My Last Sigh romance Capítulo 33

Nora me mira con tristeza y yo la abrazo.

—Perdón, es mi culpa que ahora tu hermano no quiera hablarte —ella niega.

—Tranquila. Él es un cabezota que no piensa antes de decir o reaccionar y termina haciendo todo mal —derramo una lágrima y la seco rápidamente.

—Me lastimó con lo que dijo allá adentro y encima, me engaña con esa tipa —digo con dolor y ella baja la mirada.

—Cuando está enojado y dolido reacciona así, hiriendo a la persona que le hizo daño. Esto seguramente es solo para lastimarte, y que te sientas como él. Pero te aseguro que está perdidamente enamorado de ti —seco las lágrimas que corren por mi rostro.

—Pues si quería lastimarme, lo hizo y dudo mucho que me ame. Porque si lo hiciera jamás me hubiera engañado con otra —siento un mareo y ella me ayuda a sostenerme en pie.

—Lo mejor será llevarte a casa —dice y yo asiento.

—Por favor —antes de irnos miro su puerta con dolor.

Dice que no le gusta el engaño y termina engañando a los demás.

Nos subimos al auto de Nora y cierro los ojos. Necesito pensar en qué haré ahora con mi vida de ahora en adelante. Regresar a la universidad no es una opción por mi estado. No tanto el hecho de estar embarazada, sino que es de alto riesgo y estando en la universidad no voy a estar tranquila, estaré en constante movimiento.

Aquí no voy a estar tranquila.

***

Voy en camino a la cita con la ginecóloga. Isaac decidió acompañarme y no me pude negar.

Llegamos a mi segundo hogar desde los 17 años y esperamos en la sala de espera a que me llamen.

"Claire Walker, acercarse a ginecología".

Se escucha en todo el hospital y nos ponemos de pie. Al entrar al consultorio, veo a la ginecóloga que conocí el otro día y le sonrío.

—Tomen asiento, por favor —señala unas sillas frente a ella y le hacemos caso.

—Buenas tardes, doctora —saluda mi hermano.

—Padres primerizos, imagino. Se ven muy jóvenes —dice e Isaac y yo la miro con horror.

—No, él no es el papá —me mira confundida.

—Soy su hermano —dice Isaac riéndose y lo miro sonriendo.

—Oh, disculpen —se sonroja la ginecóloga y de sus labios sale una leve carcajada.

—Descuide, no hay problema —respondo y ella asiente.

—No te haré las preguntas básicas porque Alejandro ya me puso al tanto de tu condición y el síndrome que padeces. Entiendo que no te dieras cuenta del embarazo —se pone unos lentes y mira unos papeles.

—Es cierto, confundí los síntomas con los del tumor y como no menstruo —me sonrojo porque está mi hermano y él me sonríe con confianza.

—Lo entiendo, por favor pasa a la camilla y acuéstate —me pongo de pie y mi hermano hace lo mismo—. Te haré una ecografía transvaginal, lo más seguro es que tu bebé esté muy pequeño y no se deje ver por una ecografía normal —asiento y ella me mira—. Entra a ese cuarto y cámbiate de ropa, más bien, quítate la parte de abajo y ponte esta bata, por favor.

Me entrega una bata azul y asiento. Hago lo que me pide y al salir me subo en la camilla, me pide que abra las piernas y eso hago. Isaac se mantiene a mi lado tomando mi mano. La doctora le pone un preservativo al transductor y me tenso cuando este entra en mí; comienza a moverlo y en la pantalla se muestran unas manchas.

—Tienes cuatro semanas de embarazo, al parecer el bebé está en perfecto estado, tiene el tamaño de un feto de su edad —dice mirando la pantalla, yo sonrío con ternura.

Me hubiera encantado que Ezequiel estuviera aquí.

Mi hermano acaricia mi mano y yo sonrío más abiertamente. La doctora hace una mueca y me asusto.

—¿Algo anda mal, doctora? —pregunto con miedo y ella sonríe negando.

—Al parecer hay otro tímido por aquí. Vas a tener dos bebes —abro los ojos con exageración, siento que estoy en shock—, y ambos están perfectamente bien, felicidades —dice y no hago más que sonreír.

Isaac besa mi cabeza y la doctora saca ese aparato de mi organismo. Cambio la bata y me pongo mi ropa. Ella me da algunas indicaciones y una foto de la ecografía donde salen mis dos bebés.

Miro la foto con mucha ilusión, estoy muy feliz. Al menos voy a traer vida a este mundo y no una, sino dos. Espero que la vida me alcance para ver crecer a mis bebés o al menos para traerlos al mundo.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: My Last Sigh