Al día siguiente….
Mi manada está esperándome en la salida de la casa de Damián, les he dicho que ahora vuelvo, tengo que hacer algo importante para mí, voy hacia el jardín y ahí está la persona que estoy buscando, está debajo de un árbol, parece pensativa, no se ha percatado de mi presencia hasta que sin querer piso una hoja y me mira con sus preciosos ojos.
Se levanta al verme y se pone nerviosa, lo sé porque me he dado cuenta que se toca el pelo mucho, así que he descubierto una manía de ella y me encanta.
-Hola- le digo y me acerco a ella.
-Hola- responde, suspiro.
-bueno, he venido para despedirme de ti personalmente, sé que he sido una molestia para ti todos estos días pero ya puedes estar tranquila, en cambio para mí ha sido un placer conocerte y agradezco a tu hermano el haberme dejado vivir aquí por un tiempo, antes de irme quiero hacer algo- ella se tensa y eso me gusta- quizás me odies por esto pero no puedo irme sin hacerlo- le digo y antes de que reaccione la agarro por el brazo atrayéndola hacia mí, ella me mira nerviosa y bajo la cabeza hasta que nuestras frentes chocan, está inmóvil, ni siquiera se mueve, solo me mira, sonrío y la apego más a mí.
Poco a poco acerco mis labios a los suyos, nuestros alientos chocan y pongo mi boca contra la suya, deseaba hacer eso desde el día en la cabaña, deseaba tanto probar estos labios que saben a miel, muevo mis labios contra los de ella pero se queda quieta pero por poco tiempo, empieza a seguirme en mis movimientos y un gemido sordo se le escapa, me quedaría así toda mi vida saboreando estos labios tan suaves y dulces, el beso sigue y cada vez se hace mas profundo, mi lengua pide permiso para entrar en su boca y al segundo estamos en una guerra de lenguas, hacía ya tiempo que no me sentía así, se me había olvidado esta sensación de no querer separarme nunca pero por falta de oxígeno nuestras bocas se separan, los dos respiramos con dificultad.
Rose me mira con las pupilas dilatadas, tiene los labios hinchados y rojos por el beso, quizás me arrepienta de haberlo hecho pero lo volvería a hacer una y otra vez más.
-adiós Rose- le digo y ella sigue sin decir una palabra, giro sobre mis pasos para irme y voy hacia donde mi manada está esperándome.
********
No puedo ir tras él aunque mi cuerpo pida lo contrario, está mal, todavía está reciente lo de Héctor y no puedo hacer eso, tampoco puedo negar que el beso me ha gustado porque mis labios no querían que ese beso se terminara nunca pero mi mente dice otra cosa y me he quedado aquí parada mientras él se alejaba de mí, he sentido frío en cuanto se ha separado, me sentía tan bien entre sus brazos fuertes y acogedores que ahora estoy helada.
Me sorprende la voz de mi sobrino llamándome.
-Tía, ¿en qué piensas?- me pregunta, lo miro e intento sonreír pero no puedo, siento pena.
-¿tú también estás triste verdad?, la voy a echar de menos- dice apenado, me imagino que se refiere a la hija de Carlos, no conozco a la chica pero la he visto un par de veces con Jhon.
-vamos a comer helado- le digo para animarlo y para animarme yo también, juntos entramos en la casa.
Ha pasado un mes desde que Carlos se fue de esta casa, todos los días pienso en el, no puedo olvidar aquel beso, todavía siento sus labios sobre los míos, hoy es un día especial, es el cumpleaños de Danira.
Mi hermano para celebrarlo ha decidido ir a un sitio, quiere que estemos todos juntos hoy, bajo al salón donde todos deben estar esperándome.
-ya estoy lista- digo cuando llego, todos están confundidos porque no sabemos dónde nos llevara mi hermano.
Salimos de la casa y nos montamos en el coche.
-felicidades cuñada, toma- le digo entregándole una pequeña caja.
-gracias, no hacía falta Rose- dice abriéndola, en ella hay un colgante con dos manos entrelazadas, simboliza la amistad y eso es para mí ella, mi mejor amiga y mi mejor cuñada.
-gracias de nuevo- dice dándome un abrazo, sonrío.
Llevamos una hora de camino y me pregunto a dónde vamos, los niños van durmiendo y creo que yo voy a hacer lo mismo.
-Rose, despierta, ya hemos llegado- dice mi cuñada, abro los ojos y miro hacia la ventanilla.
-no era mi intención, solo quería jugar- me dice y me salpica agua a mi también.
-¿pero qué haces aquí?- pregunto.
-bueno vine por mi hija, ella me dijo que quería ir a la playa porque nunca la he llevado y se me ocurrió que este sitio es muy tranquilo, por eso vinimos, ¿y tú que haces aquí?- me pregunta él.
-es el cumpleaños de mi cuñada, mi hermano nos trajo, ¿Cómo sabias que estaba aquí?- el me mira.
-tengo buen olfato recuerdas, además estaba paseando por la playa y vi una chica hermosa meterse en el mar, me acerque y vi que eras tú, el resto ya lo sabes- dice saliéndose del mar.
No puedo creerlo, parece obra del destino, que casualidad más grande.
-¿cómo has estado?- me pregunta y cambia un poco la cara.
-bien… supongo- si supiera que he estado pensando en él desde entonces.
-¿Y tú?- le pregunto igual.
-bueno, voy tirando, me alegro de verte- me dice y parece que se va, no quiero que se vaya.
-espera, no te vayas- le digo con esfuerzo, el se gira y me mira expectante.
-desde ese día… he estado pensando en ti, en ese beso que nos dimos…no puedo borrarte de mi cabeza, no quiero que te vayas sin saber lo que siento por ti, has sido paciente conmigo, has soportado que te rechace y has tenido que aguantar mis insultos, siento mucho todo eso, me he dado cuenta que las personas van y vienen pero las que realmente importan se quedan y tú te quedaste cuando estaba mal con Héctor, también me rescataste del cazador y te estaré eternamente agradecida, con todo esto quiero decirte que estoy enamorada de ti y no quiero estar sin ti- dije con lágrimas que caían por mis mejillas.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: PROMETIDA AL NACER (COMPLETA)