Lucas
Después de dejar a la chica embarazada que ha aceptado hacerse pasar por mi novia frente al departamento de mi hermana, miro la hora. Conduzco en silencio hacia la carretera que aleja a la ciudad de las montañas más cercanas.
Mi auto se mueve de prisa hasta donde la carretera comienza a hacerse rugosa y cuando llego al punto donde simplemente ya no hay carretera me detengo. Bajo del coche cerrando la puerta con prisas. Camino hacia la verja de madera cerrada que se interpone en el camino y después de abrir dicha puerta solo dejo el auto a unos metros de esta.
Respiro hondo antes de quitarme la corbata, la lanzo al interior del auto desde la ventanilla antes de desabotonar mi camisa y caminar directamente por el sendero que lleva hacia la única casa por los alrededores, el camino es demasiado largo, demasiado empinado y sobre todo demasiado molesto.
Comprendo que mi hermana quiera soledad, pero esto es simplemente espantoso para conseguir y ella ni siquiera tiene un auto. Después de una ardua caminata de veinte minutos, llego al fin a la cima de la montaña. La meseta plana donde rodeado de un bonito jardín y árboles está la casa de campo que papá le regaló a mi hermana después de que terminará su universidad.
Escucho un ladrido venir de la casa, sonrío antes de cuidarme de no pisar ninguna de las flores que hay aquí. Los ladridos se hacen más fuertes cuando golpeo su puerta. Escucho los pasos apresurados de alguien venir hasta esta y lo primero que veo es esa bendita escopeta de casa que siempre me recibe antes que el perro o su dueña.
—Soy yo Lulu — respiro — ¿Un día vas a dispararme?
—¡Lucas!
Mi hermana deja el rifle a un lado, se lanza en mis brazos y me besa con fuerza en la mejilla. Cargo a mi hermana con cariño mientras su perro odioso sigue ladrándome. Después de abrazar a la segunda persona que más adoro en esta vida, la dejo una vez más sobre su suelo de madera.
Welly me gruñe, miro al delgado perro hijo de aquel que nuestro abuelo nos regaló cuando éramos pequeños. Este no me quiere, no le agrado y la verdad tampoco me gusta mucho él, aunque su trabajo de cuidar a mi hermana lo hace perfectamente, así que por eso lo acepto.
—Welly, ve a la cocina — le indica mi hermana antes de mirarme — ¿Qué haces aquí a esta hora?
Suspiro, paso junto a Lucia para sentarme en su rústico sofá e intento ignorar el montón de libros y revistas de arte que abarrotan la mesa de café. Lucia se sienta a mi lado, me doy cuenta de que está más delgada que la última vez, pero lo último que necesito ahora es discutir con mi hermana sobre si está comiendo bien o no.
—¿Quieres comer algo?
—Realmente no — le digo — en realidad quiero hablarte de algo Lulu, pero necesito que tengas tu mente completamente abierta.
—¿Tienes un novio?
—¿Qué? — niego — infiernos no, porque todos piensan lo mismo, no soy gay.
—Entonces que es esa basura de abrir la mente.
—No hables feo — le regaño — ahora escúchame hasta el final.
—¿Por qué yo?
—Porque eres mi hermanito y no quiero que papá siga gastando dinero en mí.
—Ah, por eso debo pagar yo verdad.
—voy a ayudarte Luc, no seas egoísta.
—Bien — respondo — te pagaré la reforma y todo lo que quieras, pero debes ir a cenar cuando te diga.
—¡Genial! — dice besando mi mejilla — cuéntame más sobre esa chica, que tan encantadora es como para que le propusieras algo tan loco como mentirle a mami cuando sabes que ella no cree casi nada — me recuerda — tiene un detector de mentiras, gracias a ti.
—Tú también mentías Lulu — le recuerdo — más seguido que yo y siempre terminaba cubriéndote tus historias, incluso aquella vez cuando trataste de dormir con ese antiguo profesor tuyo que te dio la confianza de hablar.
—No hables de eso, sabes que fue un terrible error que no pienso repetir y prometiste no hacerlo otra vez.
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