Cam
Fueron los dos días más felices de mi vida, realmente esquivé a Esam tanto como pude para estar con Nadia que estaba radiante.
Éramos casi de la misma edad, dos adolescentes que se amaban, me preguntó un día.
- Somos tan nuevos Cam, me temo que conoces a una mujer más hermosa que yo y me dejas.
- Nunca te dejaré, nunca.
Nos encontrábamos por todos lados, a escondidas de todos, a la hora del desayuno la atraía para besarla en un cuartito donde se guardaba la plata de la casa, en el almuerzo dejaba a Esam hablando solo cuando la veía a ella y a su prima almorzando en el jardín y me uní a ellos sentándome junto a ella y mi amigo también vino cuando vio que la niña se encariñaba tanto con ella que ni siquiera se dio cuenta de que estaba sosteniendo la mano de su hermana debajo de la mesa.
En la cena nos sentamos uno al lado del otro y yo tomé su mano y mi madre vio y sintió nuestra participación.
- Hijo quiero hablar contigo, puedes venir a mi habitación - me dijo sin que nadie se diera cuenta - Ahora voy a llamar a tu padre.
Y luego se despidió de todos y se fue con mi padre y yo ya había quedado con Nadia en el jardín después de que todos se fueran a la cama se fue por el desagüe.
Salí pisando fuerte y enojado porque mis planes no salían como yo quería y había planeado, tenía un lado oscuro y hacía terapia y artes marciales para poder contener la ira que crecía dentro de mí, después comencé a entender lo que era mi madre había pasado en manos de ese hijo de puta que casi la mata antes de casarse con mi padre, a veces pensaba que podía ser el hijo de ese cabrón, pero mamá me juró que no era hijo de ese cabrón sino de mi padre, de Kalil.
- Hola mamá - la puerta ya estaba entreabierta.
- Hijo, tu padre y yo queremos hablar contigo.
- Ya hablé con mi padre sobre mi intención.
- Sí le hablé mi amor, para que primero la conquistara.
- No Kalil, que conquistar a la chica, ¿estás loco?
– estaba nerviosa – Hijo, las cosas no funcionan así, ¿te das cuenta hijo que tienes una legión de fans donde quiera que vayas?
Que Nadia es la hija de mi amigo y que si le haces daño te corto la piruleta, chico.
- Tranquilízate mi amor, él está enamorado de ella.
- Kalil, eres consciente mi amor, que el mes pasado estaba saliendo con esa chica que estudiaba con él y parecía enamorado de ella también - caminó por la habitación y tanto mi padre como yo tratábamos de hablar - Escúchame, hijo, estabas con esa niña, la princesa de Galil, ¿cómo se llama?
- Daniele, pero yo no estaba con ella, solo teníamos una cosa, lo que quiero que entiendas es que amo a Nádia.
- Hijo, ¿cómo crees que es la vida, amas a Nadia, pero sales con las chicas mientras ella no te quiere y entonces cómo será?
Ahora que ella se enamoró de ti, porque te vi tomándola de la mano, ¿vas a dejar a los demás o vas a tener una novia oficial y en cada esquina que vayamos vas a salir con una chica?
– Hizo un gesto – Porque sé muy bien lo que haces con estas chicas por ahí y no creé un sinvergüenza que engaña a las mujeres – estaba roja de ira cuando papá le trajo un vaso de agua para agua.
- Mamá, cálmate, no voy a lastimar a Nádia porque la quiero mucho. Me quedé con otras chicas porque no me había declarado con ella y no sabía si ella me querría. - Me acerqué a ella. que sostenía el vaso de agua que papá le había dado – Sé que ella también me ama, lo hemos arreglado y quiero proponerle matrimonio a su tío Rajj.
- Mi amor, eres muy joven para casarte, tienes toda una vida por delante, no pases el buey por delante de la carreta, asegúrate de lo que quieres primero para después y esto lo digo por ustedes dos, don No arruines tu vida con un matrimonio apresurado porque tú mi amor es una figura pública y no puedes involucrarte en escándalos.
- Sé lo que estoy haciendo mamá.
- Hijo, tu madre tiene razón, primera cita con Nádia y ustedes dos podrán ver si esto es lo que ustedes dos quieren para su vida, ¿prometes que no harás ninguna estupidez, hijo?
- Promesa.
Salí muy enojada de la habitación de mis padres, le prometí a mi padre que iría despacio, pero no quería ir despacio, quería ser un tren bala que sale corriendo a buscar a mi amada Nadia.
Cuando salí de la habitación de mis padres ella ya se había retirado como todos los demás.
Fui a la oficina y tomé un vaso de whisky.
Estaba tan enojado por haber sido contradicho por mis padres y en esos momentos que apareció mi lado oscuro.
Le di un puñetazo a la puerta del baño de la oficina, que se hundió, luego otro y otro, hasta que saqué mi ira.
Salió de allí con la mano toda magullada y enfurecido.
Necesitaba verla.
Y fue a su habitación a donde fui.
Conocí a una mujer que trabajaba en el palacio y me tenía miedo, yo no había alcanzado la mayoría de edad pero era alto y fuerte y mi mirada debió haber sido aterradora en ese momento.
Llamé a su puerta.
-Cam que te paso?
- Estoy seguro, te quiero más que a nada.
Le quité el camisón y la coloqué en medio de la cama para que estuviera cómoda, su cuerpo era como lo había imaginado.
Me desnudé y me uní a ella en la cama, besándola y abrazándola donde pude.
Cuando llegué a su sexo gimió fuerte, sobresaltada por mi lengua jugando allí, y sintió su primer orgasmo, y yo seguí dentro de ella.
Mientras el cuerpo aún temblaba me posicioné y coloqué mi miembro en su entrada y con muchas caricias y besos, sé que sería doloroso para ella, y fui lo más cuidadoso posible cuando logré enterrarme en ella, yo me contuve para no lastimarme.
Los movimientos de ida y vuelta, el baile de dos amantes que se querían.
Intensifiqué los movimientos mientras chupaba sus pechos y ella gemía de placer, y luego ambos nos rendimos a nuestro amor y placer.
Y juntos conseguimos llegar al placer.
Enterré mi cabeza en su cuello, el aroma de vainilla y fresa flotando en mis fosas nasales y nunca olvidaría ese aroma.
Llené la tina y la llevé a un baño relajante y nos quedamos allí, abrazándonos sin decir mucho, cada uno con sus propios pensamientos.
Pensé en la suerte que tenía de tenerla.
Era una chica hermosa, inteligente y de lengua afilada.
Todo lo que cualquier hombre deseaba en su vida.
Y lo feliz que estaba.
Dormí en su habitación sin importarme las consecuencias si alguien nos atrapaba allí, le propondría cuanto antes y la llevaría a Dulbaí.
Cuando sonó mi teléfono en la mañana, mi papá me informó que teníamos que regresar a Dulbai urgentemente, que teníamos un gran problema esperándonos y que las órdenes eran urgentes.
Dejé una nota explicando que la llamaría más tarde para explicarle por qué me había ido sin despedirme.
No la despertaría, estaba cansada de la noche que pasamos y la dejé allí durmiendo, hermosa y mía.
Y fui a conocer a mis padres.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Los Hijos del Jeque