él.

—Iré contigo, solamente deja a Aldo y no volverás a intentar hacerle daño ni a él ni a su esposa. — le dio su mano encendida en llamas como pacto, haciendo también que sus guerreros no terminen lastimados si algo le llega a pasar a ella, por eso decidió enviarlos a un lugar donde nadie pudiera lastimarlos.

—E... Eli no… No lo hagas por favor — le responde Aldo.

—Tranquilo, yo volveré, pero perdóname lo que haré, esto es por tu bien. — Ya se podía acercar a él porque el trato con el brujo ya estaba activo, lo agarra y lo deja en un tronco, acerca su mano hacia su cabeza y bloquea lo que acaba de pasar.

Ella sabe que Mario y sus amigos la buscarán y lo que menos quiere es ponerlos en peligro, deja a su amigo inconsciente y se acerca al brujo.

— ¿Adónde me llevarás?.— le pregunta.

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