La venganza de un grande romance Capítulo 51

Al ver las dudas en el rostro de Penélope, Nataniel habló una vez más.

—¿No crees que este proyecto tiene mucho potencial, que sea una buena inversión?

Ella ni siquiera necesitó pensarlo.

—¡Claro! Este proyecto es uno de los más importantes de la ciudad. Si lo hacemos bien, la recompensa será inmensa, en definitiva.

Los ojos del hombre se iluminaron al sonreír mientras exclamaba.

—¡Exacto! Esos hombres no se hicieron tan ricos siendo imb*ciles. ¡¿Quién no ama el dinero?!

Aunque sentía que las cosas no eran tan simples como él las pensaba, sus palabras tenían mucho sentido.

Sin importar el caso, decidió no husmear más. En cualquier caso, era algo bueno.

Mientras tanto, la familia Sosa no estaba tan de buen humor como Penélope.

En el estudio de la mansión de la familia Sosa.

Alfredo estaba sentado en su silla, su rostro estaba tan sombrío como un trueno mientras miraba hacia adelante. Frente a él estaban Samuel, Pablo, Mario y Míriam.

Su tono sonaba furioso mientras los regañaba:

—Samuel, ¿acabas de decir que esta pequeña p*rra, Penélope, logró encontrar muchos inversionistas?

Samuel contestó con amargura en su voz.

—No tengo idea de lo que sucedió tampoco. Esos hombres, a efectos prácticos estaban ofreciéndosele para invertir en su compañía.

Al lado suyo, Míriam estalló.

—¡Sí! Eran como ancianas peleando en el mercado por artículos en remate. Uno decía que invertiría trecientos millones, otro decía que quinientos millones, nunca he visto nada tan impactante pasar en toda mi vida…

—No vale la pena llorar por el pasado. Ahora que ya no necesita más dinero, ¿cómo se supone que le robaremos el proyecto?

Al decir esto, una sonrisa diabólica cruzó por el rostro de Samuel.

—Papá, no necesitas preocuparte por eso, puede que Penélope tenga los fondos necesarios ahora, pero el grupo Cruz sigue siendo relativamente pequeño y débil. Además, ella y Nataniel hicieron enojar a José Miranda ya que Nataniel le rompió una botella en su cabeza. Saben que no lo dejará pasar. En definitiva, encontrará una manera de arruinarlos.

»Todo lo que debemos hacer ahora es esperar. En cuanto las fuerzas del señor Miranda los arrinconen, saldremos en el último momento y seremos los buenos. Le rogaremos al señor Miranda que perdone a Penélope, pero a cambio deberá darnos el proyecto.

Los labios de todos mostraron una sonrisa al oír la sugerencia de Samuel. No había ninguna duda de porque era él mayor. Asintiendo de satisfacción, Alfredo le recordó a su hijo mayor.

—Tómate tu tiempo para acercarte al señor Miranda. En cuanto obtengamos el proyecto oriental, por fin podremos obligar a Penélope a divorciarse de ese inútil Nataniel Cruz. Después de eso, la casaré con el señor Miranda.

Samuel sonrió mientras replicaba:

—¡Sí señor!

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