¡Papá compró una mamá psicóloga! romance Capítulo 29

Lucas

Me despierto alrededor de las seis de la tarde, la mujer dormida a mi lado se mueve en sueños y observo durante un segundo su preciosa espalda, ella se voltea premiándome con la dulce expresión de su rostro desperezado y bajo de la cama después de dejar un pequeño beso en su mejilla.

Bajo hacia la cocina para preparar alguna cosa, me ocupo de mi gato antes de sentarme en el sofá esperando a que la cena que encargué llegue porque después de pensarlo bien prefiero que alguien más haga la cena por los dos. Veo la tele durante aproximadamente treinta minutos, la cena que pedí llega justo entonces y preparo la mesa antes de subir una vez más a la habitación.

Mi chica sigue dormida, pero necesita comer, así que me acerco a ella con delicadeza y acaricio sus cabellos hasta que sus ojos se abren, brillantes, mirándome con esa dulzura que sigue calando hondo en mi corazón.

Ella parpadea varias veces antes de cubrir su rostro con la sábana, no sin antes dejarme ver el sonrojo que tiñe sus mejillas. Sonrío antes de alejar la manta de ella. Su cabello despeinado se mueve cuando trata de cubrir su rostro con la palma de sus manos.

—No deberías estar avergonzada, he visto todo — me burlo — : soy tu ginecólogo.

Ella jadea, se hunde un poco más en la sabana y esto solo me hace sonreír mucho más aparto, la manta con prisas, ella chilla cuando la acorralo entre mis brazos y la beso con ese mismo deseo que ella hace arder dentro de mí con solo mirarla.

Me recuerdo que debemos comer, que hay muchas cosas que hacer y hablar ahora que nos hemos involucrado de un modo que no debimos. Levanto a la mujer desnuda en mi cama para cubrirla con uno de los albornoces del baño. Ella se deja llevar hasta la parte baja del departamento y cuando la dejo de pie frente a la mesa ella me observa incrédula.

—Cenemos, hablemos un poco y después podemos volver a la cama.

Ella siente, busco el zumo que preparé porque ella no puede beber en su estado. Ella me sonríe, pero puedo ver el deseo en su mirada cuando mueve sus ojos a la comida. Pico una porción de mi carne para extenderlo hasta Beatriz. Ella me mira con una pequeña sonrisa antes de probarlas.

—¿Está buena?

La chica, frente a mí asiente, come el primer bocado de su plato y por primera vez me siento emocionado de ver a una chica comer tan vorazmente, aunque debo admitir que es la primera vez que ceno medio desnudo en mi casa con alguien más.

—No estoy muy segura de lo que pasó ayer en la noche, así que quiero saber por qué llegaste llorando, te escuché llorar.

—Oh, no quiero hablar de eso, realmente.

Extiendo mi mano hasta ella, tomo la mano libre que tiene sobre la mesa y beso, la obligo a mirarme porque realmente necesito saber qué fue lo que sucedió realmente.

—Oh, tengo varias cosas que hacer en la repostería, pero me encantaría.

—Podemos ir después del trabajo, también tengo trabajo que adelantar en la clínica.

—Ben, entonces me encantaría, escuche a tu madre decir que vive en una montaña — ella suena emocionada — : nunca he subido a una montaña, las excursiones de mi colegio eran todas a una iglesia que quedaba en medio de un descampado.

—Pues iremos mañana a la montaña — decido — ; podemos cenar ahí, Lucía tiene un porche bastante bonito.

—¿De verdad? — asiento — : Incluso tiene un manantial cerca de casa — tomo su mano — ; te haré vivir muchas priemras veces Beatriz, lo prometo.

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