La venganza de un grande romance Capítulo 68

Tras pasar tiempo con su familia, Nataniel se dio una ducha. Y cuando salió del baño, sus suegros ya se habían ido a dormir.

Penélope también estaba arropando a su hija en su dormitorio.

Sin embargo, la pequeña estaba haciendo una rabieta y se rehusaba a dormir. Todo el tiempo preguntaba por su padre e insistía en que durmiera con ella en la misma cama.

Cuando Nataniel entró al cuarto, Penélope hizo un puchero y le dijo a su hija.

—De acuerdo. Papá está aquí ahora. Puedes venir y puedes dormir con él en su dormitorio.

No obstante, la joven niña sacudió su cabeza y exclamó.

—No, quiero dormir con ambos, con mamá y papá.

Nataniel no pudo evitar estallar de risa mientras que el rostro de Penélope se sonrojó.

—Papá y mamá no pueden dormir juntos.

—Pero les pregunte a mis amigos en el jardín de niños. Dicen que mamá y papá deberían dormir juntos. Dicen que solo duermen separados si están peleados —dijo su hija, indignada.

Tanto Nataniel como Penélope comenzaron a sudar al escuchar las palabras de su hija.

«¿Cómo saben tanto en estos tiempos los niños del jardín de niños?».

Después de decirlo entrecerró sus ojos y miró a sus padres con recelo.

—Papá, mamá, ¿están peleados?

Penélope la consoló con rapidez.

—Claro que no, estamos bien.

La joven niña los miró con duda. Se mordió su labio y comenzó a especular.

—¿Entonces por qué no duermen juntos? ¿Se van a divorciar?

La frente de Nataniel estaba perlada de sudor y Penélope no sabía si reír o llorar por la pregunta de su hija. Pero, con calma, le aseguró.

Nataniel y Penélope replicaron al unísono.

—Nunca quisimos divorciarnos, ¿de acuerdo?

—Entonces pueden dormir en el mismo cuarto, como los padres de mis amigos —dijo Reyna con rapidez.

Nataniel no pudo decir nada en este asunto. Mientras que el rostro de Penélope estaba un poco sonrojado ya que estaba a punto de decirle que no a su hija. Pero, si lo hacía, ella pensaría que sí estaban peleando y acercándose a un divorcio. Al final, solo pudo decir con una suave voz:

—De acuerdo, dormiremos juntos en el mismo cuarto esta noche. ¿Estás feliz ahora?

Reyna saltó de alegría y exclamó.

—¡Oh sí! Por fin puedo dormir con papá y mamá de nuevo.

La palabra de nuevo hizo que Penélope y Nataniel recordaran que, cuando se quedaron en el viejo departamento en la casa del Barrio Oriental, solo había dos cuartos. Habían dormido en el mismo cuarto, pero Nataniel había dormido en el piso.

Sin embargo, las cosas eran diferentes ahora. La actitud de Penélope hacia él había cambiado desde que Bartolomé y Leila lo habían reconocido como su yerno. Nataniel había contribuido mucho a su familia y había hecho muy buena impresión en Penélope también. Y sin importar su relación con él en ese momento. Penélope no le permitiría dormir en el piso.

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