Después de lavar mí cuerpo, acompañé a Nahomi y Cristian a cenar en la pequeña mesa de comedor que tienen, es rectangular y ocupa cuatro sillas, hablamos de temas trivialidades y de vez en cuando se me escapa una sonrisa por las historias elocuentes de mí amiga, es muy chistosa y extrovertida, puede ser un ángel o un demonio si la haces enojar,
A Cristian lo conocí en una ocasión que ambos fueron a Utah, la manera afable que tiene me agradó, él es muy paciente y soñador, su voz de Tenor es impresionante, canta opera en el teatro, Nahomi dice que así fue como la conquistó, alzando su voz como un desquiciado, palabras que me hicieron reír ya que ellos comparten esa complicidad, en donde piensan lo mismo a pesar de no manifestarlo con palabras, uno termina la frase del otro, tienen sus diferencias pero saben sobre llevarlas, verlos así tan enamorados me recuerda mí historia con Nikolas, el hombre en que confié ciegamente, podía esperar una puñalada de cualquiera excepto de Nahomi, sus padres, la abuela y de él, lo había incluido dentro de las personas en las que confió, porque según yo él se había ganado ese lugar.
Las equivocaciones que cometemos son parte de nuestro crecimiento integral, si tomamos una decisión que entendemos en el momento es la apropiada, ha mediano o a largo plazo pude que no sea la mejor, pero no sabremos si lo es hasta que pase el tiempo y veamos los resultados.
Carlos siempre me decía que yo le gustaba, pero el a mí no, soy de las personas que no se impresionan con los lujos, lo rechacé de múltiples maneras, ni siquiera le brinde mí amistad para que no me mal interprete, pero él está muy obsesionado conmigo.
Recuerdo que cuando llegué a mí departamento luego de trabajar vienen a mi cabeza, Carlos estaba dentro esperando por mí, me sorprendió sobre manera y el miedo me hizo actuar, mis sentidos se intensificaron y yo le lanzaba objetos para que no se me acercara pero el, los esquivaba y con una jeringa en la mano me amenazó, intente salir del departamento pero cuando corrí alguien me golpeó de frente en la cara, el impacto me tumbó al piso, recuerdo que lleve mis manos a mí cara porque el dolor era insoportable, trate de arrastrarme y salir, pero el cuerpo de Carlos sobre mí impidió que me escapara —basta de juegos mí amor— introdujo la jeringa en mí brazo izquierdo, removí mí cuerpo bajo su agarre y choque fuertemente mí frente a dolorida con la suya, el exclamó una maldición, mientras yo luchaba por evitar que me inyecte, pero entonces alguien apareció. — eres tan torpe— una voz es femenina, siento que la he escuchado antes pero no puedo pensar con claridad, miro al lado de donde proviene la voz veo un cuerpo femenino acercarse entonces asumo que es quien me ha golpeado en la cara, tenía puesto un pasamontañas negro y ropa ancha y oscura — ven— le quita la jeringa a Carlos y me la inyecta de vuelta, les grito que por favor no, pero no tuvieron piedad conmigo, lágrimas rodaban por mis ojos que se van oscureciendo mientras voy perdiendo el conocimiento.
Alejo ese recuerdo de mi mente, ¿cómo una persona puede llegar a ser tan malvada?, como para drogar en contra de su voluntad a otra, la escena fue meticulosamente planeada de eso no hay dudas, volteo mí cuerpo sobre el colchón y miro al techo, la habitación está completamente a oscuras, no sé qué hora es, pero asumo que es muy de madrugada, después de lavar los platos de la cena acción qué enfadó a Nahomi porque dice que yo no soy su sirvienta, pero la ignoré y lo hice, ella tiene lavaplatos pero quería sentirme útil, Cristian hizo la cena y ella puso la mesa, lavar los platos es lo de menos con todo el favor que ellos me han brindado.
Nosé en que momento me quedé dormida, pero unos leves golpecitos en la puerta me hacen levantar, reparo mí aspecto en el espejo y traigo unas ojeras de mapache pegadas en las bolsas de mis ojos, estoy pálida y siento que soy un saco vacío que se mueve con el viento.
— ¡Adelante!— digo y la puerta se abre dejándome ver a una sonriente Nahomi, que carga una enorme bandeja con frutas, zumo, café, panqueques, miel y leche por lo que veo — buenos días— le digo.
— ¡Buenos días Ani! bien hoy tenemos un largo día, tienes que llamar al banco para reportar el robo, tenemos que ir de comprar para surtir este armario— me dice muy rápido y yo solo me sonrío, es una cotorra parlanchina —pero primero debes desayunar— coloca la bandeja sobre la cama y yo la miro sorprendida.
— Esto es demasiado, para mí— le digo y ella rueda los ojos.
— La doctora dijo que debes alimentarte bien, tú y mi sobrino— saca las vitaminas que la experta me recetó — y debes tomar tus vitaminas, te corresponden una antes de cada comida— de pronto la nariz me arde y los ojos me pican, quiero llorar porque ella me cuida como si fuera un bebé, Homi me mira anticipando las emociones que me han tomado de repente — oye no llores, no estoy haciendo nada por ti, es por mí bebé que cargas en tu vientre— me dice a modo de chiste y se que mí bebé será su bebé consentido, nos reímos un poco e iniciamos a degustar el desayuno.
— Mmmmm, está delicioso Homi— ella me observa con cara de obviedad.
— Obviamente, soy buena cocinera— casi se me sale el café por la nariz de la risa que me ha causado, es más que claro que ella no fue quien cocinó ella no tiene paciencia para hacerlo, todo lo que cocina lo deja crudo o se le queman, ella es más de organizar que de cocinar.
— ¡Si claro! ya imagino que Cristian te prestó su cuerpo para que lo ocupes y cocines- le digo muerta de risa y ella frunce los labios.
— Me atrapaste, pero estoy en proceso de aprender ok— me dice — por cierto mamá quiere hablarte, disculpa pero le conté todo, está muy preocupada, incluso quiere venir a verte, le dije que estarás bien pero ya sabes cómo es, quiere corroborar que es cierto, es como el discípulo Thomas tiene que ver para creer.
— Es el término que utilizamos en la física cuando fundimos el metal a fuego al dente, sabes qué pasa con el metal sólido expuesto— indaga ella.
— Se vuelve líquido— digo recordando las clases de física.
— Exactamente cariño, cualquiera pensaría que el metal sólido al ser sometido a altas temperaturas en un horno caliente y volverse líquido, jamás volvería a ser el de antes pero sí, incluso puedes darle la forma que quieres y ese líquido mental se vuelve sólido, eso es resiliencia— unas lágrimas ruedan de mis ojos — no eres un metal Ani, eres un ser humano que el fuego a fundido y ahora estás liquida, pero tendrás un bebé que amas y esa es la parte de ti que se está volviendo sólida, te estás solidificando poco a poco, no te adelantes a tu proceso, todas las cosas que te ocurran forjaran el carácter sólido que has de tener— sus palabras calan en mí alma y reconfortan mí corazón.
— Te amo mucho Ana— ahora soy una mar de lágrimas pero no de dolor sino más bien de esperanza
— Yo también te amo Ani— las tres estamos llorando, siento que la carga de mis hombros están mucho más ligera —ahora las dejo sé que tienen un largo día.
— Bien mamá hasta luego— nos despedimos de Ana — lista para la acción.
— Más que lista— mi madre no tuvo la oportunidad de estar en toda mi adolescencia, su muerte causó en mí infinidad de inseguridades, Ana se encargó de ayudarme a superar esas inseguridades, pero aún debo sanar heridas que no han cicatrizado.
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