En cuanto escucharon eso, todos en la residencia Quevedo se dieron vuelta hacia la entrada; instintivamente, Roxana también hizo lo mismo. Luciano llevaba un traje negro a medida, estaba tan bien entallado que le resaltaba su figura tonificada. Con la mayor parte del cabello peinado hacia atrás, todos podían ver sus perfectos rasgos faciales. Al mismo tiempo, los pocos mechones que le colgaban de la frente hacían que su expresión pareciera aún más seria de lo que era; en definitiva, parecía reservado y distante.
Enseguida, todos posaron las miradas en Luciano. Abril apareció detrás de él con un vestido negro; su cabello rizado caía sobre su pecho y sus labios rojos eran llamativos. En ese momento, vieron que la joven rodeaba el brazo de Sonia mientras seguían a Luciano por detrás. Con sus atuendos que combinaban y la interacción afectuosa entre ellas, era como si le dijeran al mundo que Abril estaba destinada a ser la futura nuera de la familia Fariña. Al ver esa escena, Frida miró a Roxana de reojo; sin embargo, se sintió descontenta al ver su expresión imperturbable. Justo en ese momento, tomó deliberadamente la mano de su madre y exclamó:
—¡Vaya! Luciano y Abril se ven tan bien juntos.
Hilda no sabía lo que estaban tramando, pero conocía la estrecha relación que tenían la familia Pedrosa y los Fariña; además, siempre se la veía a Abril junto a Luciano.
—Parece que podrían casarse pronto —pronunció la mujer tras asentir con la cabeza.
La expresión de Roxana cambió un poco al oír eso; no obstante, se recompuso enseguida y volvió a levantar la cabeza. Jonatan estaba junto a ella cuando recordó el conflicto entre Roxana y Luciano, así que, de manera inconsciente, la miró y se sorprendió al ver lo tranquila que parecía. Este no estaba contento con la atención que había recibido de la multitud, entonces adoptó una mirada indiferente y caminó directo hacia el centro del banquete de cumpleaños. Solo quería saludar a Alfredo antes de pensar en una excusa para separarse de Abril.
Segundos después, Luciano y los demás se habían acercado a Roxana, pero mantenía la cabeza gacha para pasar lo más desapercibida posible. Primero escuchó al hombre saludar a Alfredo con voz grave antes de oír a este responder con alegría. Justo después, sintió que el hombre la miraba fijo, entonces apretó los puños y levantó la mirada para observarlo. Cuando el anciano la presentó, asintió cortésmente con la cabeza. Cuando Hilda y Zacarías se acercaron a saludarlo antes, él ya había notado la presencia de Roxana y durante todo ese tiempo, Luciano no pudo apartar los ojos de ella.
Cuando la vio de pie junto a Alfredo, parecía elegante, pero un tanto indiferente. Con el largo vestido blanco, parecía muy distinguida y delicada. Aunque no se esforzaba mucho en vestirse, aún era muy cautivadora. Por otro lado, había estado evitando el contacto visual con él desde el momento en que apareció; cuanto más lo evitaba, más deseaba Luciano mirarla.
Sonia se dio cuenta de que su hijo estaba distraído, así que siguió su línea de visión; y, cuando posó la mirada en esa mujer, su expresión se volvió sombría.
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