PROMETIDA AL NACER (COMPLETA) romance Capítulo 3

- ¿me puedes explicar mejor? no te entiendo nada.

-ahora no, te explicare cuando lleguemos- suspiro, este hombre me sacaba de mis casillas, primero me dice eso y luego no me explica.

Me vuelvo a quedar callada y sigo pensando en la que creía que era mi familia, en el fondo los quiero, que será de Evans cuando se entere, le dirá la verdad o le inventara algo.

********

De repente siento un roce en mi brazo y abro los ojos, creo que me he quedado dormida.

-señorita despierte- oigo que alguien me dice.

Salgo del coche y no me puedo creer quien está justo enfrente de mí. Es el hombre que estuvo en mi casa buscándome.

- ¿Qué haces tú aquí? - le pregunte asustada.

-trabajo aquí señorita, soy Lucio el mayordomo del señor Damián- me quede asombrada, ahora lo entiendo todo, como no me encontró vino Damián en persona a buscarme.

-no voy a hacerle daño, nadie va hacérselo, puede estar tranquila- me tranquilice un poco al oír eso, este hombre no me daba confianza pero estaré alerta.

-acompáñeme-me dijo y empecé a caminar hasta la entrada.

Era una casa enorme con sus jardines bien cuidados y muy limpio, todo era muy hermoso.

Cuando llegamos a la puerta principal entramos y había una inmensa escalera de mármol, a los costados había dos puertas grandes, todo estaba decorado con buen gusto.

Cuando estábamos subiendo la gran escalera veo a una chica rubia mirándome muy extraño y de repente vino hacia mí a una velocidad que no era normal, se abalanzo sobre mí y lo que parecían colmillos salen de su boca pero antes de que pudiera morderme alguien la aparto de mí.

-Lucio llévatela de aquí- le dijo Damián.

Yo en un intento de ponerme de pie resbale y caigo por las escaleras o eso me parecía porque sentí como unos brazos me rodeaban para evitar que cayera.

- ¿estás bien? - me pregunta.

Creo que podría perderme en su mirada, esos ojos tan misteriosos.

-eh... sí estoy bien, gracias- le contesto y creo que me he puesto roja, estábamos tan cerca el uno del otro que notaba su aliento en mi cara.

-vamos te acompaño a tu habitación- me dice soltándome.

Antes de continuar subiendo le pregunto...

- ¿Quién era esa chica? -

-es mi hermana- me quedo en silencio.

Llegamos a lo que sería mi habitación y cuando me iba a girar para preguntarle porque la hermana me atacó ya no estaba, me había dejado sola así que me resigne y me quede observando la habitación.

Era muy amplia con una cama grande, un baño y un balcón que daba al hermoso jardín. Puse la maleta en la cama y empecé a sacar la ropa que tenía, fui hacia el armario y no pude creer lo que había.

Estaba lleno de muchos vestidos y zapatos que en mi vida habría soñado tener, metí la ropa en un cajón que estaba vacío y eso era todo.

Decidí darme un baño lo necesitaba estoy muy tensa, abrí la puerta y empecé a desnudarme, me metí en la bañera, se sentía tan bien todos mis músculos se relajaron poco a poco pero no podía quitarme la imagen de esa chica intentando morderme.

Luego de salir del baño tocaron la puerta.

-adelante-

-buenas noches señorita, gusta en bajar a cenar o prefiere hacerlo aquí- me pregunto Lucio.

No tarde mucho en responder...

-prefiero aquí, si no es molestia- el asiente y se marcha.

Mientras viene Lucio con la cena reviso mejor la habitación y encuentro una pequeña estantería con libros muy antiguos, agarro uno y empiezo a leerlo.

A los cinco minutos vuelven a tocar la puerta.

-pase Lucio- digo sin quitar la vista del libro.

-aquí le dejo la cena, espero que la disfrute- me dice y oigo como la puerta se cierra.

La cena tiene muy buena pinta y seguro que me sentara muy bien algo caliente.

********

Voy hacia el cuarto de mi hermana para hablar con ella, toco la puerta y un adelante se escucha de adentro.

-Rose... ¿por qué hiciste eso? -

- lo siento hermano yo... todavía no lo controlo, lo siento mucho- me contesto muy apenada.

-shh tranquila, todo está bien, no le hiciste nada así que tranquilízate- me acerco a ella y la abrazo.

- ¿Quién es ella tu mascota o algo así? -

-ella es... alguien especial pero no es mi mascota-

-porque la trajiste y no me dijiste nada-me dice apartando un mechón de pelo de su cara.

-ella debe estar aquí conmigo y no te dije nada porque todo pasó muy rápido y ni siquiera me acorde de avisarte- ella suspira.

-descansa un poco te hará bien, hasta mañana-me levanto y voy hacia la puerta.

-hasta mañana- me dice y veo que aparta la mirada.

Está molesta pero no queda de otra que aguantarse, voy hacia mi habitación no sin antes llamar a Mery que venga para alimentarme de ella.

Mery es la cocinera, es una mujer de mediana edad y lleva muchos años conmigo siempre me alimento de ella, me gusta sentir la sangre caliente y como ella fue la que se ofreció en un principio pues no hay problema.

A la mañana siguiente...

De repente siento como un olor a tortitas inunda mis fosas nasales y sin abrir los ojos sonrío y pienso que mi hermano Evans se las va a comer todas, abro los ojos y vuelvo a la realidad, imágenes inundan mi mente y sé que no estoy en casa ni que mi hermano tampoco está y un sollozo se me escapa.

Me levanto de la cama y voy hacia el baño a ducharme, necesito que el agua se lleve mis lágrimas.

Cuando salgo del baño enroscada en una toalla y miro hacia la cama encuentro a Damián mirándome con picardía.

- ¿Qué haces aquí? -le pregunto tapándome todo lo que la toalla me permite.

-Esta es mi casa y puedo estar donde quiera, aunque me gustaría estar en un sitio mejor-

Veo como se levanta de la cama y yo retrocedo y cuando intento entrar al baño lo tengo delante de mí mirándome muy fijo.

De repente me agarra por la cintura y pega mi cuerpo al suyo, yo sigo sin soltar la toalla, veo como su mirada se desliza hacia mis labios y antes de que pueda pensar algo sus labios chocan con los míos.

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