La verdad de nuestra historia romance Capítulo 96

Ella estaba ocupada cuidando a Estela cuando le sonó el teléfono. Temió que la niña se despertara, así que le cubrió las orejas de inmediato y estuvo a punto de levantarse para tomar el celular. Para su sorpresa, Luciano se puso de pie y le acercó el teléfono.

—Gracias —dijo Roxana en voz baja.

Miró la pantalla y se reprendió a sí misma por haberse olvidado de sus hijos.

—¡Mami! —exclamaron los niños en el instante que aceptó la llamada—. ¿Cuándo vendrás a casa?

Roxana bajó la voz.

—Estaré ocupada esta noche, así que puede que llegue tarde. ¿Ya cenaron?

—Sí, ¿y tú? No olvides cuidarte incluso si estás ocupada —respondieron.

Conmovida, la mujer se rio entre dientes.

—Lo sé. Comí más temprano. No me esperen despiertos. ¡Buenas noches!

—De acuerdo, mami. Intenta venir lo antes posible. No te canses —respondieron al unísono.

Ella esbozó una sonrisa y conversó con ellos un poco más antes de terminar la llamada. Junto a ella, Luciano escuchó con debilidad las voces de los niños y dejó su trabajo de lado. La miró y estuvo a punto de preguntarle si tenía que irse a su casa para cuidar a sus hijos, pero ver su dulce expresión hizo que cambiara de opinión.

La repentina pregunta hizo que a Roxana se le subiera el corazón a la boca. Cada vez que los niños pasaban tiempo con Luciano, a ella le preocupaba que descubriera la verdad. Por consiguiente, siguió recordándole a los niños que mantuvieran sus edades en secreto. No se imaginaba que le hiciera esa pregunta en persona.

—Tienen cuatro años. Es normal que los varones crezcan más rápido que las niñas —respondió apartando la mirada.

Esa fue la respuesta que acordaron con Andrés y Bautista. Era una mentira, ya que Luciano podría recordar la noche de hacía seis años si se enteraba de la verdadera edad de los niños; ella no quería que eso sucediera. Después de responder, esperó nerviosa a que él dijera algo y, poco tiempo después, escuchó que el hombre gruñó en confirmación. Dado que él no insistió en el tema, Roxana suspiró aliviada.

Luciano volvió a prestarle atención al correo electrónico en su teléfono; sin embargo, no pudo concentrarse en el trabajo. «Los niños tienen unos cuatro años, así que tienen un año menos que Ela. Eso significaría que estuvo con otro hombre después de tenerla y, poco después, dio a luz a los niños», pensó el hombre y frunció el ceño disgustado.

Ambos estaban absortos en sus pensamientos cuando Estela se movió y Roxana bajó la cabeza. La niña frunció el ceño y comenzó a sollozar; tenía todo el rostro arrugado.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: La verdad de nuestra historia