Político busca niñera romance Capítulo 4

Narra Demian.

Terminé la llamada, para luego dejar salir un suspiro.

—Aquí vamos de nuevo. Otra catástrofe de niñera, y esta parecía ser tan prometedora según su currículo—dije en voz alta para mi solo.

—Buenos días jefe—saludó Marcela ingresado poco después a mi oficina ofreciéndome el café de la mañana.

—Gracias—agradecí mientras lo tomaba.

—¿Cómo le fue a la nueva niñera?— preguntó.

Puse los ojos en blanco.

—No preguntes. Fue una Pesadilla —respondí para luego suspirar mientras levantaba el teléfono—.Estoy llamando a la agencia para solicitar a alguien más—comente mientras esperaba que atendieran mi llamada. Tenia una visión de la nueva niñera con su camisón de seda blanca fuera de mi habitación esta mañana. No era ligero y sin embargo, podía ver cada curva, la forma en que colgaba sobre sus duros pezones, su piel blanca como la nieve, sus grandes ojos azules y labios rojos me excitaron. Inhalé profundamente, ya que deseaba follarla como a las demás niñeras que habían estado en mi casa. Necesitaba en ese momento beber vino tinto y masturbarme con su imágen en mí mente o por lo menos esperar a que fuera fin de semana para follarme a la mujer que yo quisiera en mí casa de relajación. Sentí que mi polla se había endurecido en ese instante al pensar en eso.

—Hola, Agencia Fuentes ¿ En le puedo ayudar ?— respondió la recepcionista interrumpiendo mis pensamientos.

—Hola, soy Demian White.

—¿Como esta señor White ¿En qué puedo ayudarlo?

—Bien—respondí a la primera pregunta—. Mi nueva niñera llegó ayer—comente.

—Si— contestó, escuche como si estuviera hojeando algunos papeles—. Es Amanda Smith ¿Cierto?

—Si correcto, no creo que vaya a funcionar ¿Puede arreglar algunas entrevistas para que encuentre a alguien más por favor?—pronuncie.

Ella guardó silencio por un momento.

—Realmente sentimos que la señorita Smith no funcionará, pero si le da una nueva oportunidad podría cambiar de opinión—me dijo para convencerme.

—Hablare después, necesito pensarlo—le dije realmente molesto.

—Gracias, señor White—dijo ella colgado la llamada.

Marcela me observaba con algo de nerviosismo. Mis ojos se encontraron con los de ella y exhalé pesadamente.

—¿Por qué no me mencionaste que había firmado un nuevo contrato de trabajo para la nueva niñera?—pregunte.

—Si lo hice señor, hasta se lo repetí dos veces y asintió con la cabeza—se defendió ella.

Rayos, no recuerdo eso. Quizás estaba pensando en otras cosas cuando me lo dijo. Dejé el tema por los momentos hasta ahí. Le pedí a Marcela que me dejara solo. Ahora debía pensar que hacer con la nueva niñera.

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