My Last Sigh romance Capítulo 42

Llegamos a la recepción de la boda y todo está muy bonito. La recepción es en la casa de la mamá de Ezequiel, en su patio trasero, que es gigante.

Todo va muy bien hasta ahora. Mi celular vibra.

—Ya vengo, mi amor —le informo, él asiente y beso su mejilla antes de irme.

Desbloqueo el celular y contesto la llamada.

—Hola.

—Claire, soy yo, Hazel —sonrío al escuchar su voz.

—Hola, hermana, ¿Cómo estás? ¿Cómo está Damián? —pregunto.

—Yo estoy bien, hoy me dan de alta, pero mi pequeñito se queda aquí. Afortunadamente está bien. Pero cuéntame, ¿cómo va tu boda?

—Que mal que Damián deba quedarse, pero es lo mejor para su salud. Mi boda fue genial, soy oficialmente la señora Harrison.

—Felicidades, Hermana, vas a ser muy feliz con Ezequiel, de eso no hay duda — me felicita.

Marina me hace un ademán para que vaya con ella.

—Hazel, debo irme, tengo que ir a bailar con mi esposo —le aviso.

—Vale, disfruta tu fiesta, bye —dice y cuelga.

Me acerco a las chicas y suena la canción con la que Ezequiel me pidió matrimonio, sonrío y me acerco a él. Comenzamos a bailar lentamente.

—Estás hermosa, no me canso de verte y decírtelo —lo miro a los ojos.

—Y tú, estás guapísimo, cariño —sonríe.

—Te amo y como dice la canción. Gracias por ser esa persona que estaba esperando, mi luz, mi fantasía. Gracias por llenar mi alma de paz y de armonía —me derrito de amor por él.

Beso sus labios.

—¿Estás bien, amor? ¿Pasa algo con los niños? —pregunta, le sonrío.

—Todo está bien, tranquilo —lo tranquilizo, este me mira dudoso, pero asiente.

—¡Hora de aventar el ramo! —grita Nora por el micrófono y yo me pongo en el centro de la pista.

Las chicas se ponen detrás y a la cuenta de tres lanzo el ramo, al voltearme el ramo lo tiene Nora y me rio. Ella se sonroja cuando Felipe le guiña el ojo. Después Ezequiel me sienta en una silla y me quita la liga. Va al centro de la pista con los hombres detrás de él y a la cuenta de tres la lanza. La liga la atrapa mi hermano y mira a Marina, ella a diferencia de su hermano rueda los ojos sonriendo divertida. El resto de la recepción es genial, se hace de noche y yo me cambio el vestido de novia por uno parecido, pero más corto y me pongo unas baletas plateadas.

Abrazo a mi mamá y a mi papá. Me despido de los demás y me voy con Ezequiel.

—¿A dónde vamos? Nunca me dijiste —pregunto mientras lo miro y él me mira divertido.

—Sorpresa —me guiña un ojo y yo ruedo los míos divertida.

Este hombre no cambia.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: My Last Sigh