Los Hijos del Jeque romance Capítulo 81

nadia

- Ojalá Ramón no me besara más y no se repitiera ese gesto tuyo.

- ¿Por qué?

Podemos divertirnos mientras te ocupas del caso de mi hermana.

- Ramón, estoy aquí porque secuestraste a un amigo y me estás chantajeando, de lo contrario no tomaría el caso de tu hermana, porque ustedes dos están mintiendo, tal vez por eso ningún abogado quiere tomar tu caso.

- ¿Por qué crees que estamos mintiendo?

- Por qué tus dos historias no coinciden - me miró - ¿Crees que soy un tonto?

¿Que no puedo leer a mis clientes?

¿Que no sé cuando mienten?

- ¿De qué estás hablando?

- Necesito las fotos y el expediente para defenderla.

Algo en esa mujer no me dio credibilidad.

Ella fue muy directa y parecía que su historia estaba muy bien elaborada sin testigos de un crimen y todos muertos, siendo ella quien heredará la mayor parte y Ramón también siendo el beneficiario.

El jardinero sería la pieza que faltaba en el caso, necesitábamos encontrarlo.

Con el cocinero y el conductor muertos, él era la única persona que podía, pero ¿dónde encontrarlo?

- ¿La casa donde ocurrió el crimen?

¿Podemos entrar allí?

- Fue cerrado por la justicia desde el crimen, ya que la única heredera fue encarcelada.

- Quiero ir allí, las fotos están adjuntas en el archivo el día del asesinato.

- Sí, el último abogado que salió del caso, dejó todo aquí.

- Genial, necesito ducharme y cambiarme y luego vamos a la casa donde pasó todo.

- Todo bien.

- Necesito mi arma, una linterna y mi celular - aceptó sin quejarse.

La casa era muy grande alejada del centro de Madrid, todo estaba oscuro y cerrado.

Ramón me dijo que había una entrada en la parte de atrás y por ahí entramos, saltamos la pared y entramos directamente, la piscina estaba sucia llena de hojas, una casa en la parte de atrás de la propiedad y un césped, con la linterna yo Observé todo ali. Tomé una foto con mi celular para luego observar y luego comparar con .

La noche estaba bien iluminada por la luna.

- Ella fue feliz aquí, al menos durante los primeros años, luego todo salió mal y nadie sabe por qué – se encogió de hombros – Él era un buen hombre con ella, luego comenzó a golpearla y cada vez era peor.

- ¿Fuiste tú?

- Fui directo.

- No – bajó la cabeza – Ojalá ya hubiera matado a tantos hombres, él sería uno más, pero ella lo amaba incontrolablemente y no tuve el coraje.

Ese dia me pego aun borracho pero lo deje tirado en el piso de la sala, la lleve a la recamara y le di un medicamento para el dolor y un tranquilizante ella estaba nerviosa y la deje en la recamara, yo salió a pensar y aclarar ahora que ella no lo dejaría.

- Y te fuiste, dejándolo ahí tirado en la sala ya ella en el dormitorio.

- Sí, tomé mi moto y fui a nuestro centro de distribución, fui a trabajar, él dormía y ella también hasta que me llamaron diciendo que mi hermana había matado a su esposo y la estaban llevando a la estación de policía.

- ¿Y las cámaras?

¿No había grabaciones de quién entraba o salía?

Un gran depósito lleno de droga, que ya sabía que trabajaba, pero lo que más me asombró fue la cantidad de dinero falso que había allí, también se ocupaba del lavado de dinero.

Allí trabajaba mucha gente, nunca he estado en un lugar así, las chicas trabajaban en la fabricación de drogas solo en lencería, y la gente que ganaba dinero estaba en otro lugar con máquinas de impresión que eran un poco arcaicas.

- ¿Te gustó mi trabajo?

- él esta detrás de mi.

- ¿Te ves genial?

- Aquí fabricamos los mejores billetes de dólar de España.

- Y estás orgulloso de ello.

- No seas hetero, porque sé que no lo eres.

- No sabes nada, y quiero descansar un poco - caminaba todo torcido, pero parecía estar bien.

- Ven, te llevo a mi oficina allí te puedes dar una ducha y veré quién es mi visitante.

- Yo también quiero verlo - Desistí del baño - Tengo curiosidad por saber quién es si nos puede ayudar en el caso.

- Primero - gimió - Las señoras - Luego bajamos al sótano donde se dejaba a los visitantes y se les invitaba a decirnos lo que queríamos oír.

Ramón estaba muy débil por la puñalada que le había dado nuestro visitante anónimo, después de su gemido de dolor se puso pálido y la piel empezó a tomar un tono verdoso y empezó a caer encima de mí, en la impresión del dinero me ayudó y dijo que sabía a dónde llevarla y que no llamara a nadie más porque al jefe no le gustaría que los empleados lo vieran así.

Entonces lo llevamos a esa oficina y allí el doctor lo examinó y dijo que solo era un malestar y que se suponía que debía descansar por la noche y ponerle un medicamento en la vena para bajarlo hasta la mañana siguiente.

Aproveché para darme una ducha y mirar las fotos que hicimos en la casa donde ocurrió el asesinato.

Estaba exhausto y preocupado por él, ya que gemía mucho durante la noche.

- Aunque eres un idiota conmigo, no puedo enojarme contigo - Le pasé la mano por la cara - Tenía mucha fiebre y luego le grité al médico que viniera - Hasta me gustas, pero yo tengo ganas de pegarme un tiro en la cara tu cara a veces no quiero que te pase nada – y sonríe, solo quiero verlo bien – Doctor está ardiendo de fiebre – entonces el hombre entra por la puerta para ayudarlo.

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