No más palabras romance Capítulo 17

—Ella me da miedo, es muy celosa— asegura Sabrina antes de caminar frente al espejo y observarse.

—Sigues siendo perfecta, Sabrina— señala Harry sonriendo— ¿Sabes que te haría más perfecta? Que fueras e intercambiaras unas bellas palabras con Ryry.

—No va a suceder, que se joda. Me trato terrible cuando solo quise ser una buena amiga.

—Uhm...

— ¿Qué?

—Es solo que...—comienza Harry—tú tampoco fuiste de mucho tacto, prácticamente saltaste sobre la yugular de la chica con la que salía sin darle una completa explicación y luego de igual forma cuando él te trato terrible fuiste igual de grosera.

Sabrina finge que observa algo en su rostro frente al espejo, todos la observamos antes de que se dé la vuelta.

—Debo hablar con Ágatha sobre cierto tema que tocaremos hoy en el programa. Nos vemos, pesados.

Sale tarareando alguna canción sobre amigos entrometidos. Me río antes de observar a mis chicos.

—Rayan dijo algo muy parecido, pero la extraña. No lo dice, pero lo hace.

Está adaptado a siempre estar pendiente que Kevin no la vuelva un objeto sexual e o solo tenerla alrededor siendo dulce— indica Dexter—. Así que en vista de que esto ya tiene 20 días, convoco a una intervención.

— ¿Quién te dijo que tenías que hacer esa ridícula petición formal? —Cuestiona Joseph con una sonrisa burlona— ¿Cuándo y dónde vamos a encerrarlos?

—Puede ser el guardarropa de las chicas de acá, es amplio para que no se asfixie pero suficiente cerca para que hablen— sugiere Harry—. Me pido ser quien lleve a Rayan a la trampa.

—Evidentemente tú te encargas de Sabrina, Elisabeth. No puede ser hoy, sería sospechoso. Debemos esperar al menos unos 10 días en lo que todo resulte casual.

— ¡Vaya! Pero si Joseph habla como todo un mafioso— me burlo—. Cuenten conmigo. Ahora voy a revisar si llegó el invitado, tengo unas cosas que corregir y ¿Harry?

— ¿Si?

—Te ves ardiente así.

—Gracias amor mío.

Con una sonrisa salgo del camerino de Joseph, mi celular suena y sonrío al ver que se trata de Cristian.

—Hola, hombre ardiente.

— ¡Muñeca! Te echo de menos, lamento tenerte en el olvido. Recibí tu correo, esas fueron unas hermosas palabras para leer de un corazón frío.

—Me inspiré— recargo mi espalda de la pared—, pero muy seriamente estoy orgullosa de que consiguieras la serie. Va a ser todo un éxito.

—Gracias, preciosa. Tengo ciertos asuntos por Mérida, por lo que estoy viajando el jueves ¿Crees que podemos vernos el viernes?

—Nos vamos a tener sexo—me río.

—Calma tigresa, solo quiero verte y que nos divirtamos en plan amigos.

Extraño esa lengua afilada tuya, solo tú no me acaricias el ego.

—Puedo el viernes, cuando salga del programa.

—Paso por ti, ponte ropa interior muy sexy. Unas diminutas que...

—No vamos a tener sexo—río de nuevo.

—Lo sé, aun tienes resistencia luego del último encuentro, me toca esperar que enloquezcas de nuevo. Solo quiero tiempo con mi amiga.

—Nos vemos.

—Desde luego que sí, besos para mi muñeca.

—Lo mismo para ti Macho.

Río y alzo la vista encontrándome con la mirada de Rayan, me da una pequeña sonrisa antes de alzar sus manos.

—Haré de cuenta que no escuché nada. Ya una vez fui ciego, ahora seré sordo.

—Estás muy bien entrenado.

—Vale. Ahora será mejor que vayas a calmar a tu invitado, él está enloqueciendo.

— ¡Es su primera vez!

Prácticamente corro hacia el pequeño lugar donde siempre preparan a mis invitados. Sonrío cuando veo la cabellera rubia oscura de Brody Gallagher.

Su representante, una bonita pelirroja treintañera me extiende su mano antes de que pueda llegar hasta él.

—Un gusto conocerla señorita Cortés.

—Lo mismo digo...

—Camille Berry.

—Siempre es bueno ver a una mujer tan bonita como tú.

—Con eso te ganas un abrazo, Brody.

Me acerco y lo saludo con un pequeño abrazo. Tomo sus manos y noto que están bastante frías.

—No estés nervioso. Es una suerte que tu primera vez sea conmigo.

—Eso suena bastante interesante.

—No haré preguntas incómodas o muy personales, vamos a hacerlo sencillo. Sin embargo debido a que tienes a todas enloqueciendo no puedo no preguntarte si estás saliendo con alguien, así que estás advertido.

Piensa muy bien tu respuesta.

— ¿Eso será todo lo personal que preguntarás?

—Mi lista de preguntas debería ser eterna, pero entiendo que es tu primera vez y no quiero volverlo incómodo para ti. Tú solo relájate y se tú mismo.

—Puedo hacer eso. Gracias por esto Elisabeth.

—No tienes nada que agradecerme, bombón.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: No más palabras