My Last Sigh romance Capítulo 14

Mi mamá me da el alta para que lo firme y una vez firmado, se lo devuelve a Alejandro, que sale del cuarto dando una sonrisa amigable que yo devuelvo, pero al cerrar la puerta la sonrisa desaparece de mi rostro.

—¿Cómo te sientes? — pregunta mamá mirándome con ternura.

—Normal, mamá. Ya vámonos de aquí, por favor —quito la sábana de mi cuerpo y me pongo de pie.

Ella suspira pesadamente y asiente.

***

Llego a mi casa y me siento en el mueble suspirando. A mi cabeza llega la imagen de Ezequiel, también llegan a mi cabeza los proyectos que tengo que entregar en la universidad y decido trabajar en ellos. Específicamente en el de pintura. La profesora dijo que debíamos poner en práctica lo que ella nos ha enseñado y que mejor manera de hacerlo que dibujando un rostro humano haciendo uso de las sombras y el lápiz, tal y como ella nos enseñó.

Busco mis lienzos, el carboncillo y un lápiz especial para dibujo. El rostro de Ezequiel aparece nuevamente en mi cabeza y ya sé a quién dibujar. Comenzaré con lo básico, a ver qué tal me queda.

***

El timbre suena y voy a abrir, veo a Marina y esta se me tira encima.

—Dios mío, Claire, me tenías muy preocupada —dice abrazándome.

—Estoy bien, Marina —camino hacia mi cuarto y ella me acompaña—. Esta no es la hora de salida de la universidad —digo cuando estamos en mi cuarto.

—Salí antes porque necesitaba verte, me tenías con el Jesús en la boca, ¿cómo estás? —yo suspiro.

— Normal — respondo mirando hacia la ventana.

—Dime que pasa, Claire, tu hermano me dijo que estabas mal —dice mientras se cruza de brazos, yo vuelvo a suspirar.

—El tratamiento de pastillas que llevaba no funcionó. Ahora me someterán a uno más fuerte parecido a la quimioterapia —mi voz se corta.

Ella solo me abraza y siento que llora. No necesitamos las palabras en este momento, sé que ella siempre estará conmigo. Escucho mi celular sonar y me separo de Mariana para limpiar mis lágrimas, ella hace lo mismo; es un mensaje de Ezequiel. Tengo varios de él.

Ezequiel (Ayer) 7:30 a. m.

Buenos días, preciosa ♡, ¿cómo amaneciste, chica de ojos violeta?

Ezequiel (Ayer) 12:55 p. m.

Claire, ¿te gustaría salir a tomar un café y platicar un rato?

Ezequiel (Ayer) 6:03 p. m.

¿Ya no quieres hablar conmigo?

Ezequiel (Ayer) 9:00 p. m.

No me ignores, al menos respóndeme algo, Claire.

Ezequiel (hoy) 12:00 p. m.

Al parecer te olvidaste de mí, chica de ojos violetas, eso me tiene algo triste.

Pd: Si no es así responde mis mensajes, por favor :(

Los leo y mi corazón da un vuelco, Marina hace una mueca a mi lado y me incita a responderle, así que eso hago.

Yo 12:05 p. m.

Hola, Ezequiel, siento no haberte contestado. Ayer no estuve en casa y no llevé mi celular conmigo. No me he olvidado de ti, no podría, créeme. Y acepto el café, pero esta vez yo invito como disculpa por lo de los mensajes, ¿va?

—Al parecer Ezequiel si está interesado en ti, amiga —me dice subiendo y bajando las cejas.

Un gesto común en ella, yo me sonrojo.

—Tal vez —respondo.

—No me sorprendería si te pide ser su novia —alzo una ceja.

—¿No es muy rápido para eso? Nos acabamos de conocer —pregunto y ella me mira.

—El noviazgo es para terminar de conocerse, ¿no? —se encoge de hombros y la miro incrédula.

Se ríe por unos segundos y después se detiene para mirarme seria.

—¿Le vas a decir lo que te pasa? Lo del tumor y eso —hago una mueca.

—No lo sé, Marina, me da miedo que se aleje de mí por eso —le digo, ella frunce el ceño.

—No lo creo, si quieres tener algo con él deberías ser sincera —dice.

Recuerdo las palabras de Ezequiel "Me desagrada la mentira, el engaño. También me desagrada que me oculten cosas importantes”.

—Tienes razón, si acepta el café se lo voy a decir hoy —ella asiente y mi celular vibra.

Ezequiel 12:30 p.m.

Me alivia que no me hayas olvidado y está bien, tomemos el café, ¿paso por ti?

Yo 12:32 p. m.

Vale, ya te mando la dirección. Pasa por mí en una hora más o menos.

Ezequiel 12:35 p. m.

Estupendo, chica de ojos violetas. Nos vemos al rato, un beso ;) ♡

Marina me mira sonriendo.

—Ayúdame a arreglarme, debo verme espantosamente horrible —digo poniéndome de pie y ella se ríe.

—¿Te he dicho alguna vez que eres un poco exagerada? Bueno, aunque ahora tu exageración no está demás, si te ves horrible —se burla y le doy un almohadazo.

—Ya perdí la cuanta de las veces que me has dicho eso. Ya deja de burlarte de mi aspecto y ven a ayudarme, idiota —respondo y reímos juntas.

No sé qué haría sin mi mejor amiga.

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