Rohan
Estoy muy ansioso, nunca imaginé que me casaría, y mucho menos con aquella niña a la cual salve, a los dieciocho me imagine mi vida planeada con otra mujer, y mírame ahora, parado en un altar esperando a otra mujer totalmente distinta.
No estoy seguro de lo que voy a hacer, ella no merece pasar toda su vida conmigo, ella merece ser feliz y hasta hace algunos días, pensé que era el hombre perfecto y que la haría feliz, pero ahora, justo ahora no estoy seguro de nada.
No me puedo perdonar que pasara eso, todo iba tan bien para que pasara eso, justamente a dos días de nuestra boda tuve que cometer la peor estupidez del mundo, lo peor es que no recuerdo qué fue lo que pasó.
Escucho como el coro de la iglesia empieza a tocar y cantar, entonces inmediatamente mi vista se posa en ella, Tamara está al inicio del altar con un hermoso vestido blanco, es un vestido que realza su hermosa figura, que la hace ver elegante y perfecta.
Empieza un camino que aunque parezca eterno, realmente es demasiado corto, y cuando la veo con una sonrisa en su rostro, solo me hace sentir mucho más culpable y aunque es el peor momento para tomar una decisión, lo debo hacer.
Tan solo si no hubiera hecho caso a Agustín y amigos de Tamara, nada de eso hubiera pasado.
Flashback
No sé en qué momento decidí aceptar esta locura de tener una despedida de soltero en un antro con los amigos de Tamara, la mejor despedida de soltero que pude tener fue la que pasamos la noche anterior y esta mañana, Tamara debería disfrutar su soltería falsa conmigo ya que estamos casados ante la ley.
No me agrada pasar tiempo lejos de Tamara, ella es mi todo junto a mis pequeños hermosos, se supone que hoy estaríamos pasando una noche en familia, cancele un viaje exactamente para que pudiéramos disfrutar en familia y cuando llegue de la oficina me dan la sorpresa de que tendremos despedida de solteros.
Lo único bueno de todo esto es que Tamara está en el mismo antro que yo, me negué a que estuviera en otro, la diferencia es que ella está abajo y yo arriba, un lugar más tranquilo.
Ya llevo aproximadamente tres horas aquí, y pues aunque todos estén en el mismo espacio que yo, después de tanto alcohol que tomamos, Ruben están con una dama de compañía en sus piernas a un lado mío, y por si fuera poco, frente a mi tengo a la pareja más inesperada pero mas gay del mundo, Agustín no se que le dio, pero ahora se está literalmente comiendo a Christopher, muy pocas veces he visto que Agustín explore su bisexualidad, pero que lo esté haciendo con Christopher, es el doble de sorprendente, sin duda tengo que tener pruebas de esto, no lo podrán negar.
Saco mi teléfono y me doy cuenta que tengo varias llamadas perdidas de un número desconocido así que no le tomo importancia, tomó varias fotos e incluso un vídeo, a no ser que quieran que esto circule entre el grupo que tenemos, me tendrán que hacer varios favores.
─Estaba a nada de hacer lo mismo, bien pensado ─dice Tadeo que al igual que yo, está sentado simplemente disfrutando de su vaso con alcohol.
Los dos seguimos mirando a la parejita de la noche, esto es absurdo ya que no estoy disfrutando ni un jodido segundo en este lugar, pero si Tamara lo hace, lo puedo soportar.
Llega un momento donde necesito ir al sanitario así que me levanto y Tadeo me acompaña, es necesario si queremos seguir bebiendo ya que tenemos prohibido hacer otra cosa.
No duramos mucho en el baño y cuando salimos, me dirijo al balcón para ver si de casualidad veo a Tamara y la verdad nunca pensé que si la vería, pero lo peor del asunto es que está bailando en un maldito tubo.
Cuando la vi, casi me da un infarto, ¡No puedo creer que esté bailando tan sensual para tantos hombres, es imperdonable! ¡Al diablo con nuestra despedida de solteros! ¡Yo me la llevo a casa!
Me acerco a mi mesa y veo varios tragos servidos en la mesa, no se en que momento los volvieron a llenar si todos están en sus mundos teniendo casi sexo, supongo que fue Tristan, como sea, yo me los tomo todos de un trago, pero al momento de incorporarme, me mareo, a decir verdad me mareo mucho.
No se que es lo que me esta pasando, de la nada me siento como dormido y estúpido, ya no recuerdo que iba a hacer antes. Trato de moverme, pero me siento muy torpe, no se que es lo que está pasando, no entiendo por qué de la nada me siento así.
Decido sentarme ya que realmente siento como si me fuera a desmayar, aún no entiendo nada, no tome tanto alcohol para sentirme así, ¿me habrá hecho daño?
No se cuanto pasa pero siento que fue como un rayo de luz, el problema es que cuando vi la hora, mínimo había pasado hora y media de cuando me empecé a sentir mal, ¿realmente pasó tanto tiempo o ya empecé a alucinar?
─Rohan... Rohan ─escucho voces a lo lejos, no se quien me está hablando, creo que mejor me voy.
Me levanto como puedo, y empiezo a bajar las escaleras, no se como lo logro ya todo se ve borroso pero logró llegar a la puerta, siento que me siguen hablando pero no logro distinguir quién es.
Una ves salgo, el aire golpea mi rostro y mi mente se pone en negro…
***
Me remuevo de la cama en la que me encuentro, no recuerdo nada de lo que pasó la noche anterior, ni se en donde estoy, pero mi cabeza duele mucho más de lo que debería, conozco mis límites y ayer no bebí tanto para que me duela la cabeza a tal grado.
Me levanto y siento un cuerpo a un lado de mi, supongo que es Tamara, aunque a decir verdad, no recuerdo en que momento llegue a casa y mucho menos a que hora llego ella, a decir verdad mi último recuerdo es ver a Tamara bailando en un tubo.
Me levanto un poco quitando los brazos de Tamara a un lado, me siento en la orilla de la cama y me tallo los ojos para mejorar mi vista de alguna manera, pero al abrirlos, veo que esta no es mi habitación, ni siquiera es una de mi casa.
¡¿En dónde carajos estamos?!
Debido a que no recordaba nada y necesitaba una explicación diferente, lo primero que hice fue hacerme un análisis de sangre, pero me lo entregaron tres días después, demasiado tarde para mi gusto.
Ese mismo día tome la decisión de que me casaría, no podía permitir que Tamara me dejara, ella debía estar de mi lado, le diría después, no se, estaba siendo egoísta, pero no me imagino estar sin ella, ella es todo para mi y realmente la amo demasiado como para dejarla ir, seria un estúpido si le dijera y alejara de mi lado, pero un idiota si no le confiezo la verdad hasta después de la boda.
Estaba teniendo una crisis por segunda vez en el día, ¿Qué debo hacer? Siento que mi cabeza explotará, siento que todo a mi alrededor da vueltas perdiendo la visión de todos, realmente me siento sofocado, pero como todas las veces que lo pensé, lo mejor sería casarme, ¿O no?
La voz del sacerdote llama mi atención, al parecer estuve toda la misa como un zombie, estaba tan sumergido en mis pensamientos que no me di cuenta que el padre me hablaba, yo se que es lo que preguntará, pero también siento que sea cual sea mi respuesta, quedare destruido.
─Señor Rohan Nahel Khattab, ¿Acepta a la señorita Tamara Guerrero Alba con su futura esposa, amarla y respetarla, en la salud y en la enfermedad, en las buenas y en las malas, en la pobreza y el la riqueza, por todos los días de tu vida?
El padre me pregunta y entonces todo me empieza a girar, me estoy mareando y siento que en cualquier momento puedo caer, no puedo respirar y siento que cualquier respuesta que dé, será mi fin.
─Señor Rohan, ¿acepta contraer matrimonio con Tamara ante dios nuestro señor?
Siento la delicada mano de Tamara moverme, y cuando volteo a verla me doy cuenta de algo, en realidad de todo, ella se merece alguien mejor que yo, ella merece ser feliz con un hombre que realmente la pueda respetar, ella no se puede casar conmigo, no puedo permitir que se case con una persona que la engaño, no puedo.
─No padre, no me puedo casar con Tamara ─al momento de decir esas palabras, realmente siento como mi mundo cae abajo, siento que me arrepentiré toda mi vida, pero por alguna extraña razón, me siento aliviado.
Mi mirada se posa en Tamara, ella está pasmada, no se mueve, se que millones de cosas están pasando en su interior, se que esta quedando igual o más destruida que yo, después de todo, fui yo el que planeo todo, fui yo el que la obligó a estar a mi lado por dos años, fui yo el que la enamoró y ahora, ahora solo le digo que no, la respuesta que nunca en mi vida pensé decirle a Tamara, lo estaba haciendo ahora mismo ante todos en el altar.
Siento que ya no puedo estar aquí, siento que si me quedo aquí, solo lograre sentirme mucho más culpable y terminare matándome, si me quedo aquí, es como mi muerte asegurada.
La miró por última vez y mi corazón se derrumba, las lágrimas ya empezaron a bajar por su rostro, por su pequeño y delicado rostro. Yo me acerco y con mis dedos, me encargo de limpiarlas, me encargo de que ella quede igual de perfecta.
─Lo siento, yo... no puedo hacerte esto ─dicho eso, empiezo a bajar del altar y caminar hacia la salida, todos están viendo la escena, todos quedaron igual de sorprendidos que Tamara, a diferencia de que ellos continuaran con su vida y Tamara no, ella llorará aunque le pida que no lo haga.
No camino con orgullo, no estoy para nada orgulloso de lo que acabo de hacer, estoy destruido, mucho más destruido que cuando Cassandra me dijo que me odiaba, o de cuando me entere que mi padre incluso fue capaz de matar al pequeño bebé que tendría con ella, sin embargo, he madurado, se que llorar aquí frente a todos y mostrar que estoy destruido, solo hará que me todos se confundan y digan que soy un hipócrita de mierda.
Prefiero que todos me odien a que sientan lástima, lo que acabo de hacer es mi fin, pero no me arrepiento, todo por la felicidad de Tamara.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Prisionera De Un Magnate
Me gustó mucho la historia, un poco diferente a las demás. Pero me hubiera gustado poder leer un poquito más, darle unas letras a la felicidad de descubrir que ya recuerda...