Roxana no pudo evitar sentirse molesta; la habían saboteado y los proyectos del instituto de investigación no podían avanzar debido a eso. Nunca se imaginó que la venganza de Abril con ella iba a persistir incluso después de seis años. Peor aún, Abril había recurrido a tácticas muy crueles para vengarse de ella. Sin embargo, no era el momento para que la abrumaran las emociones y apretó los puños en un intento de tranquilizarse.
—Está bien. Si Horneros no es la solución a nuestros problemas, entonces podemos intentar con otras ciudades. De seguro, alguien debe estar dispuesto a colaborar con nosotros —dijo mirando a Conrado.
En cualquier caso, eso también quería decir que el costo y tiempo que se necesitaba para empezar serían mayores. Si bien Roxana no lo mencionaba, era muy consciente de las consecuencias; ella también esperaba encontrar un socio adecuado en Horneros, pero conseguirlo parecía bastante difícil.
—No, no hay necesidad de ir a otras ciudades —dijo Conrado; pareció que se le había ocurrido algo y su tono era tranquilo.
Roxana levantó las cejas.
—¿Estás diciendo que hay alguien en Horneros que está dispuesto a colaborar con nosotros? Sin dudas que no podemos contar con los pequeños proveedores y necesitamos a alguien que realice operaciones de gran envergadura.
Conrado asintió.
—Lo sé, pero esto puede requerir que vayas en persona.
Roxana quedó perpleja.
—En realidad, me enteré por ti, pero, antes que nada, ¿has oído hablar de la familia Quevedo? —continuó—: La familia Quevedo provee medicinas y creó un imperio de ello. Es una familia prominente de Horneros y el gran señor Quevedo tiene una buena reputación en la comunidad, pero su salud se ha deteriorado en el último tiempo. Debido a esto, la familia ha estado buscando médicos que lo curen, pero ha sido en vano. Me invitaron a que lo intentara, pero no pude hacer mucho; sin embargo, puede que tú tengas una oportunidad.
—Ah, ¿sí? —respondió; entendía a lo que se refería, pero aun así estaba dubitativa—. La familia Quevedo es de los mejores, aunque, en cuanto a precios, no será necesariamente más bajo de lo que nos han ofrecido hasta ahora.
—Antes de esto, la familia Quevedo ofreció medicamentos costosos como recompensa para quien pudiera curar la condición del gran señor Quevedo. En el futuro, también pueden organizar la provisión de medicamentos a la mitad de precio —respondió Conrado.
En los ojos de Roxana se reflejó un destello de esperanza y sintió que le habían quitado un gran peso de encima.
—¿Por qué no lo dijiste antes? ¡Eso es maravilloso!
Conrado sonrió de forma radiante.
—Todavía tenemos una oportunidad debido a que la familia todavía no ha encontrado a un médico que cure la condición del gran señor. Como eres alguien que recomiendo, aceptaron que los visites.
—¿Cuándo vamos? —continuó preguntando.
—Esta noche —respondió.
Roxana aceptó de inmediato.
Era el momento más oportuno, ya que ella también quería ir lo más pronto posible.
—Necesito de tu ayuda. Por favor dime cuáles son todos los síntomas que tiene el gran señor Quevedo, ya que los necesitaré saber para hacer los preparativos. —Roxana se ponía seria cuando hablaba de medicina.
Conrado aceptó.
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