Tal y como me temía, tuve algunos recuerdos que se convirtieron en pesadillas. Pobre Edson, no durmió mucho.
-¿Por qué le estás poniendo sal a tu café? – Preguntó Chase a la mañana siguiente mientras ambos intentábamos funcionar con una o dos horas de sueño.
-M****a.- Dijo Edson y luego fue a tirar su taza recién hecha por el lavabo.
-¿Puedo ir a la guardería hoy también? – Preguntó el cachorro con el tema de la sal olvidado.
-Claro. – Dije escondiendo una sonrisa en mi propia taza. - ¿Te diviertes mucho ahí?
-¡Si! El señor Héctor dijo que hoy podíamos aprender a escalar sin arnés. – Dio saltando en su silla. – Mandy dijo que también va a probar, entonces…
Se quedó callado de repente y comenzó a sonrojarse.
-De todas formas, uh… si, me gusta la guardería. ¿Mañana iremos a la escuela?
-Si, te llevaré como siempre. Entonces… ¿Qué decías sobre Mandy queriendo escalar una pared? – Dije meneando mis cejas juguetonamente.
-Nada. – Dijo demasiado rápido aparatando la vista.
-Estoy oliendo una clara evasión. – Dijo Edson volviendo con otra taza. - ¿Qué pasa cachorro?
-Nada.
-Ajá. – Dije estrechando mis ojos.
-Bueno cachorro, si necesitas un consejo sobre lobas….
-No se lo pidas a Edson.
-Uh… de acuerdo. He terminado de desayunar, ¿Podemos ir a la casa de Mandy?
Yo me encogí interiormente. Realmente no tenía ganas de ver a los padres de la loba.
-Te acompañaré. – Dijo Edson levantándose de la mesa y luego señalándome. – Te toca limpiar.
-No lo haré, mis manos aun están delicadas. – Dije parpadeando inocentemente.
Él rodó los ojos siguiendo a un emocionado Chase hacia la puerta.
-No te muevas de ahí entonces, mamá; tú y yo tenemos una agenda de adultos que cumplir hoy.
-¿Tenemos?
El bastardo ya había cerrado la puerta.
Suspiré porque no tenía ganas de ir a ningún lado, de hecho ni siquiera quería salir de la cama. Con ese pensamiento caminé de nuevo hasta la habitación de Edson.
-¿En serio? – Dijo una voz en la distancia.
Abrí un ojo y luego tapé mi cabeza para volver a dormir. ¿Qué hizo el bastardo explotador? Jalar mis piernas hasta tirarme de la cama.
-Te dije que teníamos cosas que hacer. – Dijo divertido mientras yo trataba de desenredarme de las cobijas. – Deja de lloriquear, teníamos que estar patrullando el sector siete desde hace cinco minutos.
-¿Y yo por qué? – Pregunté lanzándole el primer zapato que vi hacia su cabeza.
Lo esquivó, jodidos reflejos de lobo.
-Porque tengo a mis guardias ocupados en otras cosas. – Dijo dando pequeños aplausos. – Te doy un minuto para salir de aquí conmigo o esconderé las galletas.
En diez segundos llegué a la puerta principal.
Caminamos en un agradable silencio hasta los límites del sector siete, o más precisamente, el bosque detrás de la Casa de la Manada.
-No sé por qué me has traído. – Dije con un gran bostezo. – Me defiendo razonablemente bien con mis manos y piernas, pero sin mi bastón, no podría ser tan rápida para deshacerme de algún intruso.
-Lo sé. – Dijo haciendo un gesto para quitarle importancia. – El Alfa me ha pedido que investigue el sector para poner algunas cámaras por aquí. No te traje para que patees traseros.
-Una lástima. Como que me había empezado a gustar ser temida. -Dije medio en broma. – Lo que me recuerda, ya es “mañana” ¿Sabes? Tengo algunas preguntas que, francamente, he estado atrasando.
-Soy consciente. – Dijo investigando algunos árboles. – Antes que nada quisiera hacerte una pregunta.
-Dispara. – Dije pateando una pequeña piedra hasta la base de un árbol caído.
Subí mi mirada y vi un pequeño hueco en el árbol cercano. – Mira, si ese no es el nido de alguna ardilla o lo que sea, podría ser perfecto para una cámara.
-Entonces, ¿Los Alfas pueden tener más de una pareja? – Pregunté curiosa.
-No funciona así. – Dijo divertido. – Nuestra especie es monógama, como bien sabes, y esto no cambia solo por ser Alfa. Lo que trato de decir es que un lobo que no tenía la función dentro de la manada de ser nuestro líder, tendrá una pareja que complementaría su rol; al tomar el puesto mediante un duelo y que se transfiera el Comando Alfa, tendrá una nueva compañera que pueda cumplir el rol de Luna.
-¿Qué pasa con la primer pareja?
-Algunas lo entienden y rechazan a su compañero por el bien de la manada. Otras no se lo toman tan bien y buscan a la nueva compañera para matarla. Otras fuerzan su camino para seguir a su compañero y, si tienen la habilidad suficiente, serán aceptadas por la manada. Otras simplemente mueren. – Dijo con voz grave.
Vaya, esa deidad suya jode seriamente vidas.
-¿Y el macho simplemente acepta este cambio de pareja? – Pregunté omitiendo mis pensamientos.
No era mi cultura o mis costumbres, así que no ofendería sus tradiciones con mis comentarios.
-No retarían a un duelo al Alfa si no fueran conscientes de este hecho. – Dijo Edson apretando los puños. – A veces un lobo no solo codicia el poder, sino que también es atraído por la posibilidad de tener una compañera… mejor.
Guardamos silencio otro par de metros. Estaba perdida en mis pensamientos; por alguna razón me preguntaba vagamente si Clarissa había sido designada como la “mejor pareja para el puesto” o si solo a Bastián le bastó un vistazo a su cuerpo para elegirla. Ciertamente, no creía que fuera digna para nada.
-Hay ocasiones en las que Nuestra Gran Madre une nuestros destinos con alguna pareja humana y esto no es la excepción con los Alfas. – Dijo deteniéndose y mirando hacia el cielo. – Si una pareja lobo es difícil de encontrar, una pareja humana lo es millones de veces más debido a que hay un montón de ustedes por el mundo. Tenemos la creencia de que si no encontramos a nuestra pareja entre los lobos sin manadas o entre las manadas es porque seguramente nuestra pareja es humana. Así que vamos a algunas ciudades con la esperanza de sentir u oler a nuestra pareja.
Yo me detuve a su lado y no miré en ninguna dirección en particular. Sabía que me estaba contando todo esto por algo, pero estaba demasiado nerviosa como para preguntar directamente.
-Mi pareja es humana, Rose. – Dijo suavemente sin mirarme y yo le presté toda mi atención. – La encontré de casualidad cuando tuve que salir con el grupo de lobos que reabastecen el supermercado local. En un minuto estaba rogando al cielo por paciencia para tratar con los humanos codiciosos y al siguiente mi pareja pasaba a mi lado de la mano de un pequeño de uno o dos años. La seguí con la mirada hasta que un par de metros más adelante se detuvo un auto; observé a un humano salir de él e ir directo hacia mi pareja para besarla.
Yo toqué suavemente el brazo de Edson para darle un poco de consuelo. Nos quedamos así un par de minutos hasta que él suspiró.
-Eso fue hace un par de años. - Dijo volviendo a sacar el mapa y marcando otro lugar. – Supongo que soy uno de los pocos lobos que retarían a un duelo al Alfa local solo para que se me asigne otra compañera que, de preferencia, no me rompa el corazón.
-Edson…
-Lo que nos trae de vuelta al tema principal. – Dijo dándome algunas palmaditas en la cabeza antes de seguir caminando. – Las Lunas humanas no son comunes, pero si han existido a lo largo de nuestra historia. Los Alfas la tienen más sencillo para encontrar a esta pareja humana, ¿Sabes por qué?
Yo negué con la cabeza.
-Porque Nuestra Gran Madre hace a estas humanas especiales. – Dijo con una sonrisa maliciosa. – No les otorga poderes ni nada por el estilo, es solo que modifica un poco sus destinos para que puedan encontrarse con su pareja. Además, conforme se van acercando a la edad adulta, su olor las delata para que cualquier lobo pueda reconocerlas por lo que son: Lunas.
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