natalia
Por lo que había leído en ese papel tendría una opción, incluso una cláusula que contenía secreto absoluto sobre todo lo que había en el contrato, pensaba en todo, todo.
Estoy a su merced, y me estoy odiando por eso, por lo estúpida que fui al haberme enamorado de toda esta mierda.
Me visto y el sol del desierto ya está castigando, aunque todavía es de mañana.
Me espera junto a un cuatro por cuatro, apto para circular por el desierto.
Me meto en el coche y ni siquiera hablo con él y él viene justo detrás.
Enzo sigue con otro coche, detrás de nosotros.
Permanezco en silencio hasta que entramos en el palacio y me dice antes de abrir las puertas.
- Saldremos en una hora, prepárate - No dije nada y me quedé con el ceño fruncido, así que me toma del brazo - Nathalia, ¿entiendes que nos vamos en una hora, y que tienes prohibido hablar? el contrato con cualquier persona - No digo nada y me aprieta el brazo.
- Te entiendo troglodita.
- Que bien.
Salgo del auto y voy directamente a mi habitación para encontrar a mamá y tía Helena en el área de la piscina, me saludan con la mano pero sigo adelante.
Lo único que puedo hacer es empacar algo de ropa en mi maleta, desafortunadamente tendré que ir con él.
Sé que Esam puede devolver a Lindiane al club, y también sé que no lo haría, ¿verdad?
Tal vez sea su último movimiento para hacer que me quede con él, y como lo vi ordenar que mataran a ese hombre en ese club, no dudo de él para nada, porque nunca imaginé que podría ordenar que mataran a alguien.
Me despediré de Fátima y de los niños, ella es tan cariñosa conmigo, ojalá pudiera pasar unos momentos más con ellos y conocerlos mejor, pero eso me priva de mi esposo, pero ellos serán tratados. bueno, Fátima ya tiene trabajo en Usina y Lindiane terminará sus estudios y los niños estudiarán en la escuela junto con los niños de Lar das Estrelinhas y estoy tranquila que les va bien.
Siempre soñé con casarme con Esam, pero la forma en que cumplió mi sueño fue ridícula.
Necesito consultar a un abogado para que me saque de esta telaraña que ha formado sobre mí.
Me despido de todos y digo que decidí pasar unos días en Nueva York con Esam y voy a disfrutar del viaje, no todos se lo creen, pero no dicen nada.
Mi tía Helena dice que puedo quedarme en su departamento, miro a Esam y él frunce el ceño así que ni siquiera pienso en la idea, sé que quedarme en la misma casa con él va a ser terrible.
Mia y Enzo están con nosotros en el avión, cada uno perdido en sus pensamientos, y Esam trabajando en un cuaderno como loco, a veces lo observo, porque está sentado frente a mí, el viaje es largo y yo estaba muy cansada, porque pasé la noche con este mal carácter, y me duermo en el vuelo.
Cuando despierto estoy en sus brazos en el ascensor, con la cara contra su pecho sintiendo su olor, me sonríe y termino sin decir nada.
Estamos en su departamento, por lo que sé, va a la recámara y me acuesta en la cama, me acurruco ahí, estoy cansada de pelear, por hoy solo quiero paz.
Cuando me despierto está acostado a mi lado con la computadora en su regazo y está usando lentes, ay Dios mío que guapo se ve con lentes, me mira y sonríe, pero sigue leyendo me muevo y quiero levantarme .
- ¿Donde tu vas?
- Al baño Esam, necesito una ducha y puedo usar el baño?
- Tú puedes – rápidamente quita la computadora de su regazo y me acaricia la cara – Lo siento y no quiero perderte.
- Voy a ir al baño - Me levanto.
- Nathalia – miro hacia atrás – ¿Alguna vez querrás quedarte conmigo?
- Siempre te quise, a ti que te escapaste de mí.
Y cierro la puerta del baño con el corazón en la mano, estoy confundido porque me confunde.
Un momento es un hombre maravilloso y al siguiente es duro y frío, no puedo entenderlo.
Me doy una ducha larga, y cuando salgo ya no está, me cambio de ropa y lo busco por el apartamento y ya no está.
Y los días que siguieron siguieron así, me mudé a la habitación de invitados, trabajé desde casa ya que no podía salir.
Y así pasaba el tiempo y los dos convivíamos así.
Algunos días yo sabía que él ni siquiera volvería a casa, nos encontramos una mañana después de un mes y medio de esta rutina de no vernos y él estaba abajo, sin afeitar y con el pelo largo.
Solo dijo buenos días y se fue a su habitación, no durmió en casa y llegó en la mañana para cambiarse.
Ella toma una máscara y me la entrega.
- Que hago aquí - caminamos por el pasillo y ella no abre la boca para hablar de otra cosa, llegamos a la puerta dorada con ese león.
- ¿Qué hacemos aquí Mía?
“Ya verás.” Abrió la puerta.
Y ahí estaba el hombre que siempre estaba seguro de sí mismo, imponente y que sabía lo que hacía, tirado en un sofá, varias botellas tiradas a un lado, su barba y cabello eran enormes, ni siquiera se parecía al Esam que yo conocía.
- ¿Qué es ese olor?
- Era un mal olor.
- Es de él, no se ha bañado en días, solo está tirado y ya no trabaja, Emhre se encargó de las empresas para que Rajj no se entere de la mierda que hace - lo señaló - Ha estado haciéndolo y Cam y yo estamos llenos de problemas, manejamos el SEXO mientras él bebe todo el día.
- No sabía que era así, ya no aparece en casa.
- Él es así por ti, dijo que no te merece y que es un tonto, pero no puede dejarte ir porque te quiere mucho y no puede vivir sin ti.
- Yo también lo amo, solo que no estoy de acuerdo con lo que hace.
- Hermana mía, me aceptaste trabajando en un sex club y siendo un asesino al igual que él, muchas veces yo también aprieto el gatillo o incluso jalo - se acerca y me toma de la mano - Esam es una gran persona, y solo llegamos ahí para matar a alguien cuando esa persona hace, o ha hecho, a la gente muy mal.
- Pero le está quitando la vida a alguien, yo - lo miro tirado ahí en ese sofá.
- Todos tenemos defectos, si lo amas, haz que se levante y se bañe porque su olor lo está impregnando todo, pero si no puedes perdonarlo, vete y dile que ya no lo quieres, y él' te dejare ir
- Aquí hay un baño - señaló - Ayúdame a llevarlo allí.
Lo llevamos y lo metimos en la bañera, le quité la ropa, estaba más delgado, le pedí que tirara esa ropa apestosa.
Gruñó desde el agua y se despertó, pero no dijo nada y solo me miró mientras lo enjabonaba.
Lo vestí y lo llevé al departamento, aún estaba borracho y me pidió que no lo dejara, fue lo único que dijo.
Nos acostamos en la cama y allí me quedé con él hasta que se durmió, lo miré y en lo único que podía pensar era en mi madre y mi hermana que me decían que todos tenemos defectos y que el suyo era un poco más grande que el mío.
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