¡Papá compró una mamá psicóloga! romance Capítulo 18

Lizbeth

—Toma esto y transcríbelo muchacha.

Tomo en mis manos las seis carpetas que me entrega el supuesto médico de Lucas, el pequeño niño sentado en el sofá rosa de la sala del doctor juguetea con sus manos mientras evita mirarme directamente.

—Señor, yo no estoy aquí para…

—Estás aquí para lo que yo diga muchacha — me corta — ahora, tengo bastante en mi plato como para también tener que supervisar que atiendas a algún paciente — mira a Lucas — Lucas, ven aquí.

El niño baja del mueble con rostro de total negación, me mantengo en silencio porque no es buena idea desobedecer al jefe en el primer día. Me siento en el escritorio junto a la puerta de la oficina. Abro la primera carpeta antes de tomar algunas de las hojas depositadas en dicha mesa y mis ojos se van sin remedio hacia el escritorio donde mi nuevo hijo está sentado con el doctor.

—¿Qué tal si me cuentas que hiciste desde la última consulta? — comienza a interrogarlo el doctor — ¿Pasó algo bueno?

—Conseguí una mamá para mi hermana — suelta el niño — ¿Es eso bueno, verdad?

—Si… — dice incrédulo — ¿Y qué tal tu mamá anterior?

Abro mis ojos ante esa deliberadamente directa pregunta, el niño, frente a él, se vuelve completamente mudo al instante y el médico anota algo en su libreta. Carraspea antes de tomar otra hoja en blanco.

—¿Quieres hacer un dibujo de la última vez que viste a tu mamá de verdad? — el niño comienza a temblar ligeramente — ¿Qué tal si intentas recordar que le gustaba?, podremos mostrárselo a tu papá para…

—¡Noooooooooo!

El niño sentado en la silla cae completamente paralizado al suelo, puedo ver su pequeño cuerpo encogerse sobre sí mismo mientras el imprudente médico que definitivamente no es tan bueno como se supone se queda completamente quieto en su silla.

—¡Qué está haciendo!

Grito corriendo hasta el pequeño, tomo al niño tembloroso que llora en absoluto silencio entre mis brazos y es solo entonces cuando ese hombre que es mi jefe , se mueve de su asiento.

—¿Qué cree usted que está haciendo? — me acusa — ¡cómo se atreve a interferir en mi terapia!

—¿Terapia? — niego — acaso no ve lo que ha hecho, qué tiempo lleva usted atendiendo a Lucas.

—¿Lucas? — me dice — cómo sabe usted el nombre de mi paciente y quien se cree para acusarme de no saber tratarlo, soy un psicólogo de más de treinta años de experiencia, sé perfectamente lo que estoy haciendo.

—¡No me parece! — grito y el niño en mis brazos deja salir un gemido mientras esconde su rostro en mi pecho — no me parece que sepa lo que está haciendo porque si lo sabe estoy segura de que eso sería negligente.

El pequeño comienza a llorar otra vez. Beso, su frente sentándolo en mi regazo una vez me siento en el banco e intento no correr hacia el maldito médico que ha ocasionado esto. También me enfado con el padre de Lucas, como puede dejar al niño con alguien como ese hombre.

Por mucha experiencia que tengas no puedes tratar a un niño de esta forma y estoy segura de que el pequeño no necesita ninguna terapia de choque. Me digo a mí misma que debo checar el diagnóstico real de Lucas. Espero que el pequeño se calme antes de tratar de persuadirlo para ir conmigo dentro de la consulta una vez más.

El médico ahí me mira con rabia, pero cuando le pido quedarse en silencio con un gesto de la cabeza él accede a mantenerse en silencio. Dejo a Lucas en el escritorio infantil a la derecha en la consulta médica.

Tomo algunos marcadores y hojas antes de dejarlos donde mi hijo está sentado. Le pido al médico caminar conmigo hacia la sala de espera. El médico me sigue con sus brazos cruzados, dispuesto a ir contra mí.

—¿Acaso piensa decir algo más? — dice con enfado — usted no sabe el problema en que acaba de meterse por interferir con mi consulta.

—Lo último que quiero es tener problemas con usted, profesor — trato de ser amable — pero el niño estaba…

—El niño es mi paciente, no se equivoque señorita — gruñe — esta la dejaré pasar, pero no quiero una próxima vez o usted no obtendrá las notas que necesita para acabar su carrera.

Regresa sobre sus pasos hacia la oficina y cubro mi rostro con una mano, sintiéndome furiosa, me digo que solo necesito hablar con el padre de Lucas sobre esta situación o lo que pienso del método terapéutico de este doctor que cuestiono realmente si quiere ayudar al niño o solo empeorar su trastorno.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Papá compró una mamá psicóloga!