Con cuidado de que nadie me vea, salgo de su oficina aun con el pecho pesado, no entiendo nada, ¿Por qué Rohan tendría todo eso guardado en una caja en su oficina?
Entiendo lo de Adriana, incluso yo investigaría para ver si mi novio estuviera loco o no, pero, ¿Un accidente que pasó hace seis años?
¿Acaso desconfiaba de mí y por eso lo investigo todo sobre mi? ¿O utilizará eso para chantajearme el día que ya no me quiera a su lado?
Entro a la cocina con la intención de alejar este tema con comida, pero para mi sorpresa y desgracia, no veo a nadie preparando algo delicioso.
En realidad, no hay nadie. No me queda de otra que tomar una manzana de la encimera y subir a mi habitación.
Recuerdo que mi hermoso y perfecto amigo me guardó una bocina y audífonos en mi maleta de emergencias. Es buen momento para relajarme con música y de paso, decido marcarle.
Cuando entro a mi habitación, me pongo los audífonos y le marco a Christopher, se que en México ya debe de ser algo tarde, pero aun así se que me contestara.
─Buenas noches hermosura de mujer ─la voz de Chris suena del otro lado del teléfono, y la idea de que me está halagando es rara─. Y antes de que te lleves el crédito de mis halagos, te aclaro que le hablo a la bebé.
─Pues mira, es un hermoso y pequeño hombrecito y no una mujer ─le aclaro mis suposiciones ya que siempre voy a revisión, pero nunca he querido saber que se encuentra en mi vientre.
─Tu no sabes así que calla mujer ─me contesta indignado─. Bueno creo que tenemos mucho de qué hablar, no sabes todo lo que ha pasado en estas semanas que no estas.
─Que semanas ni que nada, ya llevo meses aquí y es insoportable, solo espero irme de esta casa del horror, tu no sabes lo que es vivir con un estúpido palo tetudo.
─No exageres, no debe ser tan malo.
─Es como estar en la casa de una bruja.
Salgo de mi habitación para empezar a caminar por toda la casa que misteriosamente sigue sola, es extraño, pero me da igual.
─Tamara, es tu oportunidad de estar con Rohan, debes de admitir que te gusta.
─Es una reverenda mentira, es un idiota, ¿Quien en su sano juicio tiene novia y embaraza a otra? Además de que no me deja salir a ningún lado.
─Pues como lo describes es mas que un idiota, pero tu no sabes lo que pasa por su mente, no sabes si realmente quiere estar con Adriana o si te embarazo con un propósito a su beneficio, solo aprovecha la oportunidad.
─¿Por qué me dices que no se lo que pasa por su mente? ¿Acaso tu si sabes? ¿O es que Rohan y Matteo son igual de idiotas?
─Ya ni recuerdes ese tema ─su voz se vuelve triste.
─Al parecer crearemos un grupo de idiotas, ¿Ahora qué fue lo que te hizo?
─En realidad, él no hizo nada, fui yo.
Veo como algunos guardias pasan corriendo en la planta de abajo, otros por los pasillos, pero ninguno cerca de mi, creo mejor saldré de aquí, no quiero estorbarles en su búsqueda de no se que.
No se mucho sobre él y su hermana, solo lo normal, se llamaba Cristal, era su hermana melliza, siempre tuvo una obsesión con Matteo, se suicidó y lo demás es historia de otro cuento.
Pero ahora, Chris no puede con la culpa. Nunca me gustó meterme mucho en este tema, pues no quiero herir a Christopher al decirle que su hermana estaba loca.
─Hablando de otra cosa, ¿Qué pasó con tu calentura extrema? ─no se si agradecer o pegarle por cambiar de tema.
─No tienes ni idea de lo que pasó ─niego mentalmente al recordar la estupidez de ayer.
─Estoy seguro que fuiste con Rohan o él fue a la habitación y tu lo besaste, pero te rechazo y le rogaste, al final acepto y tuvieron sexo felizmente, Fin.
─Maldito ¿Cómo supiste? ─exclamó─. Pero ese no fue el fin, además, ¿A quién se le ocurre ponerme tentaciones? Si no hubiera ido a mi habitación, nada hubiera pasado.
─¿Y qué esperabas? Es un jodido magnate árabe.
─No me entiendes, él era como una rebana de pastel, cuando te la ponen frente a ti es inevitable no probarla. Empiezas lento y disfrutas, saboreas todo y tratas de tomar pequeñas raciones, pero al final te la terminas comiendo lo más rápido que puedes porque es simplemente inevitable.
─¡Ay por dios! ¡Eres una asquerosa! Ahora ya no podré comer pastel ─escuchar sus quejas provocan una gran carcajada por parte mía.
El precioso idiota me colgó, ni siquiera me dejo quejar del estúpido, o contarle lo que paso después.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Prisionera De Un Magnate
Me gustó mucho la historia, un poco diferente a las demás. Pero me hubiera gustado poder leer un poquito más, darle unas letras a la felicidad de descubrir que ya recuerda...